Una asociación acerca el mundo a mayores con movilidad reducida gracias a la realidad virtual

REALIDAD VIRTUAL 

El Aquarium de Barcelona, el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid o el Centro Astronómico del Pedraforca son algunos de los lugares donde Més que Ciència ya ha ido a grabar algunos sus videos

Paseo Virtual en geriátricos para gente mayor a través de gafas de realidad virtual. 23-01-2025. Foto: Miquel Muñoz / Shooting.

Paseo Virtual en residencias para gente mayor a través de gafas de realidad virtual. 

Miquel Muñoz / Shooting.

Llevar a mi abuela a la jungla. Este es uno de los propósitos que se plantea Més que Ciència (+ Q Ciència). Esta asociación sin ánimo de lucro lleva dos años trasladando a las personas que viven en centros geriátricos de toda España a lugares a los que no pueden ir por sus propios medios. La asociación lleva a cabo divulgación científica y cultural de forma inmersiva  mediante el uso de dispositivos de realidad virtual que invita a los más mayores a conocer centros culturales e instalaciones científicas de primer nivel. Estas experiencias les permite aprender a edades avanzadas e ir de excursión sin tener que moverse de su centro geriátrico. Esta experiencia inmersiva es una propuesta sensorialmente adaptada y apta para todas aquellas personas que tienen problemas de movilidad y les permite conocer sitios que de ninguna otra manera podrían visitar. 

La asociación Més que Ciència cuenta con colaboraciones nacionales e internacionales como el observatorio ALMA de Chile, los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca, o personal científico de las bases españolas antárticas, entre muchos otros centros de gran relevancia cultural y científica. Es por eso que el equipo de grabación se desplaza muy lejos para producir contenidos divulgativos para la gente mayor. En España, el Instituto Geológico y Minero de España, el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid o el Museo Nacional y Centro de investigación de Altamira son algunos de los lugares que colaboran con la asociación.

Este proyecto empezó cuando Daniel Amatller, actual presidente de la Asociación, cursaba un postgrado de comunicación científica. Fue en este momento, cuando pudo comprobar que muchas estrategias y campañas de divulgación científica no tenían en cuenta a la gente mayor en lo que se refiere a comunicarles y explicarles nuevos descubrimientos. 

"Existe un gran número de descubrimientos e investigaciones en todo el mundo que se publican en prensa especializada y que se explican en congresos o  se divulgan a la población mediante los canales tradicionales de comunicación. No obstante, todos estos descubrimientos, estos contenidos científicos y patrimoniales, no entran en los centros geriátricos. Hay una barrera invisible formada por muchos prejuicios, que provoca que las personas que viven los últimos años de sus vidas en residencias geriátricas queden al margen de la transferencia de conocimiento. La asociación Més que Ciència trabaja para cambiar esta realidad”. El edadismo sistémico es, según Amatller, uno de los principales motivos que generan una gran brecha digital y cultural al alcanzar ciertas edades.

Si mamá no puede ir al castillo, el castillo irá a mamá

Daniel AmatllerPresidente de Més que Ciència

Muchas de las enfermedades relacionadas con la vejez, tienen como consecuencia limitaciones físicas o cognitivas, estas limitaciones la vivió muy de cerca Amatller con su madre Encarna. Esta abuela de ochenta años inspiró el proyecto. Encarna lleva muchos años con limitaciones físicas a causa de diversas patologías, no puede caminar por la montaña ni por la playa, hace años le prohibieron viajar y tampoco puede realizar largos trayectos en coche. Encarna pasa muchas horas sentada en el comedor de su casa, desde la ventana ve los restos del Castillo de San Miquel, de Montornès del Vallès, que se sitúa en la cima de una colina. Amatller recuerda cuando su madre le explicaba con nostalgia que de pequeña subía al castillo a jugar con piedras y que ya hacía más de cuarenta años que no había vuelto a subir.

En uno de estos instantes fue cuando Amatller decidió hacer algo al respecto. “Si mamá no puede ir al castillo, el castillo irá a mamá” y llevó a su madre al yacimiento arqueológico mediante unas gafas de realidad virtual. Algo que la emocionó, ya que  pensaba que nunca más vería su castillo y sus piedras. Recurriendo a la realidad inmersiva, consiguió cumplir el sueño de volver a subir al castillo, donde  su madre había vivido muchos momentos de juego con su hermana y amigas de la infancia. 

Esa experiencia gratificante para ambos hizo pensar a Amatller que sería muy injusto no poder compartir esta sensación con otras personas que se encontraran en la misma situación que su madre. Es por eso que empezó a visitar residencias geriátricas del Vallès y a utilizar tecnología inmersiva para grabar espacios que fueran inspiradores para personas que, como su madre, no tenían la oportunidad de conocer el mundo que les rodea.

Esta iniciativa le ha llevado a visitar muchos centros geriátricos. “Ya era hora que alguien pensara en actividades científicas y culturales de calidad para gente mayor”, asegura Amatller que le dicen los trabajadores de las residencias. “Muchos de los residentes ya estaban cansados de hacer actividades muy habituales como juegos de mesa o pintar”, dice este técnico audiovisual. A su vez, le encontró el gusto a fusionar la experiencia sensorial de las gafas de realidad virtual con la oportunidad de dar espacio al conocimiento científico y cultural de un modo sugerente.

