Desde que 3 de octubre se registraba en una granja del Alt Empordà el primer caso de dermatosis nodular contagiosa ( DNC) de España, enfermedad que afecta solo a los bovinos, un total de 18 explotaciones de Girona han tenido que sacrificar a todo su ganado. Son unas 2.500 vacas, de leche o de engorde menos, y 150.000 animales inmovilizados hasta nueva orden. El virus, que se transmite por la picadura de insectos como mosquitos, moscas o tábanos o por contacto directo entre animales enfermos, no se contagia a los humanos, ni por la ingesta de leche o de carne que se vende con normalidad. Los carniceros no detectan preocupación entre los consumidores, pero la desazón es total entre los ganaderos, ya que un solo positivo en la granja puede acabar de un día para otro con el modus vivendi de generaciones.
En esta situación está ahora un ganadero del Alt Empordà que no quiere revelar su identidad por miedo a eventuales “represalias de la administración”, y que hace días veía cómo le sacrificaban las 270 vacas de leche por un positivo en la granja. De ella vivían tres familias, que se han quedado sin ingresos. Calcula pérdidas de un millón de euros entre los animales sacrificados, el pienso destruido y los cultivos que servían para alimentar las vacas. Eso sin contar la potente inversión de 350.000 euros que había hecho hace poco para modernizarla. “Sin gastos que tenemos que seguir pagando”, se lamenta. Depende de las ayudas de la administración para su continuidad. De momento, el gobierno catalán ha movilizado una primera partida de cuatro millones de euros para los afectados.
“Hay que ir por delante del virus y no por detrás como ahora y vacunar todos los animales”, dice un ganadero
Este joven ganadero no se imagina cambiando de oficio. “Dependerá de las indemnizaciones que recibamos”, reconoce. Cada vaca de primer parto, a punto de dar a luz para producir, cuesta entre 2.800 y 3.200 euros. La idea es poder volver a arrancar. Cuando te has dedicado a esto, en 15 días no te planteas la vida de otra manera”, reconoce.
Quien no empezará de cero, pero también ha tenido que sacrificar ganado es Joan Lluís Gelabert, de Castelló d'Empúries. El suyo fue el primer caso detectado en España. Tuvo que matar 123 terneros de entre uno y siete meses. “No sé cómo nos llegó el mal, no compramos animales a fuera”, explica. Mantiene dos granjas que no se han visto afectadas por el virus, que se hace muy evidente al ganado que la sufre por síntomas como fiebre alta, pérdida de peso, bajada de la producción o nódulos en la piel. También querría repoblar la granja “siempre y cuando haya dinero para comprar” y suficiente oferta en el mercado. Por ahora todo son incógnitas.
El departament d'Agricultura anunciará este lunes un nuevo plan vacunal que incluirá varias zonas de Catalunya para garantizar la contención de la enfermedad
Ganaderos y sindicatos agrarios se han mostrado muy críticos con la actuación del departamento y el ministerio de Agricultura en esta crisis, al considerar que se ha reaccionado tarde. Más teniendo en cuenta que en verano ya se habían detectado casos en Francia, en la Alta Saboya, y en Italia y que era cuestión de tiempo que el mal llegaría también a Catalunya. La principal hipótesis con la que trabajan los científicos es que el virus haya entrado a través del comercio de animales vivos desde Francia. Marc Xifra, responsable del sector lechero de Unió de Pagesos, lamenta que no se cerraran antes fronteras, como asegura que ya hicieron en junio Argelia y Marruecos. Esta semana se han cerrado las exportaciones de animales vivos desde España.
También critican la demora al conseguir vacunas. Las primeras dosis se empezaron a poner seis días después de detectarse el primer brote. “Países como Alemania o Dinamarca todavía no tienen ningún caso, pero ya tienen las vacunas a punto”, explica Jordi Cros, ganadero de Peralada, que también vive con angustia la situación. El radio del Alt Empordà, unos 50 kilómetros a la redonda de Castelló d'Empúries, todavía no ha llegado a la inmunidad de grupo, cosa que pasará cuando se hayan vacunado el 95% de las granjas y hayan transcurrido 21 días del suministro de la vacuna. Será entonces cuando se pueda pedir a la Unión Europea que se deje de sacrificar todos los animales de una granja cuando se detecte un único caso. Al llegar a este escenario, si aparece un positivo solo se tendrá que sacrificar el animal contagiado. “Tengo angustia porque veo tambalearse mi vida y el legado de toda mi familia”, dice Cros, cuarta generación de una explotación familiar.
“Hay que ir por delante del virus y no por detrás como ahora y vacunar todas las ganaderías de Catalunya y España”, dice Carles Pagès, con vacas en el Alt Empordà. Una idea, la de hacer más extensiva la vacunación, que comparten sindicatos y también algunos veterinarios como Clàudia Romero, de Semega, que reconoce que si no se hace es cuestión de días o semanas que aparezcan más casos y el virus se expanda.
Reclamaciones que podrían tener respuesta pronto. Agricultura anunciará mañana un nuevo plan vacunal, que incluye varias zonas de Catalunya para contener la enfermedad. Un documento, que ya está en manos del ministerio y de la Comisión Europea para la aprobación final y que garantizará la vacunación de “buena parte de la cabaña de bovino”.


