El Barn d'en Greg: nave de Rubí con country 'catalan style'

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El templo de baile de Greg Ryan y Judith Fàbregas, abierto en 2004, es un referente mundial del estilo catalán con creciente popularidad. 

Este es el Taller de Músics, la academia del Raval que vio nacer a artistas como Rosalía, Salvador Sobral y Andrea Motis.

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Judith Fàbregas y Greg Ryan en su “granero” de Rubí, acompañados por dos de sus descendientes, Pol y Alba.

Pau Venteo / Shooting

En las afueras de Rubí, una antigua nave industrial congrega a cientos de individuos semanalmente. Una barra de bar y unas cuantas mesas dispuestas afuera sugieren que no se trata de meros depósitos, si bien nadie sospecharía que detrás de sus accesos yace un granero al estilo americano, con muros rojos y blancos adornados con carteles de westerns y alguna que otra descolorida calavera de bisonte.

El suave crujido de los suelos de madera da la bienvenida a quienes visitan este lugar que Greg Ryan construyó junto a Judith Fàbregas hace más de dos décadas, transformando la localidad barcelonesa en un punto de referencia para la música country en Catalunya. “La primera vez que cogí un banjo tendría unos 10 años”, evoca este músico, originario de Indiana, desde una de las mesas de su local. También comenzó a tocar la trompeta y la guitarra a temprana edad, y realizó estudios musicales, aunque los abandonó a los 20 años para actuar en locales. “Quería vivir más y no estudiar tanto”. En ese periodo conoció a unos catalanes que promovían un programa de refugiados en Florida y que buscaban personas con dominio del inglés. Uno de ellos era un sacerdote en Olot y lo invitó a visitarlo si alguna vez se encontraba en Europa.

El éxito de las clases impartidas por El Barn d’en Greg impulsará la inauguración de un nuevo establecimiento a principios del año venidero.

De esta manera, Greg llegó a Catalunya en 1987. “Aquella familia me acogió como a uno más. Llegué a conocer la Garrotxa como la palma de mi mano”. Sin embargo, Barcelona y la cautivadora música que emanaba de sus establecimientos le atraían. Durante una de sus visitas a la ciudad, le ofrecieron la oportunidad de actuar con música country, bluegrass y jazz, y él, con su banjo listo, aceptó de inmediato. Su debut tuvo lugar en el antiguo sala Bikini, conocido por su minigolf y bolera, y compartió el escenario con Los Rebeldes. Posteriormente, actuó y cantó en otros lugares emblemáticos como la Cova del Drac o el London Bar, y con el tiempo fundó la agrupación Mule River. En uno de esos recitales, en 1992, conoció a Judith, quien acababa de regresar de sus estudios en Nueva York. Fue amor a primera vista. Al presentarse, otro joven ya le había solicitado su número, pero, como era de esperar, ella terminó llamando a Greg.

Tres años más tarde, todo el conjunto fue contratado para presentarse en un parque temático que se inauguraba en Tarragona, el cual incluiría una zona de Far West: PortAventura. Tras la primera temporada, se les animó a experimentar con un nuevo género de baile que ganaba adeptos en EE.UU., el Country Line Dance, el cual reemplazaba las parejas por coreografías grupales. “Fuimos de los primeros en practicarlo en Catalunya”. De esta iniciativa emergería posteriormente el Catalan Style Line Dance, una modalidad distintiva de Cataluña que actualmente goza de reconocimiento en toda Europa. “Se caracteriza por incluir más saltos, giros y golpes en el suelo, por ser más dinámico y también más difícil”, explica Greg. “Cada canción puede tener una coreografía distinta”.

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El espacio acoge clases de todos los niveles, fiestas y competiciones

Pau Venteo / Shooting
Fotografias del Barn d'en Greg que se ha convertido en un bar referencia del country. También se dan clases de este género musical. Rubí, 15 de Diciembre de 2025

Judith Fàbregas dirige una clase de baile los lunes, enseñándola desde el estrado.

