Kike Calleja abandona las grabaciones de 'Río Salvaje' en los pantanos de Florida y no por los caimanes: ”¡Me están acribillando por la camiseta! ¡Yo me piro, tío!”

No hay nada a lo que, aparentemente, tenga miedo Kike Calleja. El aventurero se encuentra de periplo por América, disfrutando de los encantos salvajes de la fauna de los parajes de la zona. Por el momento, ha conseguido pescar un gran bagre en el Amazonas y un esturión blanco gigante en Canadá, cumpliendo dos de sus grandes sueños.

No obstante, hay un pequeño 'depredador' al que esperaba encontrarse durante sus viajes, pero no enfrentarse y que ni mucho menos terminase enviándole al hospital, como sucedió durante su viaje por Canadá. Por eso, cuando volvió a toparse con ellos durante su paso por Florida lo tuvo claro: escapar era la mejor opción, aunque tuviese que cortar las grabaciones.

En esta nueva entrega de Río Salvaje, Kike Calleja recorría el sur de Estados Unidos con un nuevo objetivo: pescar un pez caimán. Así, por los pantanos de Florida, navegó entre cocodrilos, caimanes y tortugas, entre otras especies exóticas, que conviven tranquilamente en la zona.

Sin embargo, al caer la noche, ese pequeño depredador que ya se ha convertido en archienemigo del aventurero apareció: el mosquito. Tras una jornada disfrutando de los Everglades y nadando con cocodrilos en el estanque Nine Mile Pond, Calleja salió en su kayak acompañado de su guía, y ver cómo aparecían le puso especialmente nervioso: “Han salido todos los mosquitos a la vez”,comentó a la cámara.

Poco a poco, se pudo comprobar cómo no fue solo que apareciesen, sino que Calleja había aparecido en plena hora de la cena y le habían elegido como plato principal. ”¡Me están acribillando por la camiseta! ¡Yo me piro, tío!”, le aseguraba al guía, conduciendo a toda prisa el kayak hacia la orilla.

”¡Garl! ¡Adiós, gracias!”, se despedía Calleja del guía, antes de refugiarse en su coche a toda velocidad y cortar las grabaciones. ”¡Pican, y pican, y chupan sangre, y ya no sé cómo quitarlos de encima! ¡Un millón de mosquitos!”.

 Su recuerdo de los picotazos no ha sido precisamente bueno. Solo hay que recordar lo que sucedió en Canadá,  con el aventurero terminando en Urgencias con la cara hinchada como si hubiese salido de “un combate con Poli Díaz” tras luchar contra las picaduras de los mosquitos.