¿Puede colapsar el sistema de corrientes oceánicas AMOC? ¡Te lo explicamos!

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Islandia cree que podría llegar una amenaza existencial para la nación, pero los modelos predictivos difieren y ninguna observación indica que la corriente marina deba frenarse de forma inminente

Corrientes marinas en el Atlántico Norte

Corrientes marinas en el Atlántico Norte

AMOC

En el océano Atlántico existe un sistema de corrientes superficiales y profundas llamado Circulación de retorno meridional del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés) que contribuye a que llegue calor oceánico proveniente del sur al norte de Europa.

Desde hace unos años, varios modelos intentan prever cómo el cambio climático puede influir en la velocidad de esta corriente, y algunos apuntan a que podría colapsar. Este colapso implicaría un completo paro del flujo de agua y comportaría un enfriamiento del continente europeo, especialmente los países del Norte, y la aparición de fenómenos extremos.

Recientemente, el gobierno de Islandia ha planteado ante su consejo de seguridad nacional el posible colapso de la AMOC como un fenómeno de seguridad nacional. Desde entonces, varios mensajes en las redes y en medios alertan de un colapso inminente con “terribles consecuencias”, y denuncian que Islandia ha activado a todos los ministerios mientras en Europa no se hace nada. TE LO EXPLICAMOS.

No existe un consenso absoluto entre los modelos científicos que explican la situación actual de la AMOC y que intentan prever si habrá un posible colapso en los próximos años. Sin embargo, es cierto que algunos indicadores de observaciones directas (obtenidos a partir de monitorajes de la temperatura o la salinidad) muestran que esta corriente oceánica estaría debilitándose.

“LA AMOC puede colapsar de forma inminente”

Olga Pané, consellera de Salut

Los pocos datos actuales y los modelos climáticos no permiten prever con exactitud un posible colapso de la AMOC, puesto que los escenarios que se dibujan no siempre coinciden. Sin embargo, es cierto que una posible ralentización parcial o total podría provocar cambios extremos en el clima de Europa y especialmente en regiones como Islandia. De ahí que el comité de seguridad del país haya decidido evaluarlo como una potencial amenaza existencial y, según declaraciones a la agencia Reuters, el gobierno está evaluando qué investigaciones y políticas adicionales son necesarias para coordinar de la mejor manera posible los ministerios ante un eventual colapso. 

¿Qué es la AMOC?

La Circulación de retorno meridional del Atlántico, AMOC, actúa como una cinta transportadora oceánica, trasladando agua cálida hacia el norte desde los trópicos a través de las capas de agua más superficiales del Atlántico, y agua fría hacia el sur a través de las capas más profundas.

El flujo de las corrientes marítimas

El flujo de las corrientes marítimas

Copernicus / Servicio Marítimo

Esta circulación está impulsada por las diferencias de temperatura y salinidad, que afectan a la densidad del agua y hacen que circulen en direcciones y profundidades diferentes en un proceso conocido como circulación termohalina.

Así pues, en el océano Atlántico Norte (toda la masa de agua en el norte del ecuador), el agua cálida se enfría y se vuelve más densa, hundiéndose en las profundidades del océano. A través del fondo oceánico, esta agua densa viaja hacia el sur, donde se calienta, pierde densidad, regresa a la superficie y viaja de nuevo hacia el norte.

Este sistema de corrientes, que en una latitud de 26 grados en el norte del ecuador (a la altura del Sáhara Occidental o Florida) viaja a 17-18 millones de metros cúbicos por segundo, representa alrededor del 90% del transporte total de calor oceánico hacia el norte en el océano Atlántico. Pablo Ortega, investigador y colíder del grupo de variabilidad y cambio climático de Barcelona Supercomputing Centre (BSC) explica a Verificat que por eso la AMOC tiene “un efecto notable” en el clima del continente europeo. “Nueva York y Madrid están en la misma latitud y tienen climas muy diferentes por todo el transporte de calor que viene del Golf. Sin esta aportación obviamente estaríamos en un clima similar a Nueva York, con mucho más frío y más heladas”, ejemplifica Ortega.

¿Está cambiando la AMOC su comportamiento?

La AMOC se ha debilitado de forma natural varias veces durante las transiciones entre las eras glaciares, pero se ha mantenido relativamente estable en los últimos 8.000 años, según señalan desde Copernicus.

Josep Pelegrí, investigador especializado en el estudio de la circulación oceánica en el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC (ICM-CSIC), explica a Verificat que hoy en día el incremento de gases de efecto invernadero por el consumo de combustibles fósiles, y el consiguiente calentamiento del planeta, podrían jugar un papel en una alteración no-natural de los océanos y los corrientes.

“No podemos decir que una cosa [combustibles fósiles] afecta a la otra [ralentización de la AMOC] de manera directa, pero una de las consecuencias del aumento de gases de efecto invernadero es que estamos fundiendo hielo continental en lugares como Groenlandia, lo que hace que superficie oceánica sea más dulce”, detalla.

