La Fundación Vicente Ferrer inició su trabajo en Mozambique para luchar contra la epidemia del VIH/sida en este país, el segundo con mayor índice de casos después de Sudáfrica. La fundación colabora con el hospital Carmelo, en el distrito de Chokwe, después de la desaparición de Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), lo que para Mozambique supone una pérdida de 400 millones de dólares en cooperación al desarrollo y que, a nivel global, puede significar que haya más de 14 millones de muertes en todo el mundo de aquí a 2030.
La directora general de la fundación, Luz María Sanz, explica que el distrito de Chokwe, en la provincia de Gaza, es una zona rural con mucha prevalencia del VIH, donde las personas no tienen acceso a la detección del virus y los pacientes no reciben el cuidado adecuado. “Queremos reducir el contagio del virus sobre todo en las poblaciones vulnerables: en menores de edad, en niños, en mujeres embarazadas y en personas que están aisladas y que no tienen acceso a los recursos sanitarios”, añade.
Retirada de fondos internacionales
La fundación trata de compensar el vacío por la desaparición de la agencia USAID
La acción de la fundación en Mozambique se inició principalmente tras la desaparición de USAID. Según Sanz, la fundación emprenderá acciones en este país africano para contribuir a la prevención y el tratamiento del VIH y de otras enfermedades infecciosas como la tuberculosis.
“La desaparición de los fondos de USAID supone un retroceso en el avance que ya se había conseguido respecto a la epidemia de VIH y en temas de salud y de bienestar. Con la acción en Mozambique, procuramos que se mantenga lo que ya existía, que el hospital atienda a la misma cantidad de personas y así evitar que se reduzca el número de consultas”, informa la directora general.
Nuestras brigadas móviles evitan que las personas de aldeas lejanas se desplacen hasta los hospitales”
La fundación colabora con el hospital público Carmelo, en el distrito de Chokwe, que cuenta con 100 camas y atiende a 50.000 personas al año: administra antirretrovirales (tratamiento para los pacientes de VIH) a 27.000 personas y medicamentos para tratar otras enfermedades infecciosas como la tuberculosis a 1.900 pacientes.
Otra de las acciones que la fundación realiza para disminuir la incidencia del sida en Mozambique es la creación de unas brigadas móviles que recorren en coches las distintas zonas rurales de la provincia de Gaza y facilitan equipos de autodiagnóstico del sida, así como el tratamiento de antirretrovirales a quienes están contagiados, según explica la directora general de la fundación. “Estas brigadas facilitan que las personas de aldeas que están muy alejadas no tengan que desplazarse durante horas para llegar a los hospitales. Nosotros nos acercamos a ellas y fortalecemos su sistema de salud”, asegura.
Mujeres y hombres en otra charla e prevención
Asimismo, Sanz destaca que la fundación respalda el proyecto Madres Mentoras en Mozambique, una iniciativa creada por grupos de mujeres portadoras del virus y que no tuvieron la oportunidad de recibir el tratamiento y la información necesaria para evitar la transmisión del virus a sus bebés. Ahora, estas madres se convierten en mentoras, que se reúnen para explicar a otras mujeres cómo evitar el contagio. “Este proyecto refleja la unión de unas madres que tienen la fuerza interior necesaria para enfrentar las dificultades y conseguir todo lo que se proponen. Juntas tienen un impacto mayor”, reflexiona Sanz.
La directora general explica que el objetivo principal de la fundación, allí donde actúa, es el acceso equitativo a la salud con especial atención a las mujeres y a la infancia, para lo que se trazan tres líneas de acción: erradicar o paliar el contagio de VIH y sida, garantizar la igualdad de oportunidades entre personas de distintos géneros y edades, y la prevención y el tratamiento de la desnutrición, la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas.
“Desde la fundación, trabajamos siempre en zonas rurales, acompañando a la comunidad, y nos enfocamos en la infancia, el protagonismo de las mujeres, la inclusión de las personas con discapacidad y el respeto por el medio ambiente”, anota Sanz. Con más de 30 años de experiencia colaborando con el Hospital de Bathalapalli en India para reducir el contagio y tratar el virus, la organización se interesa de forma especial por la salud materno-infantil y por la prevención de la transmisión del VIH de una madre gestante y portadora del virus al bebé. Según Sanz, la fundación ha logrado reducir la transmisión del virus de madres a bebés a casi un 1%, en India.
La fundación Vicente Ferrer también colabora en otros países como en Nepal y en España, donde apoyan a los afectados por la dana.


