Sánchez, “persona del año”, para L’Espresso, descubre en Italia un asilo imprevisto

Histórico semanario

El semanario progresista lo elogia como un ejemplo político y económico en Europa, y los italianos lo colocan justo después del Papa.

La portada del semanal italiano L'Espresso

La portada del semanal italiano L'Espresso

LVE

Italia, bajo el liderazgo de Giorgia Meloni, se presenta como un inesperado santuario para Pedro Sánchez. Si el presidente del Gobierno deseara un respiro de las controversias y la incesante agitación política en Madrid, podría considerar una estancia en el país vecino. De acuerdo con una encuesta realizada por Censis, una destacada firma de estudios de opinión pública, Sánchez figura como el mandatario extranjero más apreciado por los ciudadanos italianos, obteniendo un 44,9% de aprobación. Únicamente el Papa León XIV lo supera con un 60,7%, mientras que Donald Trump cuenta con el respaldo del 16% de los encuestados.

Una impresión que también se observa en los puntos de venta de periódicos italianos: Sánchez es la “persona del año”, de acuerdo con la publicación L’Espresso. Su imagen ocupa una página completa, similar a la revista Time, en la cubierta del emblemático semanario de tendencia progresista, establecido en 1955, el cual también presenta una extensa conversación. Esta distinción no es un hecho aislado. La corriente de izquierda en Italia, que carece de figuras internacionales de referencia, considera al dirigente socialista un ejemplo tanto por sus iniciativas sociales como por su postura en el ámbito geopolítico, especialmente en lo referente a Oriente Medio. La aspiración por el denominado “papa extranjero” es algo recurrente entre los sectores progresistas.

Un rol que en su momento ocupó también José Luis Rodríguez Zapatero, idealizado por sus cambios en derechos sociales, al punto de que la película Viva Zapatero! De la cineasta Sabina Guzzanti fue dedicada a él. Ahora es el turno de Sánchez.

Los progresistas

Sánchez es el "papa extranjero" de la izquierda italiana, al igual que lo fue Zapatero.

The comparison between the government led by the ultra-conservative Giorgia Meloni and that of Madrid has become a frequent topic among opposition party leaders, to the extent that it has provoked a reaction from The Italian right and its media outlets, which have begun to criticize the Spanish leader. Prime Minister Giorgia Meloni herself, who has very cool relations with him, has been compelled to criticize Madrid for its international decisions: first for recognizing the State of Palestine, which Italy deemed premature and counterproductive, and then for Spain's refusal to increase military spending to 5% of GDP at the recent NATO summit in The Hague. In contrast, the secretary of the Democratic Party (centre-left), Elly Schlein, highlights her close relationship with Sánchez, presenting him as a viable alternative that blends progressive policies with economic growth.

Emilio Carelli, director de L’Espresso and a former member of the Five Star Movement in parliament, offers this explanation for the decision: “Hay un dato innegable: mientras muchas economías europeas se estancan, la española sigue creciendo. En 2023 el PIB aumentó un 2,7%; en 2024, un 3,5%; y en 2025 —según las estimaciones ya casi definitivas de la Comisión Europea— cerrará con un +2,9%. Son cifras que no se ven en ninguna otra gran economía de la Unión, sobre todo si se comparan con el ‘cero coma’ de Italia y Alemania”. Carelli also discusses “un plebiscito de los lectores” on the weekly publication's website, noting their increasing fascination with the policies of the Spanish progressive government and its European role. “Ha quedado confirmado —añade— que la figura del primer ministro ibérico también interpela a nuestro país”.

Las razones se detallan de la siguiente manera: “Sánchez ha sido una voz clara frente a las derivas musculares de la política global: ha rechazado los ultimátums de Donald Trump, que exigía un aumento al 5% del gasto de la OTAN; ha librado una batalla por los derechos digitales, obligando a Meta a responder por las violaciones de la privacidad; ha sido uno de los primeros líderes en definir como ‘genocidio’ lo ocurrido en Gaza, rompiendo relaciones con el Gobierno de Netanyahu y pidiendo a Europa que reconsidere el acuerdo de cooperación con Tel Aviv”. En resumen, concluye Carelli, “Pedro Sánchez no aparece solo como un líder capaz: es un punto de referencia en una Europa perdida entre miedos y aplazamientos”.

Durante la conversación en La Moncloa, Sánchez revisa los éxitos de su administración, sin hacer hincapié en las controversias y las indagaciones que rodean al Gabinete y al Partido Socialista, y esquiva la confrontación directa con Giorgia Meloni. El “papa extranjero” se percibe a gusto en Roma.

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