Pau Venteo / Shooting

A finales de la década de 1990 y principios de la de 2000, el género country experimentó un período de gran éxito en Catalunya, con un aumento de lugares dedicados a su baile, escucha y disfrute. Entre ellos se encuentran El Jambalaya en El Masnou y Nashville en Terrassa. En 2004, Greg y Judith, padres de tres hijos pequeños, inauguraron su propio local en Rubí, al que llamaron El Barn d’en Greg. Su intención inicial era edificar un granero, cuyos diseños aún poseen, pero finalmente optaron por la nave industrial que se menciona al principio de este relato. Inicialmente, revistieron las paredes interiores con tablones de madera y, con la colaboración de un carpintero, erigieron las impresionantes vigas del techo. “La tarima vino después y los suelos de madera los instalamos justo cuando se prohibió fumar en interiores. Nos vino de fábula, así no se quemaban”. Previamente, estas eran de cemento y se pintaron para simular madera. Su parecido era tan convincente que, en una ocasión, unos vendedores intentaron ofrecerles un barniz… Eso ocurrió hace más de veinte años.

Comenzaron con un espectáculo musical en vivo que incluía swing, jazz y bluegrass, pero para 2019, el country terminó dominándolo todo, otorgándoles creciente notoriedad. Actualmente, imparten clases de baile de lunes a domingo, además de organizar competiciones, todo ello complementado con una selección de bebidas y platillos estadounidenses como hamburguesas y buffalo wings.“Un lunes cualquiera pueden pasar por aquí más de 100 personas”, detalla Greg. Su notable éxito los ha impulsado a adquirir un segundo establecimiento, muy próximo al original, donde el próximo año ofrecerán más clases y actuaciones musicales.

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A partir de las seis y media de la tarde, un flujo constante de estudiantes comienza a poblar el lugar. La primera sesión inicia a las siete, seguida por dos más a las ocho y a las nueve y media de la noche. Para inscribirse, únicamente se requiere abonar un boleto de 10 euros, el cual puede ser canjeado por una bebida antes o después de la enseñanza. En este sitio, no solo se encuentran sombreros y botines de estilo western, sino que la vestimenta comúnmente vinculada al country se combina con calzado deportivo como Converse y Nike, además de algunas gorras. De hecho, si en el pasado la clientela principal de este local estaba compuesta por personas de cuarenta años en adelante, actualmente también atrae a jóvenes de entre 20 y 30 años.

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El interior del establecimiento imita con éxito los graneros americanos

Pau Venteo / Shooting / Colaboradores
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Greg Ryan toca el banjo y otros instrumentos musicales desde que era un niño

Pau Venteo / Shooting

“Últimamente, se han apuntado muchos jóvenes. Las redes sociales tendrán algo que ver”, states Juanjo, a patron of Barn d’en Greg since 2019. “Con mi mujer, conocimos el sitio por el boca a boca. Ahora asistimos los lunes a las clases, y algunos viernes y sábados venimos a cenar y nos sumamos a las maratones de baile que se organizan los fines de semana”. Beside him, his friend Anna explains that she doesn't recall when she first visited the establishment, but she was immediately captivated by the lessons that Judith still leads today with other instructors. “Disfruto mucho con ella, lo explica genial, con muchísima paciencia”. Both agree that they have formed many friendships, among both teachers and students. “Todos nos ayudamos. El ambiente es ideal”.

Ariadna y Mariana, con 30 y 34 años respectivamente, pertenecen a esa cohorte de estudiantes más jóvenes. “Descubrí este sitio por mi cuñada, y nos apuntamos juntas en septiembre. En nuestra clase también hay chicos de 16 años, el público es muy variado y eso nos gusta”, declaran. Juntas, se mueven, bailan y marcan el compás en el suelo al compás de éxitos de íconos del country de los noventa como George Strait y Alan Jackson. Además, se perciben interpretaciones de artistas contemporáneos como Luke Combs y Lainey Wilson, o incluso Taylor Swift y Miley Cyrus.

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Cada vez más jóvenes se interesan por el género estadounidense

Pau Venteo / Shooting

Pol Ryan, the eldest son of Greg and Judith, and an internationally renowned country dancer who has taken the catalan style to countries such as Italy, Argentina, Finland, Switzerland, and Austria, developed a choreography some time ago to a Hannah Montana song that went viral on TikTok. “Vino mucha gente joven a apuntarse a las lecciones”, explains this 27-year-old choreographer who balances travel and competitions with his work as a film producer. “Hay días que me levanto y pienso: ‘Seré bailarín y ya está’”. His younger sister, Alba, is another enthusiast of this musical genre whose popularity has even influenced fashion. “Tiendas como Zara o Bershka venden actualmente ropa o calzado western”, notes this young woman who, despite not wanting to dedicate her life to country music, earned a law degree while teaching locally and attending competitions. “Quizás no estamos bailando sardanas, pero cuando mostramos el catalan style alrededor del mundo, vemos cómo la gente se interesa por todo lo que engloba la cultura catalana. Y es una pasada”.

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