El legado de un rico de izquierdas
Entrevista
Carlos Montero conversa con La Vanguardia sobre 'Legado', el drama familiar y político con José Coronado que Netflix estrena este viernes

Jose Coronado es Federico Seligman, un empresario de los medios de comunicación.

En Legado, José Coronado es Federico Seligman, el propietario de un grupo de comunicación que mantiene una línea editorial de izquierdas. Después de sufrir una enfermedad que le mantuvo alejado en Estados Unidos, se horroriza al volver a Madrid y descubrir que sus hijos están destruyendo todo lo que él tardó décadas en construir, tanto las empresas como su sentido de la ética. “Me apetecía hablar de la España contemporánea y me apetecía contarlo en este formato de intrigas familiares”, explica Carlos Montero, creador de la serie con Pablo Alén y Breixo Corral, y conocido como autor de Élite, El desorden que dejas o Respira.
La idea era alejarse del sentido de la riqueza de Élite, más fantasiosa, para mostrar el lujo silencioso: “Son personajes que no tienen del todo resuelta esa contradicción de apelar siempre a unos valores solidarios y proletarios y, sin embargo, tener una vida de privilegio y poder”.
El conflicto
“Son personajes que no tienen del todo resuelta esa contradicción de apelar siempre a unos valores solidarios y proletarios y, sin embargo, tener una vida de privilegio y poder”
La premisa del drama, que llega mañana a Netflix con la primera temporada de ocho episodios, puede despertar paralelismos con Succession pero pronto se desmarca por el posicionamiento del personaje de Coronado. No es un patriarca tóxico sino precisamente un hombre de principios intachables que está decepcionado por los valores frívolos y corruptos de los hijos.
“Él quiere ser un faro moral pero vive en la realidad y, cuando tienes poder, lo vas a usar a tu favor, quieras o no”, argumenta, “y a sus hijos les pasa lo mismo, solo que ellos se corrompen más fácilmente”. Para él es especialmente significativa una escena donde el protagonista argumenta que él nunca se ha saltado las leyes, a lo que un ministro le responde: “Porque siempre se han hecho las leyes a tu medida”. Puede intentar hacer lo correcto pero esto no impide que tenga los pies de barro.

Con actores como Maria Morera, Belén Cuesta, Diego Martín y Natalia Huarte como los hijos Seligman, hubo discusiones en la sala de guionistas sobre el papel de Coronado: “¿Un padre que castiga tanto a sus hijos es un buen padre o no? Para Alén y Corral era muy importante entender dónde se situaba el protagonista. Yo soy de la opinión que es un buen padre, que los protege a su manera. Y Coronado tiene esa cosa tan empática: te pone fácil ir con él”.
Con respecto a las tramas, no cuesta encontrar la inspiración en los titulares de la prensa: hay recalificaciones de terrenos, fundaciones que funcionan de tapaderas, intercambios con los partidos y una crítica a la hipocresía de ciertos políticos de la izquierda.
TV en abierto
“Allí no hubiera podido hacer una serie política como Legado, hubiera sido imposible: les daba miedo porque polariza”
Montero mete un pie en la ficción política que tenía prohibida cuando trabajaba para la televisión generalista: “Allí no hubiera podido hacer una serie política como Legado, hubiera sido imposible: les daba miedo porque polariza”.
También recuerda el drama médico Respira, que estrenó en agosto, donde una paciente era una presidenta de derechas y populista, interpretada por Najwa Nimri (y que el público leyó como una Díaz Ayuso pasada por el filtro de la ficción). “Ese personaje hubiera sido inviable en abierto y, aunque esté en el streaming, hay consecuencias”, reconoce.
Explica que en redes le llamaron “rojo de mierda” por el personaje y ahora no descarta que le llamen “facha de mierda” por criticar a la izquierda en Legado: “Supongo que es inevitable”.