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¿Qué se puede esperar de 'Animal', la comedia de Luis Zahera para Netflix?

Estreno

Veterinario de animales de granja se pasa a una tienda de animales para pijos

Luis Zahera, ganador del Goya por 'El Reino' y 'As Bestas'.

Luis Zahera, ganador del Goya por 'El Reino' y 'As Bestas'.

JAIME OLMEDO/NETFLIX

Antón es veterinario. Se levanta por la mañana para ir a una granja. Al acabar el servicio, recuerda a los clientes que tienen facturas pendientes por pagar, aparte del coste de la visita actual. Cuando le dan largas, él menciona que de algo tiene que comer. “Si es por comer…”, le responden. Efectivamente, sale de allí con el asiento del conductor lleno de huevos y leche. En la siguiente visita, le ocurre exactamente lo mismo. Y en la tercera. Al volver de este último deber, con el vehículo a rebosar de huevos y leche, se para en un puente para gritar de frustración. ¿El colmo? Que es intolerante a la lactosa.

La presentación de Animal, la comedia que Netflix estrena este viernes, es efectiva. Sin más. Presenta el carácter del personaje de Luis Zahera, acostumbrado al entorno rural, y la precariedad del sector que le obliga a cambiar de aires. Cuando el único cliente rentable le pide que mienta en un certificado del ganado, Antón se ve obligado a aceptar un trabajo como veterinario en una tienda de mascotas para pijos. La responsable de la tienda es su sobrina, interpretada por Lucía Caraballo, que a priori comparte la idea de que los animales “son como hijos”. Pero las escenas detalladas también ponen los puntos sobre las íes: es una comedia extremadamente inofensiva.

Lucía Caraballo es Uxía, la sobrina con un carácter mucho más dulce que su tío.
Lucía Caraballo es Uxía, la sobrina con un carácter mucho más dulce que su tío.JAIME OLMEDO/NETFLIX

Zahera, ganador de dos premios Goya pero con mucha televisión a sus espaldas, parece no haberse podido resistir a un papel protagonista que, además, está en simbiosis con su estilo interpretativo y carisma. Le va como anillo al dedo mientras se desenvuelve por un tono feel-good, donde los personajes protagonistas están llenos de buenas intenciones a pesar de sus supuestas diferencias. Lucía Caraballo, que ya había destacado en No me gusta conducir y que fue extraordinaria con un papel muy pequeño en Las largas sombras, también funciona como contrapeso: tiene el don de iluminar la pantalla.

Los dos actores anclan una comedia que, como indica el nombre de un veterano Aitor Gabilondo detrás de las cámaras, es tradicionalista: si se diferencia de comedias pretéritas generalistas es gracias a la duración de los capítulos, de menos de media hora, que evitan la proliferación de tramas de relleno y la necesidad de mayores conflictos dramáticos. Netflix ya lo ha demostrado en los últimos años: aparte de excepciones, lo que busca es ofrecer ficción accesible sin necesidad de buscar la etiqueta “de calidad” (o de servir de antítesis de esta).

El aliciente de Animal, como espectador, son los dos elementos a desarrollar: la manera en la que se afectan los familiares, gracias a su inesperada cercanía, y la crítica (con humor) a los nuevos discursos alrededor de los animales. Al ver las absurdeces de algunos clientes de la tienda, es tentador pensar que ese discurso es el predominante en la sociedad actual. Por suerte, la serie en sus primeros capítulos no compra este marco mental.