Se llama Marco Pérez, tiene 17 años y una historia taurina que se empezó a escribir siendo apenas un chiquillo y que este viernes abría un capítulo trascendental, nada menos que en solitario ante seis novillos y en Las Ventas. En una semana, Nimes le espera para la alternativa.
Tales circunstancias, llevan al recuerdo de El Juli, septiembre 1998, aunque el madrileño con solo 15 años de edad. También la asombrosa madurez y el amplio repertorio de suertes que componen sus respectivas tauromaquias.
Más de veintitrés mil personas y un calor sofocante cuando a los sones del pasodoble Gallito, Marco Pérez- sangre de toro y oro su vestido- al frente y tras él los dos sobresalientes y la cuadrilla (nueve banderilleros y seis picadores) arrancó el paseíllo.
Y antes de que saliera el primer novillo, Marco Pérez saludó la ovación del público, gran número de jóvenes en él.
El primero -como cuarto y sexto- de la ganadería de El Freixo (propiedad, precisamente, de El Juli) no dio opción a Marco para lucirse con el capoten y tampoco en varas ni banderillas alimentó esperanzas. Se fue a los medios para brindar al cielo, en recuerdo de un familiar, y tras doblarse por bajo con sabor lo templó en muletazos con la mano derecha y firmeza de zapatillas. Porfió por el izquierdo renuentes embestidas y aún hubo otra tanda con la diestra ya el novillo más parado. La espada emborronó todo.
De Fuente Ymbro el segundo (también tercero y quinto) al que Marcó Pérez saludó con dos verónicas y sendas medias. Derribó aparatosamente el novillo a caballo y picador en la primera vara y lo mismo sucedió en la siguiente por lo que hubo de entrar de nuevo, ahora sí recibiendo un puyazo en toda regla.
Muletazos de tanteo y una primera serie en redondo de mano baja, largura y ligazón, también la siguiente. Prontitud en las embestidas , menos claras por el pitón izquierdo y de vuelta a la derecha el novillo a menos, pero no la actitud de Marco, manoletinas incluidas. De nuevo la espada como hándicap.
Se protestó la salida del tercero, de menos apariencia que los dos anteriores y su comportamiento huidizo no propició el lucimiento capotero.

El joven novillero recibe la aclamación de los tendidos
Al público ahora sí el brindis, muleta en la mano derecha, cite de lejos y un achuchón sin consecuencias. Por el izquierdo no pasaba pero Marco le plantó cara con gallardía, aguantó parones y sacó muletazos de mucho mérito. A la de dos enterró el estoque, llegándose al ecuador del festejo con la esperanza de que lo bueno estaba por llegar.
Y para demostrarlo Marco Pérez se fue a la puerta de chiqueros a recibir al cuarto, aguantó con valor la salida del novillo y libró con limpieza la larga cambiada. Sin atender a capotes, el novillo se pegó varias vueltas al ruedo barbeando tablas hasta que Marco pudo recogerlo y con buena lidia llevarlo al caballo, previo a un vistoso quite por rogerinas que el público acogió con sorprendente frialdad.
Luego, en banderillas, tampoco dio facilidades que digamos. Toda una papeleta por delante para el joven novillero. Tres estatuarios y buenos remates por bajo para aperturar faena y toreo en redondo de mano baja, reunidos y ligados. El novillo, parecía otro.
No hubo trofeos, pero Marco Pérez , como buen estudiante que es, pasó con nota el examen de Las Ventas
Los naturales de uno en uno, con mucho mérito, y arrimón en una nueva serie de derechazos, con el de El Freixo muy parado y arrimón sincero de Marco, que algunos no quisieron valorar. Ahora sí, estocada entera volcándose sobre el morrillo pero el novillo se resistió a doblar, necesitando del refrendo del descabello. La petición de oreja se quedó corta y todo quedó en ovación.
Y de nuevo, Marco Pérez de rodillas ante el toril esperando al quinto, larga cambiada y verónicas a pies juntos , ahora sí, muy jaleadas. Por cierto, el novillo de Fuente Ymbro con hechuras de toro.
Capote a la espalda y ceñidísimas gaoneras en el quite. Y al público otra vez el brindis. Las expectativas, en alto. Cite de lejos, dos pases cambiados por la espalda, trincherillas...la plaza en pie y los olés resonando en las muy ligadas series en redondo y el novillo, respondiendo al envite, también en los naturales.
Y como la faena iba para triunfo, los discrepantes de guardia haciéndose notar con sus palmas de tango y pititos a cuenta de esa escuadra y cartabón que manejan a su personal criterio (sic). Y en esas llegó una voltereta impresionante, se levantó Marco sin mirarse, siguió con la izquierda y otra voltereta espeluznante. Como si nada, nueva tanda en redondo y a por la espada.
Torerísimos los muletazos postreros, pinchazo, media estocada... y el acero se llevó el triunfo, no la constatación de que en Marco Pérez hay torero. Y como tal, magullado y sonriente, dio la vuelta al ruedo.
No hay dos sin tres y Marco a porta gayola también en el sexto, otro novillo-toro, que se le vino encima y no le permitió el lance pero si, después, mecidas verónicas.
De rodillas en los medios el inicio de faena con derechazos y naturales de buen trazo, tirando de las embestidas y siempre bien colocado, en tandas rematadas con largos pases de pecho. Más entrega en el novillero que en el novillo y siempre la sensación de que a Marco Pérez le funciona tan bien la cabeza como el corazón. Estoconazo a la primera, la colocación algo baja obligó al uso del descabello.
No hubo trofeos, la espada se llevó algunos, pero Marco Pérez , como buen estudiante que es, pasó con nota el examen de Las Ventas.