Li Chunlai, el primer científico en tocar la cara oculta de la Luna

Investigador influyente

La misión china Chang’e-6 marcó un hito histórico recogiendo muestras procedentes del hemisferio no visible del satélite y su equipo las ha analizado

Li Chunlai, durante una conferencia de prensa en China

Li Chunlai, durante una conferencia de prensa en China 

VCG / Getty

A buen seguro, cuando era un joven estudiante de geología y astroquímica, Li Chunlai nunca imaginó poder tener un día entre sus manos tierra procedente de la cara oculta de la Luna. Pues bien, el pasado mes de junio se convirtió en uno de los primeros investigadores del mundo en palparla. Este hito y su trayectoria han sido suficientes para que la revista Nature lo haya escogido como uno de los diez investigadores que han hecho historia este 2024.

Geólogo de la Administración Espacial Nacional china, ha estado involucrado en fijar los objetivos científicos del programa de exploración lunar del país asiático desde su inicio, cuando la misión Chang’e-1 fue enviada a orbitar la Luna en el 2007. Ya en el 2020 pudo palpar tierra lunar gracias a la Chang’e-5, pero en ese caso las muestras provenían de la cara visible del satélite.

La revista ‘Nature’ lo ha escogido como uno de los diez científicos que han hecho historia este 2024

Ha sido la misión Chang’e-6, que despegó rumbo a la Luna el pasado 3 de mayo y regresó a la Tierra el 25 de junio, la que le ha dado la oportunidad de tocar material procedente del hemisferio oculto lunar. Su módulo de aterrizaje, de 3.200 kilogramos, pasó dos días perforando y recogiendo material, que posteriormente sería enviado de vuelta a la Tierra.

Solo un día después del aterrizaje de la sonda, la cápsula con las muestras estaba ya en el laboratorio de Li, en los Observatorios Astronómicos Nacionales en Beijing. Tal como explica la revista Nature, él y su equipo necesitaron varios días –y el uso de una retahíla de herramientas- para liberar el preciado material de su bóveda sellada, que fue almacenado en un recipiente repleto de nitrógeno para protegerlo.

Información muy preciada

Las rocas y el polvo lunar fueron recogidos de la parte más profunda de la Cuenca Aitken, uno de los mayores y más antiguos cráteres de la Luna, con 2.500 kilómetros de diámetro y 13 de profundidad. El lugar fue elegido debido a la diversidad del material que podría contener.

El estudio de las rocas lunares puede aportar luz, entre otras cosas, a la formación del propio satélite. La hipótesis de su origen se sitúa en un gran impacto que recibió la Tierra hace más de 4.000 millones de años, provocando que gran cantidad de material semifundido del manto de la Tierra –silicatos, magnesios y férricos- quedara orbitando alrededor del planeta hasta que se fue agregando y formando la Luna, explica a La Vanguardia David Rabadà, doctor en Geología y paleontólogo. La Tierra, en ese momento, todavía no contaba con la corteza terrestre, mucho más rica en minerales.

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La mineralogía de las misiones Apolo –arguye Rabadà- corroboró esta hipótesis. Y es que los tipos de minerales que hay en la Luna son similares a los del manto de la Tierra.

El análisis de los casi dos kilogramos de material del hemisferio oculto lunar que la misión Chang’e-6 recolectó no solo puede aportar información sobre la creación de la Luna, también del “origen de la Tierra y su geología”.

La Luna es una piedra angular para la evolución planetaria en general”

James HeadGeocientífico planetario de la Universidad Brown

E incluso de otros mundos. Comprender la historia de la Luna es crucial para descifrar el pasado de planetas como Marte, Venus y Mercurio, explica a Nature James Head, geocientífico planetario de la Universidad Brown (Rhode Island, EE.UU.) y que ha colaborado extensamente con Li. “La Luna es una piedra angular para la evolución planetaria en general”, subraya.

Li resultó fundamental para decidir en qué lugar del satélite aterrizaría la nave espacial y fue uno de los primeros en analizar las rocas que transportaba de regreso. Él y su equipo, compuesto por unos 70 miembros, supervisan los datos recopilados durante las misiones espaciales chinas, y eso incluye el almacenamiento y la distribución de muestras. “En lo que realmente es bueno es en la coordinación”, asevera Head.

Un satélite volcánicamente activo hace tan solo 2.800 millones de años

En septiembre, Li y sus colegas ya publicaron una descripción preliminar de las muestras. Y dos artículos publicados en noviembre informaron que el lado oculto de la Luna fue volcánicamente activo hace tan solo 2.800 millones de años.

Los científicos planetarios de todo el mundo no ven la hora de poder tener acceso al material lunar. El laboratorio de Li ha distribuido ya algunos fragmentos a equipos de toda China. Sin embargo, pasarán algunos años –vaticina Nature- antes de que los investigadores de fuera del país puedan acceder a ellas. Y es que la idea de Li es dar prioridad a sus compatriotas chinos.

Se espera un torrente de hallazgos científicos en los próximos meses. “Pero esto es solo el principio”, explica Li a la revista científica. Ya tiene en mente capturar muestras de un asteroide que pasará cerca de la Tierra en el 2025, y en unos años quiere poner el foco en Marte.

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