Cadáveres a campo abierto

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Los asesinatos cometidos en zonas rurales o boscosas requieren habilidades específicas de la policía científica, aunque los métodos de investigación sean los mismos que en el entorno urbano

La Guardia Civil, custodiando a uno de los sospechosos del crimen de los novilleros con la cabeza cubierta por una chaqueta

La Guardia Civil, custodiando a uno de los sospechosos del crimen de los novilleros con la cabeza cubierta por una chaqueta 

EFE

Este texto pertenece a 'Dossier Negro', un boletín inspirado en el podcast del mismo nombre, que Enrique Figueredo enviará los miércoles con periodicidad quincenal. Si quieres recibirlo, apúntate aquí.

Pese a no ser muy frecuente, en ocasiones el escenario de los crímenes se sitúa en zonas boscosas, en la confluencia de unos senderos o en carreteras secundarias que unen pequeños pueblos. Todos los análisis técnico policiales que lleva a cabo la policía científica se realizan con el cielo como techo. Tres jóvenes novilleros de Albacete que se colaron de noche en una finca de reses bravas para dar tandas clandestinas de pases a toros de lidia fueron abatidos mortalmente a tiros en 1990 en un cruce de caminos dentro de la explotación ganadera. El castigo fue desproporcionado. Dossier Negro se ha encargado de rememorar este espantoso crimen.

Si hay en la historia criminal española un caso de los que vienen a etiquetarse como crímenes rurales ese es el de la matanza de Puerto Hurraco. Los hermanos Izquierdo la emprendieron también a tiros de escopeta contra sus convecinos, niños incluidos. Murieron en el atroz asalto nueve personas.

Dossier Negro aborda el caso de Josep Marimon

Josep Marimon, el mayor asesino en masa español  

LV

Delirio rural. Aunque mucho antes en el tiempo, la masacre en la Pobla de Ferran, una pequeñísima aldea de la comarca tarraconense de la Conca de Barberà, también marcó un hito en los archivos históricos de la crónica negra: fue el escenario del mayor asesino en masa de España. Creyéndose hechizado por un mal de ojos mató en 1928 a ocho niños, tres mujeres y un joven.

Sin cadáver. En ocasiones, se tiene la certeza de que se ha cometido un crimen, pero no se localiza un cuerpo. La vieja creencia de que sin cadáver no hay condena es un supuesto arcaico. Hoy entran en la cárcel autores de crímenes en los que la víctima no aparece. Es lo que ocurre con el caso de un joven asesinado en una plantación de marihuana, solo que todavía no hay autor acusado.

Emboscada. El concejal de la localidad asturiana de Llanes, Javier Ardines, fue asesinado a golpes en un camino vecinal, de márgenes frondosos, muy cerca de su domicilio. El cuerpo apareció tendido en el pavimento. Resultó que el móvil del crimen, para el que se contrató a unos matones, tenía un trasfondo de celos. Le encargó el marido de su amante.

Rencillas mortales. El alcalde de Fago, Miguel Grima, fue asesinado en enero de 2007. Su gestión al frente del consistorio había despertado apoyos, pero también grandes detractores. Uno de ellos era Santiago Mainar, que llegó a calificar al primer edil de tirano. Tras confesar el asesinato, luego se retractó, lo que no impidió su condena. Una serie dramática de televisión llamada Fago recrea aquellos hechos.

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