Las llamas se ceban con el despoblado interior occidental de la Península

Las consecuencias de la ola de calor

De Cáceres a Asturias, Palencia y Ourense, la geografía del fuego coincide con la lusa

Este corredor comparte una realidad sociológica, de crisis demográfica y abandono del medio rural

FOTODELDÍA - A Pobra de Trives (Ourense), 13/08/2025.- Un vecino de la aldea de Pareisás lucha contra en fuego en el incendio forestal que permanece activo en A Pobra de Trives (Ourense). EFE/Brais Lorenzo

Un vecino de la aldea de Pareisás lucha contra en fuego en el incendio forestal que permanece activo en A Pobra de Trives (Ourense)

Brais Lorenzo / EFE

De Cáceres a Ourense, Palencia y Asturias, pasando por Salamanca Zamora y León. Alimentado por la ola de calor extremo, el desbocado monstruo del fuego forestal se ceba con el despoblado y en buena medida abandonado interior occidental de la Península Ibérica, sin entender de fronteras. Ayer por la tarde en Portugal la lucha contra el fuego se centraba en los distritos de Castelo Branco, Viseu, Guarda y Vila Real , a la altura de Cáceres, Salamanca y Zamora.

En España han ardido este año más de 100.000 hectáreas. Esta semana ha habido dos muertes, una docena de heridos, cerca de 10.000 personas evacuadas y decenas de casas calcinadas. Y también se registraron incendios en Madrid, Andalucía, Valencia y Castilla-La Mancha.

Las 105.106 hectáreas ardidas este año en España se acercan ya a las 133.835 del conjunto del 2023 y el 2024

Como ya había sucedido en el 2017 en Vigo y en el 2023 en Oviedo, el monstruo de los incendios de nueva generación, por momentos imposibles de controlar por su enorme energía y un rumbo caótico al albur de vientos cambiantes, dio un nuevo aviso el martes en una ciudad, Ourense. Mientras la nube de ceniza cubría el centro y había cortes de luz, en la periferia las llamas se acercaron a las casas en Seixalbo, si bien en unas horas fueron controladas.

Los vecinos y el ayuntamiento atribuyen este incendio a las chispas procedentes de un tren, lo que impulsa a las críticas a Adif por la falta de limpieza de los márgenes de las vías. Sin embargo, en plena tormenta política, el delegado del Gobierno en Galicia, el socialista Pedro Blanco, y el presidente de la Xunta, el popular Alfonso Rueda, coincidieron ayer en señalar la existencia de una intensa actividad incendiaria. “Seremos implacables”, avisó Rueda.

Aunque también señala esos indicios de actuación de pirómanos, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, sostiene que la actual crisis constituye “un aviso claro” de que el cambio climático “está ahí”. En declaraciones a la Cadena Ser incidió en la necesidad de intensificar la labor de prevención.

Greenpeace, ya en un informe de los grandes incendios de 2023, señalaba la deficiente planificación de Castilla y León

Ese corredor interior del oeste peninsular en el que se han concentrado en los últimos días los incendios más virulentos, de las Hurdes en Extremadura a Cangas de Narcea en Asturias, con su línea paralela por Portugal hasta Ourense, comparte una realidad sociológica, de crisis demográfica y abandono del medio rural. Se trata de uno de los factores que alimentan desde hace décadas la espiral del fuego, junto a una política forestal que no consigue poner en valor grandes zonas de monte.

No obstante, en la amplia extensión territorial de esta ola de incendios existen otro tipo de realidades y factores potenciales, como se puso de manifiesto ayer en Torrelodones, en la periferia de Madrid, cuando las llamas obligaron a desalojar una urbanización, al arder la vegetación cercana. Y una de las dos muertes causadas esta semana por el fuego forestal, la de Tres Cantos, también en Madrid, se produjo en una urbanización próxima a áreas arboladas, lo que puede alimentar el debate sobre la planificación. Por ahora Greenpeace ha denunciado que ese sector no esté incluido como zona de riesgo en el plan de prevención de la comunidad.

Precisamente Greenpeace en un informe de los grandes incendios de 2023, centrado en las autonomías con mayores incidencias, señalaba la deficiente planificación de Castilla y León, la comunidad donde más arrecian las críticas al dispositivo de extinción. “Estamos en manos de gente que no tiene ni puta idea de gestionar un operativo”, declaró ayer a la Cadena Ser un bombero forestal que pese a poner su voz pidió quedar en el anonimato.

En esta comunidad se produjo la otra víctima mortal, en el pavoroso incendio que se inició en Molezuelas de la Carballeda, en Zamora, y se extendió a León, con una extensión inmensa . En Castilla y León, la comunidad más afectada, había ayer por la tarde 8.200 personas evacuadas. Uno de los focos sin control es el de la Sierra de la Culebra, escenario del brutal incendio del 2022, el que es de momento el último año de grandes fuegos forestales en España, con 306.555 calcinadas hectáreas. Según informó la agencia Efe a partir de datos recogidos por el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales, hasta el mediodía de ayer habían ardido 105.106 hectáreas, frente a las 42.615 quemadas en 2024 y las 91.220 de 2023. De este modo el total calcinado este año se aproxima a la suma del bienio anterior.

En Ourense, pese al poderoso y costoso dispositivo de la Xunta, las llamas siguen fuera de control en Chandrexa de Queixa desde el viernes. En esta provincia gallega un tercio de los municipios estaban ayer en situación de riesgo máximo. Los cortes de autovías, carreteras y vías del AVE y el desalojo de vecinos se repitieron durante toda una jornada negra en el salvaje oeste bajo el fuego.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...