A veces los bañadores dicen más que las palabras. Al menos en casa de Patricia Montero, donde las tallas sirven como sistema de comunicación transoceánico. Ni cartas ni señales de humo: si el bañador pequeño entra, es que Álex Adrover ha perdido peso. Y si no, toca esperar.
Este método peculiar ha sido uno de los detalles que ha compartido la actriz sobre la aventura de su pareja en Supervivientes, donde lleva semanas peleándose con cocos, arena y una gran cantidad de bichos.
Pistas
Álex Adrover le dice a su mujer que está perfecto en la isla
El truco lo idearon antes del viaje: Adrover se llevó varios bañadores, algunos de su talla habitual y otros más ajustados, con la intención de usarlos como indicador. “Sí, soy radio patio con mi marido”, reconoció Patricia entre risas en una charla con sus seguidores, desvelando así cómo interpreta las pistas que su pareja le deja desde Honduras. No hay mensajes directos, pero la ropa le cuenta todo lo que necesita saber.
La actriz lleva con él desde 2008, y en todo ese tiempo apenas habían estado separados durante unos pocos días. Por eso, esta experiencia está siendo todo un reto emocional. En una publicación reciente, explicó que “la distancia empieza a notarse y a sentirse”, y añadió que su marido sabía que ese sería uno de sus puntos débiles en la convivencia con otros concursantes. Aun así, ella lo ve fuerte y centrado, según las imágenes que recibe del concurso.
Antes de su marcha, también tuvieron tiempo de hablar con total honestidad sobre los temas que podían removerle durante la experiencia. Entre ellos, el deseo de seguir siendo él mismo. Según relató la actriz, Álex se aferra en los momentos más difíciles a un cojín con fotos familiares y a una frase que le dijo antes de marcharse: “Sé tú al 100 %”.
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La conexión entre ambos se mantiene viva, aunque sea a través de detalles como ese. En una dedicatoria reciente que publicó en redes, Patricia le dejó claro que sigue su evolución desde la distancia: “Sigue disfrutando, sigue viviendo… y aflojando cuando lo necesites, pero vuelve, que te conozco, y sé que ahora mismo eres más salvaje que Tarzán. Qué peligro tienes…”. Por ahora, los bañadores encajan. Y con eso, basta.