El ascensor social en España sufre paradas en las plantas más bajas, según la radiografía de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN-ES). Los datos macroeconómicos pueden ser los árboles que no dejan ver el bosque: el PIB creció por encima de las previsiones entre abril y junio, un 0,8%, mientras que el país superaba por primera vez en su historia los 22 millones de trabajadores. Sí, pero...
Pero “el aumento del PIB y de empleo no consiguen mejorar las cifras de pobreza de un modo proporcional”, denuncia la EAPN-ES, que engloba a 8.000 entidades sociales y que forma parte de la European Anti-Poverty Network, una plataforma europea del tercer sector. El milagro español (a la cabeza del crecimiento económico en Europa) “no protege a la población que vive en condiciones más precarias, como evidencian las cifras de pobreza severa”.
Esas cifras empeoraron en 2024: ocho de cada cien personas en España viven con menos de 644 euros al mes. “El carácter estructural de la pobreza en nuestro país y en las comunidades autónomas refleja que el mero crecimiento económico no es suficiente para reducir la desigualdad”, sostiene el informe. La mejora de los datos macroeconómicos por sí sola no revierte en la calidad de vida de la población más vulnerable.
Es necesario “fomentar la inversión social y el papel protector del Estado (...) con un sistema fiscal progresivo más justo que aumente la capacidad redistributiva”. Un ejemplo: En 2024, las ayudas y prestaciones sociales, incluidas las pensiones, evitaron que 11,1 millones de personas engrosaran las filas de la pobreza. Mejorar las prestaciones autonómicas es una de las claves contra la pobreza y la desigualdad.
Las prioridades no son idénticas en todas las autonomías, con “diferencias muy notorias” en las inversiones sociales. Así lo ejemplifican Murcia, Asturias y Canarias, que deberían tener tasas de pobrezas muy similares porque “parten de situaciones de vulnerabilidad semejantes”. Sin embargo, y gracias a las prestaciones sociales, Asturias registra una tasa de pobreza del 15,6 %, Murcia del 26% y Canarias del 24,6 %.
En España, se mantiene la brecha entre el norte y el sur. El lugar de residencia es un factor importante de desigualdad, sobre todo por las diferentes políticas públicas de las comunidades autónomas. Esta es una de las conclusiones del informe de la EAPN-ES, que se puede leer aquí. El estudio se ha presentado precisamente en estas fechas porque la ONU declaró el 17 de octubre el día internacional para la Erradicación de la Pobreza.
Cómo entender una paradoja
A la cabeza de la pobreza infantil
España se sitúa por encima de la media de la UE en todos los indicadores de pobreza, exclusión y desigualdad. Es el cuarto Estado con mayor porcentaje de personas en riesgo de pobreza y exclusión social, solo por detrás de Bulgaria, Rumanía y Grecia. Nuestra tasa de pobreza infantil es la más alta de la UE, con 2,3 millones de menores en esta situación. ¿Cómo puede un país acaparar tantos elogios económicos y tener este panorama? Quizá el caso de Madrid lo pueda explicar. Aunque la capital se beneficia de una de las rentas medias por persona más altas (17.275 euros) y presenta un PIB per cápita muy elevado, es una de las regiones más desiguales: el 20% más rico de la población gana 5,5 veces más que el más pobre. No es un problema de riqueza, sino de reparto de riqueza, por lo que EAPN-ES urge a las formaciones políticas a tener “altura de miras” y aprobar en la presente legislatura el Pacto de Estado contra la Pobreza, hoy parado en el Congreso.
Ese objetivo permitió que el riesgo de pobreza “y/o de exclusión social” se redujera en el 2024 del 26,5 al 25,8% , unos 12,5 millones de personas (200.000 menos). “Es una reducción importante y que refleja el éxito de las políticas sociales”, reconoce Carlos Susías, que preside las redes española y europea de la plataforma autora del trabajo. La botella, replican los pesimistas, se puede ver medio llena... O medio vacía.
Ese 25,8% (recordemos: riesgo de pobreza, no de pobreza extrema) es el porcentaje más bajo desde 2014, pero incluso así nuestro país no ha logrado bajar del 25%, lo que significa que “una de cada cuatro personas se ha mantenido en riesgo de pobreza y/o exclusión social en la última década. Los datos, insiste el trabajo, varían mucho en función del territorio.
Un almacén del Banc dels Aliments
Algunas tasas de pobreza duplican la media estatal, con una clara “brecha norte-sur constante”. Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y la Región de Murcia presentan los mayores porcentajes. Y preocupan casos como Navarra, Comunitat Valenciana o Castilla y León, “que arrastran un empeoramiento de las cifras varios años consecutivos”. Ni siquiera el País Vasco, Navarra o las Baleares, en el extremo opuesto, tampoco pueden sacar pecho.
Si bien esas son las comunidades con mejores datos y donde la pobreza afecta a menos personas, como en el cuento de Rulfo, sus pobres son muy pobres: más del 45% de sus habitantes en riesgo de pobreza viven con menos de 644 euros al mes, lo que multiplica exponencialmente la media nacional. La crisis de la vivienda es una de las principales preocupaciones de la población y constituye también un factor importante de pobreza que aumenta las desigualdades entre comunidades.
El incremento de los precios se ceba en los alquileres, cuyo gasto medio mensual ha subido casi un 40% entre el 2014 y el 2024, casi el doble si se compara con la cuota hipotecaria (un 20,1%). Este incremento se agudizó en las Baleares (que creció un 77,6%) y en Canarias (68,1 %). Ambos archipiélagos, junto a Catalunya, Madrid y la Comunidad Valenciana tienen el mayor porcentaje de población con gasto elevado en vivienda (40% o más de la renta).

