El 70,9% de las mujeres en España experimenta molestias menstruales todos o casi todos los meses, pero a pesar de esta alta prevalencia, una de cada cinco de las que sufren molestias afirma no haber recibido nunca atención ginecológica (19%).
Estos datos se recogen en un estudio del Instituto de Gestión de la Innovación y del Conocimiento (INGENIO), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat Politècnica de València (UPV), el Departamento de Matemática Aplicada de la UPV y la University of Western Australia, quienes han combinado métodos cuantitativos y cualitativos con una muestra de 3.490 participantes.
Solo el 45% de las mujeres acude al ginecólogo una vez al año
El estudio, liderado por la investigadora de INGENIO (CSIC-UPV) Sara Sánchez-López, revela que los dolores menstruales (dismenorrea), la hinchazón abdominal, la diarrea y los sangrados abundantes son síntomas habituales en más de un 70% de las mujeres menstruantes. Sin embargo, solo el 45% de las encuestadas afirma acudir al ginecólogo al menos una vez al año, mientras que el 35% lo visita menos de una vez al año, y un 19% asegura que nunca ha sido atendida por el especialista.
El estudio analiza también las barreras para acceder al diagnóstico y tratamiento de dolencias relacionadas con la menstruación. Sánchez-López explica que “muchas pacientes se sienten desatendidas o incluso ignoradas por los profesionales sanitarios. Factores como el sobrepeso, los antecedentes de ansiedad o simplemente el hecho de ser mujer afectan negativamente a la credibilidad de las pacientes en consulta”.
La investigadora explica que esta desigualdad conocida como gender pain gap —que describe la tendencia del sistema sanitario a subestimar o infratratar el dolor en las mujeres— “contribuye a la desconfianza en el sistema sanitario y fomenta que muchas mujeres recurran a soluciones no médicas o incluso abandonen la búsqueda de ayuda”. “La normalización del dolor nos aleja de diagnósticos y tratamientos adecuados”, señala al respecto, y añade que la endometriosis, por ejemplo, puede tardar entre cuatro y once años en ser diagnosticada.
La investigación recoge además numerosos testimonios sobre la prescripción “estandarizada” de la píldora anticonceptiva, así como la falta de alternativas cuando este tratamiento es rechazado por algún motivo o no funciona, e incluso casos en los que se recomienda quedarse embarazadas como forma de aliviar el dolor menstrual.
“La pérdida de confianza en los especialistas está llevando a muchas mujeres a no buscar atención médica, incluso cuando sus síntomas son incapacitantes. Además, cuando acuden a consulta, muchas señalan sentirse ignoradas e invalidadas, recibir diagnósticos erróneos o ser tratadas únicamente con anticonceptivos, sin exploraciones previas”, señala Rocío Poveda Bautista, investigadora también de INGENIO y coautora del estudio.
Diferencias entre el sistema público y privado
Santiago Moll López, investigador del departamento de Matemática Aplicada de la Universitat Politècnica de València y también coautor del estudio, apunta que “el tipo de sistema sanitario marca una diferencia importante: las mujeres que recurren a la sanidad privada acuden con mayor regularidad a consulta ginecológica que aquellas que utilizan el sistema público”.
“Los largos tiempos de espera y la dificultad para obtener derivaciones en el sistema público llevan a muchas mujeres a retrasar o evitar la consulta”, añade. Entre las medidas propuestas por las autoras se incluyen la formación con perspectiva de género para profesionales sanitarios, campañas de concienciación que “desnormalicen” el dolor menstrual y reformas estructurales que mejoren el acceso a la atención ginecológica en el sistema público.
“Dado que el nivel de ingresos condiciona el acceso al sistema sanitario, las limitaciones del sistema público podrían estar generando desigualdades en el acceso a diagnósticos y tratamientos adecuados”, comenta el investigador.
El equipo de investigación también cuenta con la participación de Dani Barrington, de la University of Western Australia, experta de referencia internacional en salud menstrual y activismo en este ámbito. “Esta investigación pretende ser una llamada a la acción y un punto de partida para el desarrollo de medidas legislativas y sociales que aseguren una atención médica adecuada y sin sesgos para quienes sufren dolencias menstruales”, concluye Sánchez-López.