Los humanos nos desenvolvemos bien en el desorden. Un niño aprende sobre la forma, la textura, los colores y el peso de los objetos mientras juega, pero a los robots ese aprendizaje les cuesta mucho. Por lo general, lo hacen mal. No todos. La última creación de Amazon es un sistema de brazos robóticos llamado Vulcan que ordena los productos en los pods -grandes estanterías móviles de tela amarilla- de la forma más eficiente posible y también los saca de estas para que se envíen a los clientes. Se trata de un robot que utiliza la inteligencia artificial para poner las cosas en orden y dispone de un sentido del tacto que evita que destroce las piezas que maneja.
Uno de los principales retos en el desarrollo de Vulcan era alcanzar “este nivel de inteligencia física, la capacidad de ver y sentir y navegar por un espacio desordenado con la mano sin dañar ninguno de los objetos circundantes”, señala Aaron Parness director de ciencia aplicada de Amazon. En realidad, este sistema robótico no tiene manos, sino pinzas planas y ventosas que puede utilizar indistintamente y cuyo uso decide en cada caso después de que su algoritmo analice la imagen del objeto que tiene delante.
Vulcan es un sistema robótico -los brazos mecánicos son de la compañía Universal Robots- que debe hacer varias cosas que no son fáciles para una máquina. Para poder tomar un paquete, debe poder asirlo de una forma adecuada y sin romperlo. Los ingenieros de Amazon colocaron en las pinzas que le sirven para coger cosas un sensor de presión que evita que pueda aplastar una caja, por ejemplo, si la toma con demasiada fuerza.
En el nuevo robot, la forma de detectar los objetos es, como ocurre con la mayoría de los humanos, la vista. Un sistema de vídeo combinado con IA es el que, por ejemplo, encuentra hueco en uno de los casilleros de un pod. Una parte del brazo de Vulcan levanta las tiras elásticas semitransparentes que evitan que los objetos se caigan y la pinza, si hace falta, le hace un hueco con delicadeza antes de depositarla. Para poder hacer esta labor sencilla que una persona hace sin pensar, la máquina tiene que distinguir la tira elástica y hacer que uno de sus brazos la levante.

El sistema Vulcan en acción
El reconocimiento de los artículos por parte de la máquina tampoco es sencillo. Amazon tiene en su base de datos actual unos 400 millones de ellos. Y cambian continuamente. Por ejemplo, un balón se puede almacenar con su forma natural esférica, pero también desinflado, en un paquete o una caja de formas rectas. Y un producto puede cambiar su etiqueta, la forma, el tamaño o el color de su envase.
Parness cree que este es un salto fundamental respecto a lo que hasta ahora podían encargarle a una máquina. “Comienza una edad de oro para la robótica -afirma-. La IA nos permite desarrollar sistemas capaces de realizar tareas cada vez más complejas y ayuda a los robots a percibir y comprender su entorno, a planificar sus movimientos”. La gran diferencia con otras máquinas es que “”Vulcan no se limita a ver el mundo, sino que lo siente, permitiendo capacidades que hasta ahora eran imposibles para los robots de Amazon”, sentencia el directivo.
En la mayoría de los centros de la compañía por el mundo, esta labor la están haciendo ahora personas. Pero el uso de la máquina, con un índice de éxito en las estibas de producto comparable al de los humanos, evitaría que estos tuvieran que utilizar unas escalerillas móviles para llegar a los estantes superiores. Esta tarea, colocar o sacar productos de las estanterías de tela, se realiza manualmente más de 14.000 millones de veces al año en Amazon. El objetivo es que el robot se encargue en el futuro del 80% de los productos del almacén, con unas 300 unidades por hora cada Vulcan en funcionamiento.
El desarrollo de Vulcan comenzó hace tres años y todavía está en fase de pruebas, aunque el reemplazo de los trabajadores que hacen ahora esta tarea de forma manual parece sólo cuestión de tiempo. Sobre esta cuestión, la vicepresidenta de Salud y Seguridad en el Trabajo de Amazon, Sara Rhoads, rechaza las críticas y observa que cuando ella llegó a la empresa, en el 2011, tenía unos 50.000 empleados y cero robots. Catorce años después, apunta, “hemos pasado de cero a 750.000 robots y de 50.000 a más de un millón de empleados. Así que seguimos contratando”.
Parness destaca el cambio de concepto que representa Vulcan, que combina “sólidos modelos de IA con esta innovadora pinza que dota al robot del sentido del tacto”. Así se puede “abordar el nivel de complejidad de un niño de cinco años razonando sobre el contacto”.