La revolución de ‘Los máquinas’
A muchos de nosotros nos encanta tener aplicaciones para solucionar nuestras gestiones con el banco sin tener que desplazarnos hasta las oficinas. La llegada de las apps bancarias a los smartphones, cada día más completas y eficaces para solucionar gestiones, liberó de horas de trabajo a los empleados de las oficinas bancarias, pero ese tiempo no lo ganaron los clientes que no utilizan esa tecnología. Se empleó en reformar la atención al público sin contar con una parte que sufre con los cambios.
Una imagen de la campaña, con un cliente atrapado en un cajero automático
La brecha digital que se inició a finales de los años ochenta del siglo XX con la llegada de internet, lejos de estrecharse, no ha dejado de incrementarse en ningún momento y avanza de una forma cada vez más acelerada. Afecta en especial a las personas de más edad, pero es una desigualdad que también tiene connotaciones socieconómicas.
En ese contexto, Eurocaja Rural, una entidad con implantación en Castilla-La Mancha, Castilla y León, La Rioja, Comunidad de Madrid, Cantabria, Comunidad Valenciana, Murcia y Aragón, ha hecho bandera de algo tan natural que se ha convertido en extraordinario: atienden siempre en persona, sin cita previa y sin enviar al cliente a realizar su gestión en el cajero automático.
Su campaña publicitaria contrapone el hecho de que “ganen las máquinas” a que “ganen los máquinas ”, en una celebrada redefinición del concepto que en su día soltó espontáneamente David Bisbal para saludar a un grupo de fotógrafos que le estaba esperando.
“Únete a la revolución de los máquinas ” es uno de los lemas de esa campaña de Eurocaja Rural que –por cierto, también tiene una app para quien quiera usarla– ofrece proximidad y trato humano para cuestiones que pueden llegar a agobiar mucho a las personas que sienten que no son capaces de valerse por sí mismas en un aspecto importante de su vida cotidiana.
Durante la presentación de la campaña hace unas semanas, el director general de esta entidad bancaria, Víctor Manuel Martín, reivindicó el trato humano como un valor diferencial que tiene cabida en el mercado: “Todo el mundo habla de la revolución tecnológica, de la máquina, de la automatización, y nosotros decidimos cambiar el paso y decir que muy bien, pero nuestra revolución la hacen las personas en un proceso de plena expansión”.
El progreso no es solo automatización y apps, es también no dejar a nadie atrás
Hoy en día, cuando entras en un banco, te pueden ofrecer un café. Siempre lo he rechazado. De la misma forma que en la cafetería no pido un crédito ni un producto de inversión, en el banco prefiero hacer aquello para lo que fue creado. El progreso no consiste solo en la automatización y en disponer de fantásticas apps que permiten hacerlo todo a través de un dispositivo a aquellos clientes que así lo quieren, entre los que me incluyo. El avance también consiste en no dejar a nadie atrás.