Un tribunal de Sheffield ha condenado a cadena perpetua, con un mínimo de 16 años de prisión, a Mohammed Umar Khan, un adolescente de 15 años declarado culpable del asesinato de su compañero de clase Harvey Willgoose, también de 15.
El crimen, ocurrido el pasado 3 de febrero durante la hora del almuerzo en el All Saints Catholic High School, conmocionó a toda la comunidad educativa británica.
La policía halló en su móvil vídeos con cuchillos y simulando ataques
Según informó el Daily Mail, Khan le asestó una puñalada mortal en el corazón a Harvey tras una breve pelea en el patio del colegio, presenciada por varios alumnos. Los jóvenes habían mantenido previamente una disputa en redes sociales.
Durante la audiencia, la jueza Ellenbogen levantó la restricción informativa que impedía identificar públicamente al acusado y subrayó la gravedad del crimen: “Tus actos han ensombrecido la vida de los alumnos y profesores del colegio. Las vidas de todos ellos han quedado marcadas por tus acciones y lo seguirán estando”, señaló.
Insistió en que Khan no actuó en defensa propia ni por miedo a la violencia, sino “movido por la ira ante lo que consideraba una traición de vuestra amistad”. También recalcó que Harvey no representaba una amenaza real en el momento del ataque.
Juicio
La familia de la víctima celebró la sentencia como un acto de justicia. Su madre, Caroline Willgoose, declaró a los medios: “Siento como si me hubieran quitado un gran peso de encima. Solo queremos seguir con nuestras vidas y hacer cosas buenas por nuestro Harvey”.
La mujer también reveló que el abuelo de Harvey, en tratamiento contra el cáncer, falleció la semana anterior al fallo judicial: “Mi padre no pudo resistir más, pero siento que ahora está con Harvey”, dijo emocionada.
Su hija Sophie Willgoose, entre lágrimas, leyó una declaración en nombre de la familia: “El acusado no solo acabó con la vida de Harvey, también acabó con la nuestra. Vivimos cada día cargando con un dolor insoportable y sin sentido”.
Se alertó previamente al colegio
Durante el juicio se reveló que Khan mantenía una inquietante fijación con las armas blancas. La policía halló en su teléfono vídeos en los que posaba con cuchillos y simulaba ataques, muchos de ellos acompañados de música drill.
Meses antes del asesinato, su madre había alertado al colegio tras encontrar un hacha en su bolsa de deporte, lo que derivó en una advertencia policial que el joven ignoró.
La jueza concluyó que el caso debía conocerse públicamente como una advertencia sobre el creciente problema de la violencia con cuchillos entre adolescentes en el Reino Unido: “El público tiene derecho a saber cómo un menor de esta edad pudo cometer un delito tan grave dentro de un centro escolar”, afirmó.

