Parados todos los aviones MD-11 como el accidentado el martes
Investigación aérea
El constructor Boeing pide a las operadoras que por prevención dejen en tierra sus trimotores hasta nuevo
aviso
Imagen del accidente aéreo en el Aeropuerto Internacional de Louisville, el martes 4 de noviembre
El espectacular accidente aéreo del pasado cuatro de noviembre en Louisville, ha tenido consecuencias en el sector de la aviación. El MD-11 que despegó en llamas del aeropuerto Muhamad Alí y no pudo remontar el vuelo, estrellándose y explotando, dejó finalmente 14 víctimas: los tres tripulantes del avión de UPS y 11 personas en tierra, además de 15 heridos.
Boeing, la constructora de aviones que lleva unos años en el ojo del huracán, sobre todo por la crisis que tuvo con sus aviones 737 MAX, ha pedido a los operadores del modelo MD-11 que, por precaución, dejen ese modelo en tierra. Los aviones estarán fuera de servicio hasta que las investigaciones sobre el accidente de Kentucky, avancen y aseguren que fue un defecto puntual en el Trimotor de UPS el que provocó el accidente y no algo generalizado en todos los modelos.
Boeing ha pedido a los operadores del MD-11 que dejen ese modelo en tierra
Actualmente unos 70 de los 200 MD-11 construidos están en servicio, aunque son 60 lo hacen activamente en tres compañías. Todas son de carga: UPS, FedEx y Western Global Airlines. Para la primera, la afectada por el accidente, los Trimotores son un 10% de su flota. Para FedEx no llega al cuatro y Western tiene cuatro unidades activas, por lo que otros aviones de su propiedad o aparatos alquilados a terceras compañías, serán los que sustituirán en los próximos días o semanas a los aparatos que han quedado en tierra.
Las tres compañías han aceptado realizar análisis adicionales de ingeniería y comprobación de la estructura y las partes más sensibles de sus aparatos para ver si hay algún denominador común que pueda ser similar al sufrido por el aparato estrellado, una unidad que voló por primera vez en 1991. Este estuvo destinado a vuelos de pasaje con la tailandesa Thai hasta 2006 y desde 2007 realizaba servicios exclusivamente cargueros.
Modelos heredados
Con la compra de MCDonnell Douglas por parte de Boeing en 1997, el constructor americano heredó y se hizo dueño del certificado de tipo de todos los aparatos que Douglas tenía en servicio en ese momento, como el caso del MD-11 o de los MD80. De ahí que aunque el aparato de Spanair accidentado en 2008 en Madrid (el tristemente célebre JK5022) lo hubiese construido McDonnell Douglas en su día, en el momento que se estrelló en Barajas, el constructor responsable del aparato era la compañía Boeing Commercial Airplanes.
Volviendo al MD-11, el aparato fue una evolución y modernización del Douglas DC-10. El avión seguía siendo trimotor, con dos reactores bajo las alas y un tercero en la cola. El modelo no tuvo el éxito comercial esperado a pesar de sus mejoras técnicas, de consumo y de prescindir del ingeniero de vuelo, dejando la responsabilidad de la operación a los dos pilotos. Entre 1988 y 2000, sus años de producción, se construyeron dos centenares de aparatos, que volaron en aerolíneas como KLM, China Airlines, Varig, Korean o American Airlines, teniendo luego una segunda vida como aparatos de carga pura.
El MD-11 no llegó a volar en ninguna compañía española, aunque si su predecesor, el DC-10, del que se llegaron a construir unas 400 unidades. El aparato empezó su vida comercial con varios accidentes graves en los años 70. Se descubrió que el gran problema era un defecto de diseño en las puertas de las bodegas. Subsanado ese grave punto en el diseño, el avión tuvo una vida operativa similar al resto de aparatos de largo radio de su época.
En España Iberia operó ocho DC-10 simultáneamente y la compañía chárter Spantax otros cuatro. Entre los últimos, el protagonista del recordado accidente de septiembre de 1982 en Málaga, con 50 muertos, cuando despegaba desde el aeropuerto de la Costa del Sol a Nueva York. Iberia también perdió un DC-10 en accidente: a los pocos meses de su entrega, el avión bautizado como Costa Brava chocó con las luces de aproximación del aeropuerto de Boston, al que llegaba desde Madrid. El avión perdió parte de su tren de aterrizaje, acabó desestabilizándose y cayó en la pista de Logan. En ese caso no hubo víctimas, aunque el avión se dio por perdido, renunciándose a la reparación, con lo que la vida del Costa Brava, nombre del primer DC-10 de Iberia, fue mucho más corta de lo pensado.
Ahora habrá que ver cuáles son las recomendaciones que hace el constructor para que los MD-11 puedan volver al servicio operativo y seguir llevando toneladas de carga aérea por todo el mundo.