Los pediatras respaldan a Maluma: los menores de 6 años no deben ir a conciertos de adultos

Alerta de los especialistas

Los elevados niveles de ruido pueden provocarles “daño auditivo irreversible en cuestión de segundos”

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Un niño, en un concierto de rock 

LV

El cantante colombiano Maluma interrumpió esta semana uno de sus multitudinarios conciertos, en Ciudad de México, al observar la presencia entre el público de una madre con su pequeño hijo. “¿Usted cree que es un buena idea traer un bebé de un año a un concierto donde el sonido está durísimo y ese bebé ni siquiera sabe qué está haciendo aquí?”, recriminó el intérprete después de preguntar la edad del niño. La Asociación Española de Pediatría (AEP) responde a la pregunta: es una idea pésima.

“Se lo digo con todo cariño y respeto ya que soy papá. Yo a París [su hija, que tiene un año y medio] nunca la hubiese traído a un concierto, así que para la próxima sea un poco más consciente”, zanjó el artista. En esta línea, el comité de salud medioambiental de la AEP desaconseja llevar a menores de 6 años a conciertos, festivales o cualquier acontecimiento con altos niveles de ruido, debido al “grave riesgo que supone para su salud auditiva”.

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Maluma no tuvo reparos en llamar la atención de la madre.

El sonido en los conciertos alcanza 110 decibelios y asciende a máximos de 130 cerca de los altavoces. “Niveles suficientes para provocar daño auditivo irreversible en cuestión de segundos”, advierten los pediatras. Comparativamente, una conversación normal se mueve sobre los 60 decibelios y el sonido del tráfico de vehículos denso se sitúa alrededor de 85 dB.

De acuerdo con los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), estos profesionales advierten que a partir de 70 decibelios una exposición prolongada puede acumular riesgo de lesión para la población infantil y recomiendan que no se exponga a más de 80 decibelios durante una hora. El motivo es que es una población especialmente vulnerable porque las estructuras auditivas de los bebés y los niños pequeños “están en desarrollo y carecen de mecanismos de protección frente a la intensidad del sonido”, explica la organización de pediatras.

Afirma, por otra parte, que en lactantes los efectos de una sobreexposición al ruido no son inmediatos ni fáciles de reconocer porque no pueden comunicar las molestias en forma de pitidos o pérdida de audición temporal. Por ello, después de una exposición de bebés al ruido la AEP aconseja vigilar signos de alerta como llanto o irritabilidad repentina, sobresaltos ante sonidos, somnolencia anormal, falta de reacción a sonidos habituales o movimientos repetidos de tocarse la cabeza o frotarse los oídos.

Como conclusión, los menores de 6 años no deberían asistir a conciertos o festivales de adultos aunque lleven protección auditiva. Entre 6 y 12 años la asistencia debería estar condicionada a conciertos adaptados, con volúmenes controlados y zonas seguras, y al cumplimiento de todas las medidas de protección. Respecto a los adolescentes (mayores de 12 años), también “es imprescindible la protección, así como respetar los tiempos de exposición y evitar situarse cerca del os altavoces”.

Problemas que se ven en la edad adulta

“Es muy importante proteger las vías auditivas” –afirma Elena Hernández, jefa de la sección de Otología del hospital Vall d’Hebron– porque las consecuencias pueden ser de por vida: “En audiometrías en adultos muchas veces se encuentran pérdidas en frecuencias agudas que no se explican por exposiciones al ruido en la vida adulta, pero pudieron originarse en la infancia, cuando no se diagnosticaron porque no hubo una expresión clínica”.

Según la doctora Hernández, los niños son más vulnerables al exceso de ruido porque, anatómicamente, su conducto auditivo externo es mas estrecho y corto y “amplifica las frecuencias especialmente nocivas para el oído humano”. “Los reflejos protectores del oído interno están por desarrollar y no tienen la protección que presenta un adulto”.

Al margen de estruendos excepcionales, los posibles daños pueden originarse en situaciones cotidianas, alerta Hernández: “Tenemos que concienciar a la población de que el ruido del tráfico ya son 85 decibelios, y esto ya es mucho para los adultos. No es nada recomendable que estamos expuestos a ello, y lo tenemos al salir de casa”.

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