Nadie podría acusar a Pilar de falta de honestidad. En su último vídeo, publicado en TikTok, ha desmontado la dinámica que se repite cada verano cuando intenta jugar a las palas con su pareja. Lejos de enfadarse o buscar culpables, ha optado por retratar la situación con humor y una escena grabada que deja todo bastante claro. El contraste entre lo que hace ella y lo que hace su novio al intentar compartir ese rato en la playa habla por sí solo.
Gran desigualdad
Pilar prefiere reírse de la intensidad antes que discutir
En las imágenes, él se entrega con una energía que no deja lugar a dudas. Corre, salta, se estira y hasta se tira al suelo para salvar cada golpe. Se toma el juego como si estuviera en una final profesional, sin perder de vista la pelota ni un segundo.
En cambio, Pilar permanece de pie, quieta, sin mover los pies del sitio y limitándose a recibir la bola sin demasiado esfuerzo. No hay carreras, ni giros, ni intentos por llegar a los golpes más lejanos. Si la pelota se cae, no pasa nada. No hay ningún tipo de competitividad en su forma de jugar. Y esa diferencia de implicación acaba marcando el ritmo del vídeo.
Para explicar por qué esa escena es tan habitual cuando van juntos a la playa, Pilar ha resumido la situación en una frase que aparece escrita sobre las imágenes, mientras se muestra cómo su novio salta por los aires para devolver la pelota: “Sigo sin entender por qué nunca quiere jugar conmigo”. Lo que se ve, sin necesidad de más explicaciones, refuerza esa ironía con una dosis clara de autocrítica.
El montaje ha funcionado. No solo por lo que muestra, sino porque muchas personas se han sentido reflejadas en esa disparidad de niveles dentro de actividades aparentemente inofensivas. Quienes lo han visto han reaccionado con comentarios en los que reconocen haber vivido lo mismo, aunque en situaciones distintas, desde partidos de cartas hasta intentos de baile en pareja.

