“Ánimo triste, desesperanza, hiporexia con pérdida de peso, apatía, insomnio, pesadillas, bruxismo, fobias de impulsión, flashback de imágenes del contenido que revisaba, recuerdos intrusivos reiterados y temor a que las situaciones observadas en la pantalla se manifiesten en su vida cotidiana”.
Este es el diagnóstico psiquiátrico literal de una de las moderadoras de contenidos de Facebook e Instagram que en la mañana de este miércoles ha presentado una querella criminal contra la matriz de esas redes, Meta, y su subcontrata en Barcelona, CCC Barcelona Digital Services S.L.U, por los daños mentales que la mujer sufre desde que en 2019 empezó a filtrar contenido para evitar que llegaran al público.
Otros veintiocho diagnósticos muy similares se exponen en la querella, que acusa a las compañías de un delito continuado contra los derechos de los trabajadores, de delitos por imprudencia grave y contra la integridad moral.
A expensas de lo que pudiera determinar la justicia, la demanda pide 150.000 euros de indemnización para cada uno de los 29 querellantes.
La demanda acusa a las compañías de un delito continuado contra los derechos de los trabajadores, por imprudencia grave y contra la integridad moral
La empresa cerró el 22 de mayo un acuerdo con los trabajadores para despedirlos y eliminar sus oficinas en Barcelona.
El abogado del colectivo, Francesc Feliu, del Espacio Jurídico Feliu Fins, recuerda en su escrito que una querella presentada por lo mismos motivos por un trabajador de CCC ya fue admitida a trámite en febrero de 2024 por el juzgado de instrucción 29 de Barcelona, por lo que propone la acumulación de este nuevo procedimiento con el anterior “con el fin de evitar duplicidades y garantizar la eficiencia de la instrucción, siquiendo un criterio de economia procesal”. Ambos procedimientos se refieren “a los mismos tipos delictivos y presuntos autores”.
Aquella fue la primera querella criminal contra Meta admitida por la justicia en Europa.
Además de las empresas mencionadas, la querella se presenta contra el director general de CCC, su gerente de operaciones o “head of site” hasta enero de 2020 y contra la responsable de recursos humanos.
La empresa aplicaba una enorme presión para que los moderadores tuvieran unos porcentajes de acierto lo más cerca posible del 100%
La querella, a la que ha tenido acceso este periódico, argumenta que era “un hecho notorio” que aunque los trabajadores estaban contratados por CCC, era Meta (a través de Meta Platforms Ireland imited) quien establecía las condiciones de trabajo, incluidos horario, jornada, descansos y distribución en mercados, esto es, a qué idioma de moderación destinaba a cada trabajador. Es más, era Meta quien imponía las “exigencias de productividad”, como el número de contenidos a visualizar por jornada, el tiempo de moderación por video y la calidad, que llegaba a exigir un 98% de acierto. Esto significaba que cada trabajador tenía unos pocos segundos para decidir si un contenido podía pasar el filtro y publicarse en las redes o no, en función de las políticas de Meta (no de CCC).
Los contenidos recibían dos revisiones, y eso determinaba el nivel de acierto.

La sede de CCC se encontraba en la Torre Glòries: cerró a final de mayo
Los trabajadores con mejores porcentajes eran promovidos al horror: la cola de “high priority”, donde llegaba el peor contenido. Violaciones, asesinatos, pederastia inimaginable, crímenes terroristas, violencia machista...
Prueba de que es Meta la responsable final de los daños sufridos por los trabajadores es que, dice la demanda, “cuando Meta dejó de subcontratar el servicio de moderación con CCC se produjo un despido colectivo por causas objetivas de toda la plantilla de moderadores de contenido, en fecha 22 de mayo de 2025”. CCC dijo que recolocaría estas funciones en otros países.
Una serie de reportajes de La Vanguardia destapó en octubre de 2023 la epidemia de enfermedades mentales que afectaba a los trabajadores de CCC, donde entre un 20 y un 25% de la plantilla, compuesta por unas 2.030 personas, estaba de baja, en buena medida (la empresa no dio datos oficiales) por traumas psicológicos.
Los directivos de CCC aplicaban una enorme presión para que los moderadores tuvieran unos porcentajes de acierto lo más cerca posible del 100%; los empleados vivían con la amenaza del despido si sus números eran malos.
Una decena de trabajadores denunció entonces a este periódico, como ahora una treintena ante la justicia, que tan pernicioso era el contenido que debían revisar como las condiciones de trabajo, así como el desconocimiento que al ser contratados tenían de lo que iban a afrontar.
A las primeras hornadas de trabajadores de CCC (adquirida en 2020 por el grupo Telus International) no se les explicó en qué consistía exactamente el trabajo. Muchos pensaban que iban a trabajar eliminando “fake news”; en el momento en que CCC/Telus se implantó en la Torre Glòries, en 2018, en momentos de intensa tensión entre Catalunya y Espanya, se celebró que una multinacional como Facebook eligiera Barcelona para este cometido. Pero no eran las “fake news”.
A los trabajadores sólo se les pedía buen inglés. En función del idioma propio, se les destinaba a un mercado u otro. Se les adiestraba en las políticas dictadas por Meta, para determinar qué se podía publicar y qué no.
Las oficinas tenía un centro de wellness que les debía servir para relajarse o exponer los traumas que les causaba el trabajo, que se demostró absolutamente insuficiente, al menos al principio. De ahí que la querella presentada este miércoles remarque la falta de atención psicológica para un trabajo de tales características. Las condiciones laborales eran “absolutamente inhumanas, indecentes, así como un ritmo de trabajo” totalmente inaguantable “para cualquier ser humano”.
CCC trataba a sus empleados, añade la denuncia, “no como una persona, sino como un objeto al que sustituir cuando este se enferma o acaba dimitiendo”.
La denuncia expone que, además del filtrado de contenido, era función de los moderadores la alimentación de sistemas de inteligencia artificial y algoritmos capaces de detectar automáticamente el contenido pernicioso.
Facebook ya debió hacer frente en el año 2020 a una demanda millonaria por los daños sufridos por sus moderadores de contenido. 11.000 de ellos fueron compensados con 52 millones de dólares, lo que arroja una media de unos 4.700 por cabeza.
En Irlanda al menos 35 moderadores (algunos de ellos de Barcelona) presentaron demandas por daños y perjuicios ante el Alto Tribunal del país, en la vía civil y no penal como ahora en Barcelona.
En los juzgados de lo social de Barcelona se siguen otros procedimientos entre moderadores y CCC. En enero de 2024, el juzgado de lo social 28 de Barcelona dio la razón a uno de ellos (y al Institut Nacional de la Seguretat Social) y dictaminó que las secuelas que sufría un brasileño empleado en 2019 en CCC/Telus son un accidente de trabajo y no una enfermedad común, como alegaba la compañía. Fue la primera sentencia judicial en España así lo establecía.