Un brindis con cava el 16 de junio del 2023 selló un acuerdo destinado a impedir que Silvia Orriols asumiera la alcaldía de Ripoll después de las elecciones municipales. Esto ponía fin a semanas de críticas y negociaciones para impedir que Aliança Catalana obtuviera la primera magistratura municipal. Sin embargo, pocas horas después, el pacto se desmoronó debido a intereses de partido y la falta de previsión ante la determinación de Orriols de permanecer y prosperar. El “no aguantará ni seis meses” resultó ser un presagio imprudente y erróneo. Actualmente, además de la alcaldía, cuenta con dos escaños en el Parlament y encuestas que la colocan en una posición destacada en el panorama electoral catalán. Ayer abrió sede en Barcelona, “territorio hostil”.
Orriols estrena sede en Barcelona
Orriols is no longer the looming threat, but has established himself as a highly competitive political opponent. The containment measures devised in the previous legislative period against Vox are unsuitable for institutional coexistence with ultra-independentism. The commitment to the anti-fascist pact, intended to isolate Vox and Aliança in the Parliament, was employed as an electoral tool to target direct rivals at the ballot box and subsequently to criticize Junts' alleged lukewarm stance against Orriols' threat. The post-convergence party abstained on an initiative by Aliança, and the citizen monitoring committee for the pact halted proceedings after a meeting where signatories failed to reach an agreement. Since February, neither the committee nor the parties have convened to assess their strategy. The WhatsApp group has remained inactive for ten months. “Ha sido un fracaso”, the pact's proponents conclude.
PSC, ERC, Junts, los comunes y la CUP se habían comprometido, entre otros puntos, a “no normalizar ni legitimar la acción política de formaciones de extrema derecha”, pero las prioridades políticas de cada formación han evidenciado la ineficacia del acuerdo. Ante la ausencia de un líder de la oposición por determinación de Junts, Salvador Illa ha intensificado el enfrentamiento directo con la dirigente de Aliança en los plenos de control, presentándola como el adversario a vencer. Ninguna de sus propuestas ha tenido éxito, su retórica es xenófoba y antimusulmana, carece de soluciones y se une a Vox en temas como la inmigración o la seguridad. La soberanía nacional queda en segundo plano frente a la coalición de extrema derecha.
La OTAN ya no representa una amenaza inminente, y las alianzas y coaliciones formadas para oponerse al fascismo no han tenido éxito.
El órgano rector del Parlament tampoco halla la manera de frenar las declaraciones de odio de Vox y Aliança sin potenciar su narrativa de victimización. Orriols ha participado en 344 intervenciones en la cámara autonómica, y la presidencia le ha cortado en poco más de seis ocasiones. El micrófono se desactiva de forma automática durante las interpelaciones al president, pero la difusión generalizada de grabaciones en las plataformas digitales magnifica una información errónea.
Las legislaturas previas que se propusieron erradicar los discursos xenófobos ya no mantienen esa postura. La libertad de expresión prevalece como norma legal. Esta es la contestación del exmagistrado del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Josep Casadevall, a la pregunta del Parlament. Por consiguiente, se imita el método de asambleas como la de Baden-Württemberg, la cual estableció un comité especial para intervenir tras la objeción de un representante. En este momento, el Parlament tiene cuatro asuntos en espera de decisión relacionados con la infracción del código de conducta de los diputados; dos de ellos fueron presentados por Vox y Aliança. En octubre, se aprobó la creación de una comisión de estudio sobre el fascismo, el racismo y los discursos de odio con el fin de hallar maneras de combatirlos. Dicha comisión aún no ha iniciado sus labores.
En febrero, se presentó una nueva oportunidad para destituir a Orriols como alcalde de Ripoll, luego de que los presupuestos locales fueran desestimados. Sin embargo, no se logró un consenso para una moción de censura. La comunicación entre Oriol Junqueras y Carles Puigdemont no concluyó en un acuerdo. La atención se centra ahora en Junts, que parece ser el más perjudicado por el fenómeno Orriols. La lealtad de sus votantes tiende a ser baja en épocas de baja actividad electoral, y se observa una considerable transferencia de votos hacia Aliança. El crecimiento de la extrema derecha es una fuente de inquietud y atención para ERC. Junts aspira a ocupar el centro político, mientras que Junqueras compite con Illa para liderar la oposición a la ultraderecha. Los votos obtenidos por Orriols imposibilitan la renovación de una mayoría independentista, y toda la extrema derecha representa una amenaza en la zona metropolitana de Barcelona para el entorno de calma que Illa ha buscado restaurar este año.
