Esperanza para una enfermedad ‘huérfana’

Salud

Un nuevo fármaco ilusiona a los afectados por eccema crónico de manos, patología relacionada con el trabajo

LA DOCTORA ANA GIMÉNEZ-ARNAU OBSERVA LAS MANOS DE MARÍA TERESA BAILÓN  EN EL HOSPITAL DEL MAR . EL RESULTADO DE LOS PROBLEMAS  DERMATOLOGICOS CAUSADOS POR LA ALERGÍA  Y  EL CONTACTO CON EL MATERIAL  QUE UTILIZABA EN EL TRABAJO DE DEPENDIENTA QUE REALIZABA.

La doctora Ana Giménez-Arnau examina las manos de la paciente María Teresa Bailón en el hospital del Mar 

Mané Espinosa

Si trabajar fuera tan bueno no nos pagarían por hacerlo, dijo algún sabio. El trabajo puede ser absolutamente gratificante, pero también puede provocar patologías físicas o mentales derivadas de excesos o de incompatibilidades con productos o materiales utilizados en el desempeño laboral. Una de las enfermedades asociadas al trabajo más prevalentes es la dermatosis profesional, que se describe como toda aquella alteración cutánea causada por el ambiente de trabajo. Se calcula que afecta al 10% de los trabajadores y la más habitual es el eccema crónico de las manos, que en sus niveles más severos es muy incapacitante e hipoteca drásticamente la calidad de vida de los pacientes.

Como no es una enfermedad potencialmente mortal, a pesar de su elevada incidencia, la investigación le ha dado la espalda, y afectados como Mercedes Cervantes, recién jubilada con 67 años, llevan toda la vida soportándola. No puede contabilizar la de veces que ha tenido que visitar el hospital del Mar. “Con 19 años venía cada semana, el doctor Giménez Camarasa (dermatólogo fallecido hace más de dos décadas) ya me daba hora de una semana para otra”, relata.

Centenares de pacientes han participado en los ensayos en siete hospitales españoles

Mercedes Cervantes se ha dedicado toda la vida a la limpieza. Su alergia a determinados productos químicos, a fragancias, a metales, le ha provocado la dermatosis de la que lleva tratándose 48 años, que se manifiesta con brotes de dolorosos y repulsivos eccemas en las manos, a veces también en el rostro.

La mujer intentó obtener la incapacidad laboral, pero el tribunal médico se la denegó. “Pues nada, tienes que ir a trabajar como puedas, muchas veces sufriendo porque se pasa fatal. He tenido que ponerme guantes hasta para comer”, se resigna. Los escasos tratamientos existentes, cremas de cortisona y la fototerapia, son imperfectos y pueden tener efectos secundarios importantes.

LA DOCTORA ANA GIMÉNEZ-ARNAU OBSERVA LAS MANOS DE MARÍA TERESA BAILÓN  EN EL HOSPITAL DEL MAR . EL RESULTADO DE LOS PROBLEMAS  DERMATOLOGICOS CAUSADOS POR LA ALERGÍA  Y  EL CONTACTO CON EL MATERIAL  QUE UTILIZABA EN EL TRABAJO DE DEPENDIENTA QUE REALIZABA.

Examen a una paciente afectada 

Mané Espinosa

“Es una enfermedad huérfana. A pesar de que es muy frecuente nadie se ha preocupado en encontrar nuevas vías de tratamiento hasta que los pacientes y los médicos lo han planteado seriamente. No ha sido atractivo investigar. Primero es la gente que muere, y las enfermedades que hipotecan la calidad de vida pero no matan no son tan importantes”, reflexiona Ana Giménez-Arnau, adjunta del servicio de dermatología del hospital del Mar, en Barcelona.

La doctora figura como investigadora del ensayo clínico que ha probado la utilidad de delgocitinib para tratar el eccema crónico de las manos de moderado a grave en adultos que no pueden utilizar corticoesteroides aplicados en la piel por sus efectos secundarios o porque no les funcionan.

Y Mercedes Cervantes es una de las pacientes de siete hospitales españoles que han participado en los estudios para resolver la necesidad no cubierta de un tratamiento tópico adaptado específicamente al eccema crónico de manos. “Estuve durante unos meses y a mí este estudio me fue estupendo. Las manos me las notaba muchísimo mejor”, afirma. “Después volvieron las grietas, los eccemas en las manos. No sé si lo han aprobado, pero yo seguiría encantada de la vida”.

Nadie se ha preocupado de encontrar nuevas vías de tratamiento"

Ana Giménez-ArnauDermatóloga del hospital del Mar

Delgocitinib combina el control de la enfermedad con un perfil de seguridad adecuado a largo plazo, a diferencia de las cremas con cortisona. Y, efectivamente, fue aprobado en octubre por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), está en estudio por parte de la agencia de medicamentos de EE.UU. y ya se receta en países como Alemania o Japón bajo el nombre comercial de Anzupgo.

En España, los laboratorios están en negociaciones con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios sobre el precio del fármaco para el Sistema Nacional de Salud. “Probablemente, la financiación pública esté restringida para casos muy graves o con indicación hospitalaria”, apunta Giménez-Arnau.

Según la EMA, “en el momento de la aprobación de Anzupgo, las opciones de tratamiento para estos pacientes eran muy limitadas”. “Hay esperanza en el tratamiento nuevo, que controla los síntomas, cura el brote del eccema”, explica la doctora. “Es mucho mejor que lo que tenemos: se ha mostrado superior a los corticoides tópicos y a la alitretinoína, el único tratamiento oral”.

Hay dos grandes tipos de dermatosis: las alérgicas (aunque curen momentáneamente, pueden volver a aparecer ante un nuevo contacto con el agente responsable) y las irritativas, que desaparecerán al suprimir la causa. El eccema crónico (un brote que dura más de tres meses o dos brotes en un año) de manos se asocia con las profesiones que implican contacto asiduo con cosas húmedas.

MERCEDES CERVANTES  ENSEÑA SUS MANOS EN EL HOSPITAL DEL MAR . EL RESULTADO DE LOS PROBLEMAS  DERMATOLOGICOS CAUSADOS POR LA ALERGÍA A LOS PRODUCTOS QUÍMICOS Y MATERIAL  QUE UTILIZABA EN EL TRABAJO DE LIMPIEZA QUE REALIZABA

Mercedes Cervantes, tratada de eccema de manos durante 48 años 

Mané Espinosa

“Enfermeras, peluqueras, amas de casa… Cualquier persona que maneje mucha agua o jabón y se cambie de guantes tiene más probabilidades”, explica Giménez Arnau. Pero puede manifestarse en cualquier profesión, matiza: “Una persona en una biblioteca o en un almacén con cajas de cartón tocan constantemente papel, que absorbe el agua de las manos y provoca eccema”.

Ante la aparición de síntomas, la doctora prescribe una visita inicial al médico de cabecera para que el paciente sea orientado al dermatólogo. “Hay que estudiar la causa. Hay gente que se vuelve alérgica al cromo del cemento o el cuero, al formaldehído a la goma negra de los mangos de limpiar cristales o al tinte de la peluquería. Se necesita un estudio minucioso para averiguar la causa”.

Lee también

Avance del hospital del Mar en el tratamiento de un tipo de leucemia

Antoni López Tovar
Vertical
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...