Paseo Virtual en geriátricos para gente mayor a través de gafas de realidad virtual. 23-01-2025. Foto: Miquel Muñoz / Shooting.

Daniel Amatller acomoda las gafas de realidad virtual en el inicio del taller.

Miquel Muñoz / Shooting.

Antes de iniciar la actividad, siempre se les esclarece a los residentes que, en todo momento, están visualizando unas imágenes que no influyen en el lugar donde ellos se encuentran. Se les explica lo que van a ver, qué sitios conocerán y cómo se han llevado a cabo las grabaciones, se pone en contexto el proyecto y los contenidos que se van a transmitir.

Una vez iniciado el video, los usuarios se dejan llevar y se inducen en lo que están viendo. Como es en el caso de Pilar Gracia, quien disfrutó al máximo del paseo por las estaciones científicas Españolas de la Antártida y simulaba que acariciaba a los pingüinos, siendo plenamente consciente que eso se trataba de un vídeo, durante la actividad que se realizó, el pasado jueves, en el Centro de Día y Residencia de Sant Cugat del Vallès. Pilar incluso se dio cuenta  de que había poca nieve. Amatller le explicó que eso se debe a que las campañas antárticas se llevan a cabo durante el verano austral, que corresponde a los meses de noviembre a marzo, en estos meses el clima es menos extremo y que el personal investigador viaja a la Antártida durante este periodo.

Este puede ser un claro ejemplo del ejercicio neuronal que produce participar en este tipo de actividades. Estos estímulos les brindan la oportunidad de dar a cabo un razonamiento profundo más allá de sus retos cuotidianos.

Me ha gustado mucho, quiero repetir cuando vengáis 

Jacinto PeralesResidente en la Residencia y Centro de Día de Sant Cugat

También hay experiencias como la de Jacinto Perales y su compañero Jordi que pidieron ver la campaña de excavaciones 2024 de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, porque nunca habían estado. “Les gustó mucho la experiencia y quieren repetir”, se quedaron con ganas de que les explicaran más cosas y plantearon algunas dudas que les surgieron sobre la datación de fósiles y se les explicaron los distintos métodos de datación que existen. Al final de las visualizaciones se resuelven todas las dudas que los usuarios puedan tener.

Este abanico de sensaciones varía según el grado de receptividad de cada uno. Todo el contenido se elabora con la finalidad de que pueda ser aceptado por el máximo número de personas, sean cuales sean sus características físicas o cognitivas y que gran parte de los participantes comprendan lo que se les está explicando.

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Una señora con alzhéimer pudo visitar el entorno natural y el Monasterio de Montserrat. Días más tarde, cuando la visitaron sus familiares, ella no se acordaba de que había comido, pero les describía con todo detalle su experiencia en la excursión “a la que había ido recientemente”, explica Amatller.

“Algunas familias nos agradecen personalmente lo que hacemos por sus mayores, incluso vamos a domicilios particulares a visitar a personas individualmente, y muchos profesionales de los centros que visitamos nos comentan que los residentes no dejan de preguntar por nosotros. Ver que hacemos tanto bien es maravilloso.”

Amatller asegura que la gente mayor tiene el mismo derecho que el resto de la sociedad a tener acceso a los conocimientos actuales y a no perder su inquietud. Como puede ser el caso de aquellas mujeres que no tuvieron la oportunidad de poder estudiar ni la educación más básica, dependiendo también de su contexto y edad. “Me he encontrado personas mayores que ni conocían los planetas del sistema solar", destaca Amatller.

En su experiencia, ha podido apreciar que mediante la aportación de algunas pequeñas dosis de educación científica, algunos de los residentes han recuperado su motivación y han conseguido un cierto bienestar emocional.  Actualmente Amatller ha ampliado la labor que lleva a cabo la asociación a toda la península y  Més que Ciència se desplaza a cualquier punto de España para visitar gente mayor y realizar talleres. Estos últimos meses, ha visitado centros geriátricos en Madrid, La Rioja, Navarra, La Palma, Castilla y León, Galicia y Zaragoza.

Més que Ciència también cede gafas de realidad virtual con contenido científico y cultural precargado a centros geriátricos de España de forma totalmente gratuita. En estos momentos tiene visores virtuales cedidos a residencias de La Coruña.

Paseo Virtual en geriátricos para gente mayor a través de gafas de realidad virtual. 23-01-2025. Foto: Miquel Muñoz / Shooting.

Daniel Amatller comprueba el funcionamiento de las gafas de realidad virtual.

Miquel Muñoz / Shooting.

Del mismo modo, Amatller nos explica que la asociación está intentando gestionar los recursos suficientes para poder hacer llegar las gafas de realidad virtual a residencias valencianas de poblaciones afectadas por la DANA.

El proyecto Més que Ciència ha sido reconocido con el premio UEI a la responsabilidad social 2024. 

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