Pese a la apariencia, esto no es un clickbait, un titular llamativo para incitar a los usuarios a clicar el artículo. Se trata de una afirmación figuradamente falsa: Google es una poderosa empresa con mucho futuro por delante. Pero esas líneas tienen algo de cierto, porque el buscador Google –el que nació en 1996 con un formato sencillo de un cuadro para introducir texto y dos botones, uno de buscar y otro de Voy a tener suerte– ha dejado de existir tal y como lo conocimos. Con la inteligencia artificial, este proceso ha transmutado. Del motor de búsqueda hemos pasado al motor de respuestas. Y probablemente se acabe convirtiendo en un motor de tareas. Así que, a rey muerto, rey puesto. Ya está el Google vivo pendiente de otras cosas y el mundo se pregunta qué va a ser de internet.
Si le preguntamos a Gemini, la IA de Google, si éste ha muerto, parece entender –una ilusión– por qué se le hace la pregunta. “Definitivamente, Google no está muerto. Sin embargo, la forma en que funciona y su posición en el panorama digital están experimentando una transformación masiva, impulsada principalmente por la inteligencia artificial (IA). La sensación de que “Google ha muerto” surge de un cambio profundo en el modelo de búsqueda, no de su desaparición”.
Las cosas han empezado a cambiar mucho. Cualquier usuario ha percibido que, después de una búsqueda en Google se encuentra AI Overview, pequeños resúmenes que proporcionan una respuesta generada por la IA Gemini sobre esa búsqueda. Es decir, Google aporta directamente la solución, única y sin posibilidad alternativa, en lugar de facilitar el camino para llegar a la respuesta que buscaba el usuario, que era la forma en la que había funcionado internet desde finales de los años 80 del siglo pasado.
El buscador de Google se asocia ahora al recurso de la IA
Ese cambio tiene consecuencias, entre las que destaca una caída de los ingresos por publicidad tradicional. Si el usuario obtiene lo que busca en el primer resumen de IA que Google le ofrece, no necesita clicar en los enlaces de pago ni en los posteriores resultados orgánicos, que dejan de recibir tráfico. De esa forma, se bloquea la afluencia hacia los anunciantes de pago, parte esencial del modelo de negocio hasta casi hoy mismo. Las repercusiones afectan a millones de empresas y particulares, especialmente aquellos negocios que dependen del tráfico de internet, que tendrán que repensar sus estrategias.
¿Por qué se ha metido Google en este futuro incierto que se sale de un modelo que le ha funcionado de maravilla? La compañía del buscador no tiene más remedio que dispararse en el pie cada vez que un usuario hace una búsqueda (y renunciar al negocio que le ha hecho grande) porque la alternativa son las búsquedas directas en plataformas, que son las que prefieren las nuevas generaciones. Los usuarios más jóvenes recurren directamente a TikTok y YouTube, llenos de tutoriales sobre cualquier cosa, o a ChatGPT y otros chatbots para encontrar lo que quieren.
Así que mientras millones de negocios buscan su nueva ubicación en un ecosistema de internet en el que pierden relevancia, Google también tiene que pensar nuevas formas de mantenerse sin las que han sido algunas de sus mayores fuentes de ingresos desde su fundación. De momento, el buscador ha empezado a experimentar con la integración de anuncios directos dentro de los resúmenes de IA. Esta opción pretende asociar a esa publicidad una mayor importancia, que pueda parecer parte de la respuesta. O una recomendación de una experta IA.
Una representación de la muerte del buscador hecha por la IA de Google
El modelo puede sacudirse todavía un poco más. Imaginemos un Google que no pone anuncios, pero que es de suscripción para usuarios premium. No ha llegado, pero ¿es descartable? La misma compañía matriz, Alphabet, tiene YouTube Premium de pago. El internet dividido entre ricos y pobres gana peso. Para consolidar la presencia en su plataforma, Google va a integrar Gemini directamente un paso por delante del buscador, en el navegador Chrome, que tiene cerca del 70% de cuota de mercado. De momento, comienza por Estados Unidos, donde los usuarios pueden analizar la información y el contenido de las pestañas sin cambiar de ventana. Con capacidad de agente, la IA en el navegador podrá desarrollar tareas como hacer compras y reservar citas. A Google lo ha matado la IA, pero qué vivo está.
La actriz sintética Tilly Norwood
. Guerra en Hollywood por una actriz de IA. Una guerra está a punto de desatarse en Hollywood a causa de una actriz virtual. Según la agencia IA Xicoia, su actriz de IA Tilly Norwood está en negociaciones con varias agencias de talentos de Hollywood. El anuncio ha provocado ya una reacción de los actores, que piden boicotear a cualquier agencia que contrate intérpretes sintéticos. La fundadora de la agencia de IA, Eline Van der Velden, quiere que Tilly, que participó el mes pasado en un sketch cómico, “sea la próxima Scarlett Johansson o Natalie Portman”. La representante añadió que “la era de los actores sintéticos no está llegando, ya está aquí”.
. Control parental en ChatGPT. El chatbot más popular del mundo, ChatGPT, ha empezado a incorporar un control parental. Los padres pueden ya vincular su cuenta con la de sus hijos adolescentes para controlar su utilización de esta popular IA. La cuenta del adolescente se protegerá de determinados contenidos, retos virales, juegos de rol sexuales románticos o violentos, ideales de belleza y otros aspectos a controlar en esas edades. Los padres también podrán establecer horas en los que no se podrá usar ChatGPT, desactivar el modo de voz, la memoria o la generación de imágenes.
. OpenAI lanza un agente de compras. OpenAI ha empezado a articular en Estados Unidos un servicio para que los usuarios puedan hacer compras mediante ChatGPT. Se lllama Instant Checkout, y utiliza un estándar abierto (creado por OpenAI y Stripe) para permitir las ventas. El servicio ha comenzado con la plataforma Etsy, pero la compañía de ChatGPT piensa ampliarlo a otras tiendas online y otros países.


