Makoke acabó en el suelo retorciéndose tras una caída que paralizó la prueba de recompensa en Supervivientes. Fue un golpe seco, directo a la espalda, en mitad de la tensión por conseguir comida. Ni siquiera hubo margen para el susto: los médicos entraron de inmediato en la playa, la tumbaron en una camilla y se la llevaron a la zona médica.
Así empezó una semana complicada para la colaboradora, que acababa de incorporarse a la convivencia de Playa Furia y ya se encontraba apartada del resto. Aunque su llegada al otro equipo ya le había descolocado, lo cierto es que ese cambio se quedó en anécdota frente al accidente. El parte médico no tardó en llegar: inmovilización inmediata, camilla y traslado directo al área de observación.
En la emisión del miércoles 2 de abril, se mostraron las imágenes completas de lo ocurrido. Mientras era evacuada, Makoke se quejaba en voz alta. “Tengo cogidos los lumbares”, decía con el rostro torcido, en una secuencia que fue repetida varias veces durante la noche.
Encerrada en la cabina médica, se pasó los días sin saber si podría continuar. Desde el aislamiento, conectó con Jorge Javier Vázquez, visiblemente afectada. No pudo contener las lágrimas ni disimular la tensión de esos días: “Estoy agobiada. Sin saber si puedo continuar o no, llevo dos días agobiada sin saber nada. Quiero seguir”, decía.
La incertidumbre la tenía descolocada, aunque aseguraba que se sentía con fuerzas: “Estoy bien, puedo seguir. No quiero irme ahora que estoy en mi mejor momento”. Asimismo, confesó que llegó a pensar que podía quedarse en una silla de ruedas para siempre. “Pensaba que me había quedado tetrapléjica”, comentó.
Recuperada
Sin fracturas y con ganas de volver
El diagnóstico se hizo esperar, pero llegó con dosis de alivio. Jorge Javier, con tono entre serio y relajado, transmitía el veredicto de los médicos: ningún hueso roto y dolor en retroceso.
El resultado, viendo cómo de bien se movía la malagueña al llegar a la palapa, no sorprendía tanto como las reacciones de algunos compañeros, que llegaron a dudar de la intensidad de sus quejas.
Ante ese comentario, Makoke no se contuvo: “Es una caída como hay mil y estoy fuerte, que para eso me cuido”. Con ese empujón de ánimo y el visto bueno del equipo sanitario, regresó a Playa Furia con una sonrisa y los brazos abiertos. Esta vez, sin camilla.