Liberadas 162 mujeres de origen sudamericano víctimas de una red de explotación en España

Entramado criminal

37 personas han sido detenidas en el desmantelamiento del grupo criminal que, presuntamente, las explotaba sexualmente en prostíbulos camuflados como locales de masajes

Liberadas 162 mujeres de origen sudamericano víctimas de una red de explotación en España
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Liberadas 162 mujeres de una red de explotación sexual

La Guardia Civil, la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera han desmantelado en una operación conjunta un entramado criminal dedicado a la explotación sexual de mujeres de origen sudamericano. Hasta 162 víctimas han sido liberadas y 37 personas han sido detenidas por supuesta explotación sexual de las mujeres en inmuebles que adquirían y convertían en prostíbulos camuflados como locales de masajes.

La red criminal actuaba en varias provincias españolas, y los acusados han sido arrestados en distintas localizaciones: 22 en la provincia de Valencia, 4 en Castellón, 3 en Alicante, 4 Málaga y 4 en Murcia. Nueve de ellas ya han sido puestas en prisión provisional, informan las fuentes policiales. 

La Policía Nacional, Guardia Civil y Vigilancia Aduanera, en una operación conjunta desarrollada en varias provincias españolas, han liberado a 162 mujeres víctimas de una organización dedicada a la explotación sexual en varias provincias de España.

Imágenes de la operación conjunta desarrollada en varias provincias españolas, han liberado a 162 mujeres víctimas de una organización dedicada a la explotación sexual en España

GUARDIA CIVIL / Europa Press

En la parte de la trama que afecta territorio catalán, la organización había extendido su actividad con dos establecimientos dedicados a la prostitución, en Reus y Manresa, donde se liberaron 16 mujeres, ocho en cada uno de ellos.

Organización criminal

El grupo se dedicaba a la captación de mujeres vulnerables que eran obligadas a prostituirse

El entramado criminal se dedicaba a la captación y prostitución de mujeres tanto en España como en países de Sudamérica, que se encontraban, en la mayoría de los casos, en situación de vulnerabilidad y carentes de permiso de residencia y trabajo.

La organización adquiría o alquilaba inmuebles, principalmente viviendas unifamiliares o locales comerciales, en los que residían las víctimas. Los pisos presentaban condiciones de habitabilidad lamentables, y las mujeres dormían apiladas o en la misma cama donde atendían a los clientes.

Condiciones lamentables

Las mujeres solo podían salir dos horas al día en horario de mañana, y se les exigía estar disponibles permanentemente. Los investigados controlaban los locales y las víctimas en tiempo real a través de un sistema de video vigilancia. 

Cada uno de los inmuebles contaba con encargadas que controlaban a las mujeres, cobraban a los clientes y les facilitaban las drogas que solicitaran. Además, atendían las llamadas vinculadas a los anuncios de prostitución de las diferentes webs especializadas.

La mitad de las ganancias de la prostitución eran captadas por la organización, y las mujeres podían ser multadas por distintos motivos. 

Estructura piramidal

Las víctimas eran trasladadas entre los locales según conveniencia de la organización, que había comenzado a expandirse a Cataluña, Murcia y Málaga, donde había abierto nuevos prostíbulos.

La investigación ha podido constatar que la red criminal se estructuraba de forma piramidal en tres niveles; el primero de ellos formado por los líderes propietarios de los inmuebles, seguido de un segundo nivel de personas de confianza encargadas de la supervisión y en un tercer nivel las encargadas que vigilaban a las víctimas.

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