“Dejar el carrito de la compra en su sitio o dejarlo tirado en el parking tiene una correlación directa con tu nivel de madurez y responsabilidad”, según esta teoría psicológica

Respeto

Mientras devolver el carrito exige un esfuerzo breve y sencillo, dejarlo cerca del coche prioriza la conveniencia individual sobre el beneficio común

Mujer haciendo la compra en un supermercado

Mujer haciendo la compra en un supermercado

EDENRED / Europa Press

A veces, en los aparcamientos de los supermercados, se ve cómo un carrito queda abandonado junto a una plaza vacía o encajado contra un bordillo. No falta espacio en las zonas de recogida, pero la pereza o las prisas pueden más que el gesto de llevarlo de vuelta. Esa costumbre, que para algunos pasa inadvertida, ha llevado a formular teorías que van más allá de un simple hábito de compra.

En una charla difundida en redes, dos personas comentan lo que llaman “la teoría del carrito”, basada en la idea de que devolverlo o dejarlo tirado refleja el nivel de responsabilidad y madurez de cada uno. Una de ellas explica que “nadie te obliga a devolver el carrito” y que “no hay ningún tipo de recompensa por devolverlo”. Según expone, esa combinación de factores convierte el gesto en un reflejo del compromiso personal con el bien común.

Teoría

La comodidad personal compite con la idea de contribuir al bienestar colectivo

En la conversación, se apunta que devolverlo implica invertir tiempo y esfuerzo, aunque sea mínimo, mientras que dejarlo donde se descargan las bolsas prioriza la comodidad individual. “Si devuelves el carrito, tienes mucha más conciencia por el bien común”, afirma uno de los interlocutores. El otro coincide y convienen que hacerlo lleva “menos de un minuto”, pero que algunos optan por ahorrárselo.

La teoría no se apoya en normas escritas ni en beneficios directos, sino en la interpretación del acto como un indicador del respeto hacia los demás. “Tus acciones te describen como persona”, señala uno de los participantes, insistiendo en que pequeños gestos pueden tener consecuencias, aunque no afecten de forma inmediata a quien los realiza.

La conversación concluye con una invitación a fijarse en cómo tratan los carritos otras personas en el parking. Un buen ejemplo, según la cuenta ElPiscoleo, de que “dejar el carrito de la compra en su sitio o dejarlo tirado en el parking tiene una correlación directa con tu nivel de madurez y responsabilidad”.

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En el fondo, la idea sugiere que esos pocos metros que separan el maletero de la zona de recogida pueden contar más de lo que parece sobre el sentido colectivo de cada uno. Y, por lo visto, para algunos es una distancia que tienen una gran importancia. 

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