“No tuvimos que planificar o forzar nada: la conexión estaba allí”
Entrevista
Pau Simón y Alícia Falcó cuentan cómo encontrar su sitio en 'El refugio atómico', la nueva serie de los responsables de 'La casa de papel'

No les costó encontrar la química que les permitió obtener los papeles.

En El refugio atómico, al lado de Natalia Verbeke y Miren Ibarguren, de Montse Guallar y Carlos Santos, están los catalanes Pau Simón y Alicia Falcó. La serie puede tener una premisa apocalíptica y una lectura de los tiempos que corren, pero también una dinámica dramática muy exacerbada a partir de los dos protagonistas más jóvenes: Max y Asia tienen que sobrevivir juntos en un búnker a pesar de que él fue el responsable de la muerte de la hermana de ella. Lo que había sido una amistad se transforma en odio y culpa y, como no tarda en mostrarse, también en sentimientos más confusos.
Son dos papeles que, gracias a la repercusión de las series de Álex Pina y Esther Martínez Lobato, pueden transformar las carreras de Falcó, que había llamado la atención con Dieciocho y había optado al Gaudí por Las buenas compañías, y Simón, a quien solo se había podido ver en Nudes pero que se había mudado de Girona a Madrid para hacerse un hueco en la industria. Hablamos con ellos de la experiencia de interpretar a Max y Asia y de cómo fue adentrarse en este cínico búnker diseñado para los más ricos.
El casting
“Es muy guay que se confíe en personas que no hemos tenido una repercusión pública y que no somos figuras conocidas”
En vez de pasar a la primera división televisiva con una serie juvenil, tenéis dos personajes protagonistas en una serie más orientada al público adulto. ¿Es algo que os interesaba?
Alícia Falcó: Es muy guay que se confíe en personas que no hemos tenido una repercusión pública y que no somos figuras conocidas. Estoy encantada de que nos hayan dado esta oportunidad porque los personajes tienen un mundo interno muy complicado: Max y Asia son los dos personajes más humanos y con los que más empatizas como espectador. Es genial que se exploren desde los ojos de la juventud.
Es que los personajes adultos de El refugio atómico son muy retorcidos…
Pau Simón: Y los nuestros no lo son tanto. Max no miente por mentir sino para protegerse. Se autoengaña pero no tiene ninguna intención de engañar a los demás. No es retorcido. Es una serie coral pero tenemos una trama muy interesante que aporta frescura. No son personajes superficiales. Es un tesoro.

¿Cómo llegasteis a los papeles?
A.F: Mi representante me contactó para un casting. Fueron muchas pruebas teniendo que ir a Madrid. La segunda o tercera prueba ya fue con Pau. Hicimos dos castings juntos y un día nos dijeron que sí.
P.S: Yo descubrí el casting por Instagram. Las directoras de casting, Eva Leira y Yolanda Serrano, tienen una cuenta de Instagram y a veces publican castings abiertos. En este caso, evidentemente, no se daba información de qué proyecto se trataba. Pero sí ponía que buscaban a chicos de veinte a veintipocos años que tenían que grabar un vídeo hablando de su plan favorito. Así lo hice. Y, de repente, me dijeron que querían verme para un casting. Como era verano, estaba en Girona en casa de mis padres. Hice una llamada virtual y, semana tras semana, pruebas.
Trabajar con los grandes
“Tuve que normalizarlo. Cuando vives algo así es fácil que la cabeza se te vaya a las nubes”
¿Cómo fue colaborar juntos en la fase final?
A.F: Fue chulísimo. Desde el primer casting hubo mucha conexión. Mirando atrás, pienso: “Claro que nos cogieron a nosotros”. Todo encaja.
P.S: No tuvimos que planificar nada o forzar nada: la conexión estaba allí. Desde fuera nos decían que quedábamos muy bien juntos. El casting final fue en plató, en un plató reciclado de Berlín, vestidos de azul. Los dos salimos de Barcelona y fuimos todo el viaje en tren juntos hablando. El casting final fue increíble, con director de fotografía y arte, maquillados y vestidos.

Pocas series tienen un diseño de producción como el de las series de Álex Pina y Esther Martínez Lobato. ¿Cómo fue empezar a rodar en el set diseñado para la serie?
P.S: Tuve que normalizarlo. Cuando vives algo así es fácil que la cabeza se te vaya a las nubes. Me acuerdo que el reparto principal tuvimos una cena y Migue Amoedo [el director de fotografía y diseñador visual] se dio cuenta que mi cabeza estaba en otra parte, que no me lo acababa de creer. Me dijo: “Pau, necesito que bajes a la Tierra y que pares. Este bucle te hará más daño que serte útil. Tienes que normalizarlo. Son gente normal que hace el trabajo que más les apasiona en esta vida”.
A.F: Nos cuidaron mucho. Es impresionante entrar en el plató. Solo haces una secuencia al día. Nada de lo que había hecho se le parecía. No es ni mejor ni peor pero tienes que disfrutarlo de otra forma. Sientes presión porque todo es enorme: da impresión. Eres muy pequeña en un engranaje enorme. Conseguimos hacernos nuestra burbuja, sentirnos que estábamos en familia y disfrutarlo.
¿Cómo es trabajar con los creadores?
A.F: Tienen un mundo interno increíble. Tienen unos cerebros únicos. Quiero pensar que se coordinan de maravilla y confían en su fórmula secreta que ni nosotros sabemos. Estaba familiarizada con La casa de papel y Vis a vis, pero te encuentras dentro y lo vives de otra forma. Nos pedían que subiéramos la intensidad, que no tuviéramos miedo de sentir. Todo es épico.
P.S: Tienen una forma de plantear la historia. Vis a vis era en una prisión. La casa de papel, en un banco. Ahora, en un búnker en El refugio atómico. Es una fórmula que les funciona porque consiguen un factor épico. La sensación claustrofóbica y en situaciones extremas hace que los personajes lo sientan todo a flor de piel. Hay algo que engancha al ver esto. Necesitas ver qué les pasa, cómo todo puede cambiar en cualquier momento.
A.F: Ellos van un paso por delante.
Redes sociales
“Me preocupa pensar qué expongo de mi vida personal y hasta dónde estoy dispuesta a mostrar”
Tenéis unas redes sociales muy discretas…
A.F: ¡Pau más que yo! [Se ríe]
¿Estar en una serie con un perfil tan alto y en Netflix os ha hecho replantear cómo enfocarlas?
P.S: Siento que en el caso de Alícia es un perfil muy personal pero es muy activo y refleja muy bien quién es ella. También es una vitrina de quién es como actriz. Mi realidad es que estoy trabajando con mis representantes cómo abordar mis redes. Desafortunadamente, las redes forman parte de mi trabajo y yo siempre he estado muy alejado de ellas. Tener que retomarlas, verme a mí mismo, pensar cómo quiero que me vean los demás, estar constantemente activo… se me hace raro. Estoy en el punto de mira: no puede ser que tenga cuatro fotos y que sean de paisajes.
A.F: Es parte de nuestro trabajo. Es una herramienta de trabajo más. Me preocupa pensar qué expongo de mi vida personal y hasta dónde estoy dispuesta a mostrar. Tampoco es lo más importante ahora mismo. Primero tenemos que asimilar la serie, el estreno y poco a poco ir encontrándonos a nosotros mismos en este mundillo.

