Postal inconfundible de Lisboa, los restos de una de las dos cabinas del Elevador da Glòria permanecen en la calzada completamente destruida después de que el miércoles por la tarde descarrilara y descendiera sin control hasta impactar contra un edificio. Con los primeros rayos de luz, agentes de la policía científica y judicial portuguesa examinan y fotografían con detalle el escenario de una tragedia que ha sacudido a un país desde este jueves en luto por tres días.
Aunque en principio se habló de 17 víctimas mortales, el primer ministro del país, Luis Montenegro, ha reducido esa cifra a 16. Cinco heridos están en estado grave, ha afirmado Montenegro en una rueda de prensa dada al mediodía de este jueves.
La responsable de Protección Civil de Lisboa, Margarida Castro, portavoz de los servicios de emergencias que trabajan en la zona, ha comparecido esta mañana para actualizar la cifra de fallecidos y heridos; y advertir de que no se facilitará la identidad de las víctimas mortales hasta que no se hayan podido localizar a todos los familiares de las mismas. Los cuerpos permanecen desde la pasada madrugada en las dependencias del Instituto de Medicina Legal y Forense donde ya ha empezado el trabajo de los distintos equipos forenses movilizados.

Equipos de la policía científica y judicial de Portugal trabajan en los restos del Elevador, esta mañana (Efe)
La única víctima mortal que sí se ha identificado, aunque no oficialmente, es el guardafrenos del funicular, André Jorge Gonçalves Marques, el encargado de frenar el elevador y que viaja en la parte delantera de la cabina, en sentido de la marcha. La información la facilitó el sindicato al que pertenecía.
Las primeras voces críticas no han tardado en levantar la voz. El sindicato mayoritario de la empresa operadora Carris ha denunciado que el servicio de mantenimiento y revisión del Elevador se externalizara hace dos años a una empresa privada. Los responsables de Carris aseguraron que los protocolos de mantenimiento se estaban realizando de manera “escrupulosa” sin que se hubieran detectado ningún tipo de anomalía en las últimas revisiones.
“Se deshizo como una caja de cartón. Frenó contra la pared y el choque fue brutal”, detalló una de las testigos a la cadena de televisión SIC, asegurando que tras la colisión se hizo un terrible silencio. Los pasajeros que sobrevivieron al terrible impacto quedaron conmocionados. Fueron unos pocos segundos que se hicieron eternos para las decenas de personas, muchas visitantes, que a esa hora de la tarde paseaban por una de las zonas más concurridas de la capital portuguesa. Bruno Pereira, otro de los testigos, contó en los micrófonos de la CNN como los ocupantes del segundo vagón, que no resultó afectado, empezaron a saltar por las ventanas y a gritar. “El vagón descendía a una velocidad terrible”, contó todavía impactado.
La tragedia ha obligado al ayuntamiento de Lisboa a suspender el servicio de los otros tres funiculares históricos que circulan en la ciudad y que son una de las principales atracciones turísticas de la capital. Se trata de los elevadores de Graça, Bica y Lavra, que como el de Glòria ayudan a salvar los empinados desniveles que caracterizan algunos barrios altos lisboetas y que tienen características similares al siniestrado.
La investigación del accidente está siendo dirigida por la Fiscalía que tratará de determinar las causas de del siniestro y si, como aseguran varios medios locales, se debió a la rotura del cable de seguridad del funicular.
El Elevador da Glòria conecta la plaza de los Restauradores con el Barrio Alto. Los dos vagones tienen capacidad para unas 40 personas cada una, aunque los sindicatos han denunciado en las últimas horas que en ocasiones se sobrecargan. Ambos están unidos por un cable de tracción que, según fuentes citadas por los medios locales, se rompió.
Según esas mismas fuentes, al romperse el cable dejó a uno de los vehículos sin control, y descendiendo a gran velocidad por una pendiente de más de 260 metros. Sin opción de frenar, el funicular descarriló y se empotró contra la fachada de un hotel de la calzada de la Glòria.
El diario portugués Expresso apunta que, en el día del accidente, las urgencias de trauma del Hospital de Santa María estaban fuera de servicio y que en el Hospital de San José solo había un especialista de guardia, por lo que médicos fuera de turno acudieron al servicio para socorrer a las víctimas.