Ya hace años que se habla de la vuelta del vinilo a las estanterías de nuestros hogares. Tomado como un símbolo de un vínculo más físico (y real) con la música en tiempos de plataformas y algoritmos, lo cierto es que goza de buena salud en número de ventas y que incluso las nuevas generaciones —o, mejor dicho, una parte de ellas— parecen haberse sumado a la moda.
Barcelona renovará su estrecho amor con este formato clásico este fin de semana con la llegada de la edición número 39 de la Fira Internacional del Disc, que de nuevo tendrá lugar en la Estació del Nord. Como siempre, el menú está servido: una notable selección internacional de tiendas, sellos y dealers especializados, que incluso cruzan el charco desde Estados Unidos para la cita; múltiples actividades como presentaciones de libros, charlas o música en directo para amenizar las horas, y especialmente, un público variado y variopinto dispuesto a trastear entre cajones y discos a la búsqueda de esa oportunidad o perla que prestigie su colección.
Y el año que viene la feria sumará cuarenta primaveras. El vinilo resiste así a estos tiempos inciertos.

