Fuentesal Arenillas desembarca en Barcelona con una gran exposición en la Fabra i Coats

Artes

La pareja inaugura la temporada del centro de Sant Andreu con ‘Lalirio’, un conjunto de obras que permite acercarse a su práctica artística a la vez que dialoga con la arquitectura y memoria industrial del edificio

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Fuentesal Arenillas, la pareja artística formada por Julia y Pablo, fotografiados al lado de 'Carrusel' en la Fabra i Coats

Nacho Vera

Lalirio es una errante, una flor de un solo día, un estado de ánimo, un desplazamiento, un grito, un contar”. Son las palabras escogidas por el dúo Fuentesal Arenillas para explicar la exposición con la que desembarcan en Barcelona. Un conjunto de obras que, como la flor del lirio de mar, han sido arrastradas y aunadas en la Fabra i Coats, constituyendo una aproximación amplia a la práctica artística de la pareja, a la vez que dialogan con la arquitectura y con la memoria textil e industrial de este edificio de Sant Andreu.

Fuentesal Arenillas son los apellidos respectivos del tándem formado por Julia (Huelva, 1986) y Pablo (Cádiz, 1989). En su obra, en la que trabajan con materiales como el textil, la escayola o la madera, las fábulas, la memoria y los gestos cotidianos de su tierra natal tienen un papel esencial. Un catálogo de símbolos y referencias, narrativas, relatos e historias que se entrelazan y se entrecruzan, que van y vuelven, que se repiten a la vez que cambian.

La exposición se divide en dos niveles y está formada por tres instalaciones: ‘Carrusel’, ‘Caracolas’ e ‘Imaginaria’

Con Lalirio presentan en Barcelona una muestra del trabajo cultivado durante 12 años de fructífera trayectoria –acaban de llegar de São Paulo, donde han participado en el proyecto Fidalga, han hecho residencia en la Academia Española en Roma y han recibido premios como el Arco 2024 o el Generaciones 2023 de La Casa Encendida–, inaugurando la temporada y la nueva etapa de la Fabra Centre d’Art Contemporani, dirigido por Claudia Elies, que también comisaría la muestra, desde el pasado mes de mayo.

La exposición se divide en dos niveles. En la planta baja se despliega Carrusel , presentada en el centro Condeduque de Madrid en el 2024 yque se articula alrededor de la acumulación de piezas textiles que ahora se encuentran entre pilares y cristaleras, conviviendo con las marcas que señalan dónde se encontraban las antiguas máquinas de la Fabra.

En la primera planta se encuentra la instalación Caracolas

En la primera planta se encuentra la instalación Caracolas

Nacho Vera

Faldas, chaquetas y pantalones colgados de dos barras que atraviesan la sala, que en realidad no son ni faldas, ni chaquetas ni pantalones. Son las cartas que durante casi dos años Fuentesal y Arenillas mandaron a la artista Itziar Okariz (San Sebastián, 1965), respondiendo al deseo de acercarse a ella y encontrar otras maneras de comunicarse desde lo físico: la intimidad de la escritura con la performatividad de la escultura.

Las 300 prendas allí expuestas son el resultado de una relación epistolar que generó una huella material que, apilada y agrupada, da lugar a configuraciones inesperadas. La pareja creó y mandó desde sus talleres en Cádiz y Madrid al estudio de Okariz en Nueva York distintas cartas-ropa de formas desmesuradas, que ella interpeló y llevó a la acción, generando un archivo de vídeo de los ejercicios practicados que ahora conviven en un mismo espacio.

'Imaginaria', de Fuentesal Arenillas

'Imaginaria', de Fuentesal Arenillas

Nacho Vera

“Aquí, otro elemento importante era que el edificio ya es en sí una pieza escultórica. Todo dirigido a través de esas enormes columnas de hierro, los suelos, la luz natural –siempre presente en sus muestras–, las huellas del tiempo... Que hayamos trabajado en esta pieza desde el textil y el patronaje es una casualidad y bonita coincidencia, porque conecta con la historia de la Fabra”, indica Arenillas.

El viaje desde Madrid no ha sido casualidad sino fruto del empeño de Elies por traerla a Barcelona: “Cuando la vi, sentí que estaba hecha para la Fabra, que debíamos traerla aquí”. “Para nosotros también es importante la itinerancia de la instalación; son dos años de trabajo muy personal y es bonito que pueda verse en otros lugares”, agrega Fuentesal.

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Aunque su trabajo hay que entenderlo como un todo en constante evolución. “No hay proyectos cápsula, sino que todo va en una misma dirección”, matiza Arenillas. Por eso el Carrusel de la planta baja se estira hasta convertirse en las Caracolas que ocupan el primer piso. “Abajo ves una chaqueta y la reconoces, aquí ha entrado el trabajo del tiempo, de haber estudiado la forma y construido esos volúmenes”, explican.

Intencionadamente se ubican dentro de cajas –abiertas solo por un costado– que las resguardan. “Son un elemento muy presente en nuestra obra, son las que transportan y custodian nuestro trabajo; y a la vez remiten a nuestra tierra, a las contrapuertas de los balcones de Cádiz, a ese espacio interior en el que se despliega y arma otro espacio no controlado”, detallan. Ese gesto también despierta la curiosidad por lo que no se ve, lo que sucede pero escapa a la comprensión. “Hay algo que nos impide ver, nos sitúa en una posición incómoda, algo tan cercano y lejano a la vez”. Es lo que ellos denominan “espacios intermareales”, que han sacado de las fábulas de Las mil y una historias de Pericón de Cádiz y llevado al terreno artístico.

'Carrusel', en la planta baja de la Fabra i Coats

'Carrusel', en la planta baja de la Fabra i Coats

Nacho Vera

En una zona intermareal se sitúa también Imaginaria, construida desde el 2020 a partir de la acumulación de huellas que se repiten y amontonan en su taller y que ahora han revisitado para generar una nueva disposición material, en la que también han invitado a colaborar al artista LUCE.

La pieza la conforman los tableros de táblex que han sido los suelos de sus talleres, donde ha quedado adherido el tiempo, los materiales y los restos de su trabajo. “En la carpintería de mi familia, ponían esos mismos tableros sobre las mesas de trabajo y, cuando se estropeaba, colocaban otro por encima, creando un sándwich en el que podías observar el paso del tiempo en el grueso de las capas, como aquí”, señala Arenillas.

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Fruto de ese ejercicio de archivar –“almacenamos mucho, no desechamos casi nada”–, nace esta obra y, quién sabe, si surgirán otras en el futuro: “Para nosotros es como el gesto de arar la tierra; creas un surco y vas dejando arena a su alrededor que, cuando ha pasado un tiempo suficiente, puedes revisitar, recoger y reutilizar”.

Lalirio se podrá visitar hasta abril del 2026 y se acompaña de un programa de actividades como un grupo de lectura conducido por la escritora Irene Pujadas en La Tribu de Sant Andreu, un conversatorio con la periodista Andrea Valdés y la bailarina Leonor Leal o un proceso de colaboración entre la escuela infantil La Filadora y el dúo de artistas.

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