Las golosinas de cannabis están prohibidas. No se pueden distribuir en España, ni vender. Así lo ha dejado claro el Ministerio de Sanidad en una orden de Mónica García del pasado 14 de abril publicada este martes en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y en vigor desde ayer. De este modo se acaba con el limbo legal en el que estaban estas chuches y que, según los expertos en drogadicción, daban la sensación de que son productos inocuos. Pero no lo son. Joan-Ramon Villalbí, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas en el Ministerio de Sanidad, señala que estas golosinas elaboradas con derivados del principio activo del cannabis, con cannabinoides semisintéticos, tienen efectos sobre la conducta y son tóxicos.
Un estudio publicado en Jama Network Open sobre cambios en el consumo de tabaco, alcohol y drogas de estudiantes de entre 15 y 17 años de Canadá, tras la legalización de los comestibles de cannabis en el 2019 en todo el país salvo Quebec, dice que así aumentó su consumo y también el de porros (cannabis fumado). En este último caso, hasta un 34%. Los investigadores apuntan que estas presentaciones también tienen mayor riesgo de sobredosis debido a sus efectos retardados y a que, como imitan productos como dulces, es más difícil que los adolescentes tengan conciencia de la presencia componentes psicoactivos y que puedan calcular la dosis. El delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas destaca las alertas emitidas por el hospital Clínic de Barcelona.
Emilio Salgado, su jefe de toxicología clínica de las urgencias del Clínic, advirtió recientemente del incremento del consumo de cannabinoides semisintéticos, principalmente en forma de chuches a la venta en muchas tiendas de artículos relacionados con la marihuana. El pasado año se contabilizaron 24 atenciones en el hospital Clínic por estas golosinas, el doble que hace dos años. Hay más casos de intoxicación detectados en Madrid y Andalucía, pero se desconoce la cifra final porque, al ser productos comestibles y a la vez estupefacientes, las alertas no se han centralizado, señalan en el Ministerio de Sanidad.
Un enrevesado limbo legal dificulta que las administraciones puedan combatir su comercialización
Villalbí dice que la orden aprobada incorpora “a nuestro sistema de fiscalización varios cannabinoides que no estaban específicamente regulados (y otras sustancias derivadas de acuerdos de la última reunión de la Comisión de Estupefacientes de la ONU)”. Entre otros, los “que han causado repetidos episodios de intoxicación atendidos en hospitales estos meses, y que estaban presentes en productos como gominolas, en un relativo limbo legal”.
Y resalta cómo el sistema de vigilancia detectó el problema, y tras trabajarlo con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) se acordó que sin esperar la fiscalización internacional de la Comisión de Estupefacientes, la AEMPS pondría en marcha un proceso nacional de regulación. “Este proceso, que es relativamente complejo, culmina ahora con la publicación de esta orden en el BOE, que prohibe la comercialización y venta de este tipo de productos en España. Con ella será posible reducir la probabilidad de que se den nuevas intoxicaciones de esta naturaleza, mejorando la protección de la salud”, señala Joan-Ramon Villalbí.
En estos momentos los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Barcelona estudian los detalles de la medida. Barcelona es una de las ciudades que mayor preocupación mostró por esta cuestión. El centro está atestado de tiendas de productos relacionados con la marihuana que venden estos productos como si fueran un divertido souvenir. El gobierno del alcalde Jaume Collboni confía en disponer ahora de herramientas legales para atajar esta actividad.
La venta de estos productos en tiendas da a los consumidores una falsa sensación de seguridad
Hace más de un año que el Consistorio trata de frenar la apertura de nuevos establecimientos de este tipo y de impedir la venta de productos elaborados con derivados semisintéticos del principio activo del cannabis. El Consistorio, la Guardia Urbana y la Agència de Salut Pública de Barcelona realizaron varias multiinspecciones en comercios de este tipo. Además, recientemente, el gobierno municipal pidió al Estado que prohibiera de modo expreso estas nuevas drogas.
El problema es que los análisis de los productos incautados arrojaron trazas del principio activo del cannabis inferiores a los que marcan las regulaciones. Amparándose en una normativa europea que restringe los usos alimentarios de estos derivados al menos los policías municipales consiguieron que estas tiendas sacaran estas chuches de sus mejores estantes y solo las vendan de manera más bien clandestina a los clientes que más insisten en comprarlas. En el ejecutivo municipal esperan que este nuevo veto saque estas sustancias de su limbo.