Tarragona, ciudad para vivir historias

Especial Semana Santa

La Semana Santa y la primavera son una época ideal para redescubrir la Tarragona más genuina

El icónico anfiteatro de Tarraco

El icónico anfiteatro de Tarraco

Tarragona Turisme / Rafael López Monné

Todas las ciudades tienen su historia. Pero Tarragona es mucho más porque forma parte de la Historia, con mayúsculas. Es una ciudad con más de 2.000 años de historia en la que convive la huella romana del conjunto arqueológico de Tarraco, declarado Patrimonio de la Humanidad, con la vida cotidiana de esta localidad amable y tranquila. Los restos de Tarraco son un testimonio excepcional de la arquitectura y el urbanismo, ya que lo que hoy conocemos como Part Alta, con su organización en tres terrazas, sirvió de modelo para la urbanización de otras ciudades capitales de provincia del occidente romano.

Más allá del icónico anfiteatro junto al mar, la majestuosa catedral o las fachadas modernistas de la Rambla Nova son testigo de cómo la historia se funde con la Tarragona actual, convirtiendo la ciudad en un auténtico museo al aire libre.

Además, playas y calas tranquilas, gastronomía marinera con personalidad propia, tradiciones muy vivas y un patrimonio histórico que le ha valido ser una de las quince ciudades Patrimonio de la Humanidad de España y la única de Catalunya con este reconocimiento, son los ingredientes que hacen de Tarragona la escapada ideal todo el año. De hecho, ahora justo se cumplen 25 años desde que la UNESCO decidió que el conjunto arqueológico de Tarraco merecía ser Patrimonio de la Humanidad. En este sentido, la ciudad ha preparado cientos de actividades culturales y de divulgación para todo tipo de público. La agenda del 25 aniversario se puede consultar en la página web tarragonaturisme.cat.

La tradición de la Semana Santa

Durante la Semana Santa, tradición y espiritualidad conviven en la ciudad, unas celebraciones que la mayoría de tarraconenses viven intensamente, al margen de sus creencias religiosas. Si la Part Alta, el centro histórico de Tarragona, ya exhibe encanto durante el resto del año, los días de Semana Santa la convierten en un espacio de devoción prácticamente mágico, en el que la oscuridad, el sonido de los Armats y la estética de los pasos (algunos de artistas tan destacados como Josep Maria Jujol), resultan hipnóticos. El Domingo de Ramos comienzan a celebrarse los diversos viacrucis que organizan las cofradías, hermandades y gremios que forman parte de la Agrupació d’Associacions de Setmana Santa de Tarragona.

Pero, sin duda, la más importante de todas las manifestaciones que se llevan a cabo durante estos días es la Processó del Sant Enterrament de Divendres Sant. Antes de la salida, los Armats recogen iglesia por iglesia cada uno de los elementos, uno de los actos más típicos. Actualmente, más de 4.000 personas se agrupan en 13 gremios, cofradías y congregaciones portantes de 20 misterios en esta procesión. Los pasos van precedidos por los armados que rompen el silencio con el sonido de sus timbales. Esta procesión es considerada como una de las más importantes del Mediterráneo.

La Semana Santa en Tarragona está declarada por la Generalitat como Festa Local d’Interès Turístic y la Processó del Sant Enterrament de Divendres Sant, como Element Patrimonial d’Interès Nacional

La Semana Santa en Tarragona está declarada por la Generalitat como Festa Local d’Interès Turístic y la Processó del Sant Enterrament de Divendres Sant, como Element Patrimonial d’Interès Nacional

Jordi Granero

Fue declarada Element Patrimonial d’Interès Nacional por la Generalitat de Catalunya y todo el conjunto de la Semana Santa de Tarragona es también Festa Local d’Interès Turístic.

Ciudad de mar

Otro rasgo singular de Tarragona es la posibilidad de disfrutar de parajes y playas naturales en la propia ciudad. Diez playas de arena fina y calas familiares a lo largo de quince kilómetros de costa escasamente urbanizada y sin masificaciones, invitan a disfrutar todo el año de maravillosos paisajes como las recónditas Cala Fonda o Cala Jovera, auténticos paraísos mediterráneos; el exuberante Bosc de la Marquesa o el castillo medieval de Tamarit a pie de playa.

La red señalizada de Camins de Tarragona se ha convertido en una verdadera red viaria dulce con caminos adecuados para pasear, caminar, montar en bicicleta, a caballo y relacionarse con los paisajes, los horizontes y el patrimonio de los alrededores. Se han señalizado 75 km de estos caminos y se han recuperado sus nombres tradicionales. Algunos son viejos caminos reales que conectaban pueblos, otros llevaban a masías y partidas y otros -como el camino de la costa o camino de ronda- servían para vigilar los peligros que llegaban del mar y el contrabando.

La iglesia de Sant Pere Apòstol, en el barrio del Serrallo

La iglesia de Sant Pere Apòstol, en el barrio del Serrallo

Tarragona Turisme / Rafael López Monné

Aparte, el Serrallo, el puerto y el museo del Port de Tarragona son paradas imprescindibles para conocer la tradición pesquera, gastronómica y portuaria de la ciudad.

Para completar esta escapada genuina no puedes perderte el Mercat Central, y es que, por sí solo, las características de su imponente edificio ya justifican una visita. El mercado se erige en un espacio donde no sólo se puede ir de compras, sino también a degustar, aprender y contagiarse del latido de la ciudad. Lo forman puestos de productos de calidad y de proximidad, siempre de temporada, y con la sabiduría que transmiten los paradistas, muchos de ellos con una historia de generaciones detrás de sus mostradores. Además, se puede encontrar un amplio espacio para sentarse a tomar un café, una copa o una buena comida rodeados por la belleza de su arquitectura modernista.

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