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Profesores de la UB piden prolongar su carrera académica hasta los 76 años

La jubilación en la universidad

Señalan que la edad no es motivo para finalizar sus aportaciones a la investigación y a la docencia 

La edad de jubilación forzosa es a los 70 años, pero pueden continuar vinculados con la UB hasta los 73

La actividad está limitada a 60 horas de clases por curso, dirección de tesis, participación en tribunales y en grupos de investigación

Marc Arias

La edad ya no es un dato fiable para definir las competencias de una persona ni tampoco sus ganas de trabajar. Para muestra un grupo de profesores jubilados de la Universitat de Barcelona (UB) que quieren continuar colaborando con la institución hasta los 76 años.

Médicos, pilotos, jueces o profesores deben jubilarse a determinada edad. Los profesores universitarios, a los 70 años. Este límite de edad se estableció en 1994, junto con el de jueces, magistrados, registradores y notarios, aunque estos colectivos protestaron y consiguieron alargarlo hasta los 72.

El caso de los profesores se encuentra pendiente de debate en el Congreso. En todo caso, el retiro académico es controvertido porque hay ejemplos de docentes que siguen trabajando a edades avanzadas. En Harvard, el 30% se jubila entre los 75 y 80 años, y el 12% lo hace con más de 80 años.

“El trabajo ha colmado nuestra vida, nos sentimos bien de cabeza y de salud, y por eso pedimos prorrogar”

En España existe la figura del “emérito con vinculación” que permite a un profesor con determinados años de docencia e investigación continuar su trabajo. Los eméritos pueden dar clases (hasta un máximo de 60 horas por curso) y dirigir tesis doctorales o trabajos de fin de grado y másteres, así como mentorizar a jóvenes investigadores. Pueden participar en grupos de investigación (no como investigadores principales) o ser miembros de tribunales. Asimismo, pueden firmar artículos, participar en congresos y mantener su mail.

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En el caso de la UB, la vinculación con la entidad puede alargarse hasta los 73 años (hasta el 3% de la plantilla). Pero son pocos los que optan por ello: unos 75 docentes mantienen esta condición. En general, los profesores están al pie del cañón hasta la edad forzosa para jubilarse (los 70), pero una vez jubilados se desvinculan del trabajo.

Trabajan de modo parcial, traspasan su esperteza, facilitan su red de contactos y no bloquean plazas

Pese a que son pocos, son muy activos. Por eso han presentado al rector, Joan Guàrdia, una propuesta para extender la condición de eméritos vinculados hasta los 76. “La universidad ha colmado nuestra vida, nos sentimos activos, bien de cabeza y de salud, y queremos una nueva prórroga”, afirma Carles J. Ciudad, catedrático de bioquímica de esta universidad y propulsor de la propuesta. 

Sobre el papel, es una ganancia para todos. Trabajan de modo parcial, traspasan sus conocimientos y experiencias, facilitan su red de contactos, no bloquean plazas, cobran la pensión y la universidad les retribuye con 200 euros al mes. Ciudad cree que es una buena propuesta frente a la ola de jubilaciones en la universidad.

En su petición, formalizada a través de una queja por edadismo, proponen no cobrar nada en esta segunda etapa. “Solo queremos seguir activos, colaborando con investigaciones, accediendo a revistas científicas...”. A pesar de estas ventajas, también hay que contar con ciertas reticencias: el factor humano en las facultades.

La UB, a punto de aprobar sus estatutos, señala que, los mayores de 73 años ya pueden colaborar en grupos y proyectos de investigación (no pueden ir a congresos ni firmar artículos) si las facultades están de acuerdo. También pueden mantener el mail y acceder a revistas científicas o programas informáticos. Eso sí, si su petición está justificada y las licencias lo permiten.