La epidemia de gripe ya pone las urgencias de los hospitales al límite
Un punto débil de la sanidad
Una mujer con politraumatismos espera seis días en un box del hospital de Sant Pau antes de ingresar
Los médicos describen un panorama de muchos pacientes en los pasillos, en butacas y sillas plegables
Actividad en dependencias del servicio de urgencias en un hospital de Barcelona
Una paciente en estado grave, con politraumatismos, ha permanecido durante seis días en un box del servicio de Urgencias del hospital de Sant Pau, en Barcelona, antes de poder ingresar en planta. El fuerte incremento de la incidencia de la gripe ha vuelto a colapsar las urgencias, esta vez más pronto, porque la epidemia lleva más de un mes de adelanto con respecto al año pasado.
El lunes, en el hospital de Terrassa, 36 pacientes permanecían en urgencias esperando el ingreso, algunos desde el viernes. En el hospital del Mar, en Barcelona, más de una veintena de enfermos ocupaban los pasillos a la espera de una cama, según fuentes sindicales. Los profesionales expresan una fuerte preocupación por la situación de las urgencias hospitalarias, que el propio Departament de Salut reconoce como “uno de los puntos débiles” de la sanidad catalana.
Tenemos pacientes con más de 20 horas en una butaca sin poder acostarse”
La temporada de colapso no ha hecho más que empezar y ya se pronostica un agravamiento a corto plazo. “Tenemos muchas esperas, y la situación es extrapolable a todos los centros de Catalunya”, explica Neus Muñoz, médico de urgencias en el hospital de Terrassa, que describe un panorama con muchos usuarios en los pasillos, en buena parte enfermos crónicos, y con demoras de dos o tres días de promedio para subir a planta.
“A veces ha sido peor, pero se prevé que cara a este puente [de la Inmaculada] la cosa se complique”, advierte la doctora: “Cuando empiezan los ingresos de niños [por los virus respiratorios], a los quince días vienen los de los adultos, y los de niños hace poco que los estamos teniendo”.
Pacientes en la sala de espera de urgencias del Vall d'Hebron
La temporada pasada, Salut puso en marcha el Plan Integral de Urgencias de Catalunya (PIUC) a principios de diciembre, con la finalidad de dar respuesta al aumento de la demanda sanitaria habitual de la época invernal, con un presupuesto de más de 36 millones de euros. Este invierno, a pesar del adelanto de la gripe, todavía no se ha fijado la fecha de activación del plan.
Mientras, los hospitales van poniendo en solfa sus planes de contingencia ante el notable incremento de la actividad, especialmente en los servicios de urgencias. En el hospital del Mar están colapsadas. “Pero tampoco es una novedad”, apunta Pedro Murillo, representante sindical de UGT en un centro que tiene el problema cronificado, incluso en verano.
La dirección informará hoy a los representantes de los trabajadores sobre las medidas a aplicar en respuesta al incremento de la actividad, entre las que figurará la apertura de varias decenas de camas de las 140 que tiene vacantes desde hace años el hospital de l’Esperança, que forma parte del consorcio del Mar, a fin de drenar las urgencias.
Es la historia de cada año. Neus Muñoz lleva 14 trabajando en urgencias y siempre es lo mismo. “Se hace un programa de refuerzo de plantillas, incluso a veces se cancelan cirugías programadas para poder disponer de más camas, pero siempre estamos infradotados”, lamenta. “Cada año terminamos colapsando porque faltan recursos, tanto físicos como humanos, en toda Catalunya”.
En el contexto de saturación, “el que tiene un box es afortunado”, afirma la doctora: “Puedes permanecer más de 24 horas en el pasillo perfectamente, tenemos pacientes con más de 20 horas en una butaca sin poder acostarse; hay hospitales que ni siquiera tienen una butaca, sino sillas de plástico plegables”.
Salut afirma que la situación es normal para la época del año: “No hay saturación”
La situación está a años luz de los estándares y recomendaciones asumidos por el Ministerio de Sanidad, que apuntan que ningún paciente pendiente de ingreso permanezca en la unidad de urgencias de un hospital más de 12 horas desde que se ordena el mismo. Paciente que debería ser sometido a observación-valoración no más tarde de 24 horas desde el ingreso en urgencias.
Asimismo, se recomienda que el 90% de los pacientes atendidos sean dados de alta, ingresados o trasladados a otro centro en cuatro horas. “Sobrepasar este dintel incremental el riesgo de saturación de las urgencias”, señala el protocolo.
La saturación es perjudicial tanto para los pacientes como para los profesionales. “La gente, los usuarios, están muy crispados y lo pagan con nosotros”, afirma un médico, recordando que los profesionales de la sanidad catalana han reciben un promedio de una agresión física cada dos días. “El médico de cabecera tarda mucho en verte, las listas de espera van en aumento y acabas cayendo en urgencias”, relata.
3,6 millones de atenciones en un año
Los hospitales catalanes atendieron el pasado año 3,6 millones de urgencias, según datos de Salut. El 15,11% de los casos acabaron en ingreso después de una espera de más de 24 horas. Este es el servicio peor valorado por los usuarios del sistema sanitario catalán, indican las encuestas de satisfacción. El interés de los profesionales durante el tiempo de espera, la información sobre el tiempo de espera, la demora hasta ver al médico o la comodidad de la sala de espera son los indicadores más negativos. El 76,71% afirma que el hospital resolvió el motivo por el que acudió a urgencias.
Para los profesionales, la situación es agotadora. “He llegado a tener 50 pacientes pendientes de ingreso, es muy frustrante, de ahí la fuga de talento”, dice Neus Muñoz. “Es como un embudo, por la puerta no paran de entrar pacientes y no tienes drenaje porque faltan camas”, lamenta, y subraya el riesgo de que, con el hacinamiento, usuarios que acuden a urgencias por otro motivo acaben contagiándose de la gripe.
Solo hay una solución a este colapso, según la doctora: voluntad política para invertir en nuevos dispositivos y en profesionales.
El Departament de Salut informa de que las urgencias hospitalarias “tienen una actividad intensa por el incremento de las infecciones respiratorias”, pero “la situación es normal para la época del año y no hay saturación”.