Manuel Lavao y Cleiddy Arroyo, un matrimonio residente en un cortijo entre el polígono La Pañoleta de Vélez-Málaga y Torre del Mar, vivieron una aterradora experiencia la noche del pasado 16 de enero, según ha informado el diario Sur.
Todo comenzó alrededor de las 19:30 horas, cuando Cleiddy estaba viendo la televisión en el sofá y Manuel dormía en la cama. “Escuché a los perros ladrar muy fuerte y salí a mirar. Vi a cinco hombres encapuchados que me agarraron, me taparon la boca y me llevaron a una habitación”, relató la mujer, quien junto a su marido fue víctima de un violento robo que ya está siendo investigado por la Policía Nacional.
Uno de los cinco asaltantes portaba una herramienta similar a una pata de cabra, aunque no llegaron a usarla para golpearlos. “Nos dieron bofetadas y nos exigieron que les dijéramos dónde estaba la caja fuerte, aunque no tenemos ninguna. Les entregamos los cerca de seis mil euros que teníamos en efectivo, pero seguían insistiendo”, explicó Cleiddy Arroyo, de 41 años. Los ladrones también despertaron a Manuel, de 87 años, de manera brusca, lo maniataron y amordazaron.
“Me amenazaron con cortarme los dedos y a ella con violarla”
“Me amenazaron con cortarme los dedos y a ella con violarla”, recordó Lavao, un empresario agrícola jubilado y muy conocido en Vélez-Málaga, donde regentó durante 25 años una churrería en la céntrica calle Las Monjas, de ahí su apodo de 'Churrero'. “He vivido en varios países, pero nunca había pasado por algo así”, expresó el hombre, quien asegura que los ladrones parecían conocerlo y tener información precisa sobre su casa.
Durante el asalto, los delincuentes apagaron todas las luces y cerraron puertas y ventanas para evitar ser descubiertos. Aunque las casas vecinas están a apenas 100 metros, nadie pudo escuchar lo ocurrido. “Nos dieron ataques de ansiedad y, al ver que mi marido se desvanecía, nos ofrecieron un poco de agua”, narró Cleiddy mientras mostraba las habitaciones todavía desordenadas por los ladrones.
Una semana después, la pareja intenta superar el trauma de aquel episodio. “Hemos arreglado mucho, pero todo sigue revuelto. Nos vaciaron armarios, cajones y hasta sacaron comida del frigorífico y el congelador buscando más dinero”, lamentó Manuel, quien explicó que, aunque entregaron el efectivo y las joyas, los asaltantes insistían en encontrar una inexistente caja fuerte.
El matrimonio, que vivía en el cortijo desde 2020, ha decidido abandonarlo tras lo sucedido. “Ha sido un calvario. A mis casi 88 años no creo merecer algo así”, afirmó Manuel. Su mujer, aún muy afectada, explicó que ha tenido que recibir atención médica debido a la ansiedad provocada por el suceso. “Han sido días muy duros, pero intentamos pasar página”, concluyó Arroyo.