Sergi López no necesita gimnasio. Ni publicidad. Le basta con subirse a un tobogán, hablar de raveros marroquíes, cocinar gambas a la plancha en directo y, de paso, soltar frases memorables como “pasa algo con mi cuerpo que la gente quiere tocarlo”. Lo dijo sin pestañear en su visita a La Revuelta, donde acudió para presentar Sirât, la nueva película de Oliver Laxe que ha ganado el Premio del Jurado en el Festival de Cannes. Pero, como es costumbre en el programa de David Broncano, lo de menos fue la promoción. Lo de más, todo lo demás.
Un cuerpo “excepcional” sin gimnasio ni filtros
Sergi López reivindica su físico y dice que despierta impulsos de contacto en humanos… y otros mamíferos
Nada más empezar, el actor catalán dejó claro que venía dispuesto a jugar: “Tengo una cosa natural, tengo un cuerpo excepcional”, bromeó mientras Broncano palpaba sus antebrazos con admiración. “Estoy muy bueno. Tengo una calidad natural. Nací así”, insistió, entre carcajadas del público. Y no se quedó ahí: “Vivo una vida muy exigente sexualmente. Me ocurre desde hace tiempo: mujeres, hombres, otros mamíferos… la gente me abraza”, confesó.
“¿Sabes qué tiene tu cuerpo?”, intervino Broncano. “Algo ancestral. Es confortable. Dan ganas de agarrarlo. Funciona a corta distancia”. Sergi, lejos de esquivar el halago, remató: “No sé qué tiene, pero lo sufro desde hace años”.
Vivo con esto desde hace tiempo: la gente me abraza y, bueno, no sé decir que no”
Entre un monólogo sobre el poder erótico de sus fibras musculares y una clase de árabe en directo —“sirât” significa “el camino hacia el paraíso”, según explicó una espectadora marroquí—, Sergi acabó cocinando gambas de su tierra natal sobre los instrumentos del programa. “No frías encima de los teclados”, pidió entre risas el equipo técnico, mientras el plató se impregnaba de olor a ajo, aceite y surrealismo.
Ese caos perfectamente orquestado no hizo olvidar la razón real de su visita: Sirât, la cinta de Laxe, es un viaje físico y espiritual por el desierto marroquí, donde un padre (López) busca a su hija desaparecida, acompañado por su hijo y un grupo de raveros. “Es una película con aventura, peripecias y vicisitudes. Pero también con dolor. Y eso en el cine de hoy, según los algoritmos, no cabe”, explicó.
Sobre el paso por Cannes, el actor se mostró tan entusiasta como crítico: “Es la meca del cine de autor, pero también el capitalismo puro. Glamour superficial, ostentoso, vacío”, afirmó. Y recordó cómo años atrás el festival pidió a las actrices que usaran tacones y evitaran transparencias. “Julia Roberts subió descalza”, apuntó, celebrando el gesto.
Mientras tanto, Oliver Laxe, director de Sirât y presente en el plató, apenas podía hablar entre risas. Broncano lo definió como un “rockero de los 70” y “nuevo fichaje de temporada”. Laxe, entre halagado y desubicado, asentía: “Esto es televisión sensorial y cinestésica”.
Para Sergi, lo más llamativo ha sido comprobar el impacto de la cinta en salas: “Algo está pasando con esta película. Tiene una visión transformadora, pero también es popular”, dijo, destacando que incluso su hijo —crítico habitual de su trabajo— ha salido impresionado.
Las preguntas clásicas de David Broncano
“Pajas a mansalva”: la honestidad como seña de identidad
En el tramo final, el clásico test de patrimonio y sexo dejó titulares que solo pueden salir de la boca de Sergi López. “Tengo una furgoneta, una cuenta con 30.000 euros y otra con 90.000, pero no tengo ni una propiedad. Invertí en un restaurante con un amigo y salió mal. Gestiono muy mal el dinero. Me lo gasto todo”, confesó sin filtros.
¿Y en lo sexual? “Quince. En los últimos 30 días. A paja diaria”, reconoció, mientras comparaba su vida erótica con “un blíster de monedas de 50 céntimos”. Sin pareja actualmente, aseguró estar en “un momento de reconstrucción”, pero emocionalmente bien: “Mirando al horizonte... y pajas a mansalva”.
Sergi no quiso irse sin hablar de los verdaderos protagonistas de la película: la comunidad de raveros. “Son gente muy estructurada, con conciencia colectiva, política, feminista... están inventando un mundo nuevo”, dijo. Y eso es justo lo que cuenta Sirât: una rave como espacio de resistencia, una rave como camino al paraíso.
El filme, que mezcla paisajes desérticos, música trance y un viaje interior lleno de dolor y descubrimiento, se estrena este 6 de junio en cines. Una historia “elevada y popular”, como definió el actor. Y que, como él, no deja indiferente a nadie.