El secreto del diseño de un producto tecnológico que tenga un gran éxito es –atención– que te provoque un irresistible deseo de llevártelo a la boca. Eso opina al menos uno de los grandes diseñadores industriales de nuestra era, Jony Ive, que durante años marcó las líneas de algunos de los artículos más referenciales de Apple.
Jony Ive y Sam Altman conversan en un bar de San Francisco
“No soporto los productos que son como un perro que te mueve la cola en la cara, o los que están tan orgullosos de resolver un complicado problema que quieren recordarte lo difícil que fue”, comentó Ive hace unos días en un coloquio con Laurene Powell Jobs, viuda de Steve Jobs, y Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, con el que se ha asociado en una empresa llamada io para crear un nuevo producto que lleve la inteligencia artificial a nuestras manos. O –quién sabe– a nuestra boca.
Jony Ive, ex diseñador de Apple, busca una nueva relación con los dispositivos con IA
Con las explicaciones de Ive se entiende mejor la línea que marcó el diseño de Apple desde el regreso de Steve Jobs. “Me encantan las soluciones que se balancean en la observación –explicó–, casi ingenuas, en su simplicidad”. Ahí podemos ver probablemente la historia de los productos que ha diseñado a lo largo de los años.
Altman reveló que el criterio de Ive para saber si ya tienes el diseño que buscabas es que “quieres lamerlo o darle un mordisco o algo así”.
Aunque ya disponen de varios prototipos de la familia de nuevos dispositivos con IA, que io espera lanzar en un plazo máximo de dos años, aclararon que no se han dedicado a lamer o morder los nuevos productos, pero sí han seleccionado los que les sugieren algún tipo de conexión emocional. Altman indicó que lo que caracteriza el objeto, además de ser “sencillo y bonito”, es, “a falta de una palabra mejor, juguetón”.
Todo alrededor de esa familia de productos que pretenden llevar la IA a los usuarios de una forma que supere las pantallas con las que trabajamos ahora parece tener un sentido lúdico. Ive le dijo a Altman al iniciar el proyecto: “vamos a hacer sonreír a la gente. Vamos a hacer que la gente sienta alegría”. Lo que buscan es una nueva relación con los dispositivos personales.
La inteligencia artificial, en la visión de Ive y Altman, será capaz de hacer cosas por el usuario “durante largos periodos de tiempo”. La IA de bolsillo que diseñan tiene que ser “capaz de ser consciente del contexto en el que debe, no solo no molestarte, sino también decidir cuándo debe presentarte información o pedirte tu opinión o no”.
Ive ha sido el artífice del diseño de iconos de la tecnología de consumo de los últimos 30 años, como el iMac, el iPod o el iPhone y se merece un crédito. Lo que la IA pueda hacer por la paz y la tranquilidad de las personas todavía tiene que ganárselo. La carrera acelerada de personajes como Sam Altman, no sugiere una adopción serena y relajada. En dos años saldremos de dudas.

