Un tapiz de colores se extiende por Catalunya

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Melocotoneros, cerezos y almendros tiñen los campos del Segrià, un reclamo para locales y turistas que viajan hasta Aitona, Seròs o Torres de Segre para pasear por estos parajes de naturaleza exuberante

Un autobús atraviesa unos campos teñidos de rosa en Aitona

Un autobús atraviesa unos campos teñidos de rosa en Aitona

Ramón Gabriel/EFE

E l paisaje de los campos en flor se extiende como un tapiz bordado con diferentes tonos de rosa. Es un espectáculo que se repite cada primavera en el municipio leridano de Aitona, donde más de ocho mil hectáreas de melocotoneros, paraguayos y nectarinas empiezan a florecer a principios del mes de marzo. De acuerdo con las previsiones de esta temporada, las flores podrían conservar su esplendor hasta las primeras semanas de abril, por lo que todavía se esta a tiempo de una escapada primaveral. Varios elementos del patrimonio histórico de Aitona han sido reconocidos por su valor e interés para la cultura nacional. Durante los últimos años, el protagonismo de su paisaje natural ha ido aumentando hasta convertirse en el mayor reclamo turístico de la comarca. Haciendo alusión a la costumbre japonesa de visitar los parques para observar la belleza de los cerezos en flor, se dice que en los campos de Aitona acontece el auténtico hanami catalán.

Por la ruta de los melocotoneros en flor

El proyecto Fruiturisme fue creado por el Ayuntamiento de Aitona para impulsar el potencial turístico de la zona. Su propuesta ofrece una amplia variedad de actividades distribuidas en diferentes rutas. La Ruta del Árbol Frutal es un recorrido de seis kilómetros que podemos realizar por cuenta propia. Siguiendo la ribera del río Segre, en bicicleta o a pie, completamos un camino circular bordeado por cientos de árboles florecidos. La Ruta de Serra Brisa incluye una visita a la ermita del siglo XIII nombrada en honor de Sant Joan de Carratalà. Desde su mirador se aprecia una de las panorámicas más hermosas y coloridas del pueblo. La Ruta de Robert Capa sigue los pasos del famoso fotoperiodista húngaro que documentó la ofensiva republicana en Aitona y la zona de Serra Brisa el 7 de noviembre de 1938. Los enclaves más recomendados para los interesados en la fauna y, concretamente, en la ornitología, son la Ruta del Pantano de Utxesa y la del Camino Verde Natural.

Los municipios de la zona programan distintas actividades para disfrutar de la explosión cromática de los árboles frutales

Las visitas guiadas organizadas por Fruiturisme parten de La plaza del Pabellón Polideportivo y requieren de una reserva previa en la página web del Ayuntamiento. La instalación recreativa cuenta con un espacio interior habilitado para la venta de productos locales. Mientras esperan la llegada del autobús, los visitantes pueden degustar una copa de vino, postres o embutidos elaborados por artesanos del pueblo. Durante el paseo, que finaliza con un recorrido a pie por las plantaciones acompañados por payeses locales, un guía comenta curiosidades sobre el marco cultural e histórico de Aitona y explica las diferentes etapas del cultivo. Las nectarinas y los paraguayos son mutaciones del melocotonero. Sus flores son tan parecidas que resulta difícil distinguir los árboles cuando todavía están en flor. La piel de la nectarina tiene un color rojizo y una textura fina y lisa. El melocotón y el paraguayo se caracterizan por tener una piel velluda y tersa. Una diferencia notoria entre ambos es la forma achatada y los tonos amarillos y verdes de éste último. La producción de fruta dulce en Aitona supera los 100 millones de kilos, de los cuales se exporta el 90% a otros países europeos. En los meses de recolección, la mano de obra proviene principalmente de África, Sudamérica y países del este de Europa. Algunas de estas visitas ya han finalizado, pero se puede acudir igualmente a los campos y contemplar libremente la naturaleza de la zona.

También se tiñen de color, en este caso, blanco, los campos de almendros

También se tiñen de color, en este caso, blanco, los campos de almendros

Xavi Jurio

Cuando la explosión cromática del árbol frutal llegue a su fin, el paisaje de Aitona se vestirá con colores distintos, tendrá otros ritmos y otros aromas. El tiempo de las flores no ha terminado, pero conviene recordar aquel verso del poeta Cui Hu que se refiere a la naturaleza efímera de la estación: “La flor del melocotón sonríe como viento de primavera”.

Otros enclaves para ver los campos floridos de Lleida

La belleza de la estación se extiende por varios municipios de la comarca del Segrià. Estos primeros días de abril serán un buen momento para contemplar la floración en los campos de municipios como Alfarràs, Montoliu, Torrebesses o la capital, Lleida. El Ayuntamiento de Montoliu de Lleida ha diseñado un programa que incluye un recorrido con guías locales y una presentación musical en los campos floridos. El Área de Turismo del Ayuntamiento de Seròs invita al Concurso de Fotografía de la Floración en Instagram. Los visitantes que deseen participar con fotografías tomadas en los campos de Seròs deben consultar las bases del concurso en la página web del Ayuntamiento. Por su parte, la oferta de Torres de Segre incluye baile de sardanas, contemplación de la puesta de sol y música electrónica entre flores. El Club Ciclista y Excursionista de Maials (CCE Maials) organiza una caminata sensorial que combina visitas a edificios de interés histórico con paseos para observar los cultivos de árboles frutales.

Además de la floración, estas zonas son ideales para los amantes de la ornitología

Además de la floración, estas zonas son ideales para los amantes de la ornitología

Getty Images

Prolongación de la primavera en Girona

Girona se prepara para vestir de flores sus calles y monumentos históricos. Del 10 al 18 de mayo se celebra la 70.ª edición de Temps de Flors, que convertirá cada rincón de la ciudad en un escenario de cuento. En la propuesta de este año participarán 12 barrios: Sant Narcís, Carme, Fontajau, Barri Vell, Devesa, Taialà, Montilivi, Eixample, Vall de Sant Daniel, Mercadal, Can Gibert del Pla y Santa Eugènia. La historia de Temps de Flors se remonta a 1954, cuando un grupo de jóvenes organizó la primera edición del Concurso Exposición Provincial de Flores. El evento, que entonces se celebró en el Saló de Descans del Teatro Municipal, obtuvo excelentes críticas y un buen número de visitantes. Las próximas ediciones demandaron espacios más amplios, como la Sala de Pergamins de la Biblioteca Pública o el claustro de Sant Domènec. Con el paso de los años se incorporaron a la fiesta otros enclaves públicos y jardines privados, dándole al festival mayor relevancia local y la proyección internacional que conserva hasta hoy.

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