Si el agua en superficie es más dulce, explica el investigador, esto afectará a su densidad. Y si hay cambios en la densidad de las aguas superficiales, puede afectar a cómo estas aguas suben y bajan de las profundidades oceánicas. Por eso, varios modelos de predicción estudian cómo fenómenos como el deshielo del hielo continental podrían llegar a impactar en el comportamiento de la AMOC en un futuro.

El investigador del BSC Pablo Ortega señala en Verificat que estos modelos no tienen un consenso absoluto, y no siempre representan bien todos los procesos que determinan estas corrientes. Sí es cierto, puntualiza, que muchas predicciones recogidas por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC) dicen que “la circulación de la AMOC se debilita”, aunque “casi ninguna enseña que deba haber un colapso a lo largo del siglo XXI”.

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El último informe técnico del IPCC, de hecho, señala con cierta confianza que las observaciones muestran que la AMOC se ha debilitado en comparación con el período 1850–1900, pero puntualizan: “No hay datos suficientes para cuantificar la magnitud de este debilitamiento, ni para atribuirlo adecuadamente a la actividad antropogénica”.

Ortega explica que la información más fiable que existe sobre el comportamiento actual de la AMOC son las observaciones directas que se miden desde 2004, por lo que la serie histórica es bastante corta. “Es un sistema bastante complejo formado por un conjunto de instrumentos de medida que pasa desde Canarias hasta Florida, y nos dice que la AMOC se está debilitando, pero no de una forma muy intensa”, explica.

Una interpretación reciente de los datos observados a 26 grados de latitud por encima del ecuador muestra una ralentización de aproximadamente un 10% desde que existen registros. Pero el rango de error es amplio, y da una horquilla de entre 5% y 19% de debilitamiento, según explica Ortega a Verificat, quien también puntualiza que las observaciones a 26 grados “no significan que la AMOC se esté debilitando a gran escala, pero es aquí donde tenemos más datos”.

De hecho, Pelegrí también comenta en Verificat los datos del monitoreo RAPID 26ºN Array, y no hablaría de un debilitamiento tan sostenido ni intenso: “Cierto que los primeros 3-4 años [de monitoreo] (2004-2007) parece algo más intensa, pero desde el 2008 hasta hoy se ha mantenido. Que estos primeros 3-4 años fuera más intensa puede debrese sencillamente a que había menos instrumentos en el agua o sencillamente a cierta variabilidad interanual”.

La respuesta del gobierno de Islandia a un eventual paro de la AMOC

El riesgo de una desaceleración o un paro completo de la AMOC llegó al gobierno islandés en 2024 mediante una carta firmada por 42 científicos que informaba de los impactos importantes en las regiones nórdicas. Según declaraciones a Verificat del departamento de Prensa del ministerio de Medio Ambiente, Energía y Clima, este mes de agosto tuvieron constancia de una nueva investigación que mostraba que, en escenarios de elevadas emisiones, la probabilidad de un paro aumenta en comparación con escenarios de bajas emisiones.

Por eso, decidieron llevar la cuestión al Consejo de Seguridad Nacional de Islandia este septiembre. “Al elevar la cuestión al Consejo de Seguridad Nacional, se le otorga el nivel de atención que merece y se examina a través de la perspectiva de su impacto potencial en la seguridad pública, la estabilidad nacional y la resiliencia social”, explican a Verificat por correo.

Desde entonces, se han centrado en la cooperación multidisciplinar, y se han celebrado reuniones intergubernamentales para informar a especialistas e instituciones relevantes sobre los últimos hallazgos, y están en marcha los preparativos para una respuesta coordinada del gobierno que incluye una política integral de preparación ante desastres naturales. “Una posible desaceleración o paro de la AMOC es un evento de alto impacto con una probabilidad desconocida. Es una preocupación seria y un tema científico complejo que todavía conlleva una elevada incertidumbre”, concluyen.

Escenarios alarmistas toman mayor protagonismo

El informe del IPCC señala que “es muy probable que la AMOC se debilite durante el siglo XXI, aunque un colapso es muy improbable”.

Sin embargo, un debilitamiento sustancial de la AMOC sigue siendo un escenario físicamente plausible, y ese debilitamiento tendría un fuerte impacto en los sistemas naturales y humanos. “No debe colapsar para que tenga un impacto”, detalla Pablo Ortega, “con un debilitamiento del 10% ya hay impactos en el clima de Europa. Si esta energía deja de llegar, hay un enfriamiento relativo, sobre todo en Europa”.

Los escenarios más alarmistas sobre el debilitamiento de la AMOC y sus consecuencias son lo que ha ocupado titulares y mensajes virales en las redes sociales. “Los estudios que se hacen con modelos muy sensibles suelen dar lugar a más titulares, a más atención de los medios, y por eso ha calado que es inminente”, explica Ortega, y asegura que no ha “visto ningún estudio que diga que va a pasar ya, pero sí hay muchos que dicen que vamos en esta dirección”. Pelegrí coincide en que a menudo se hace eco de algunos estudios sin mencionar la variabilidad y desviación de estas propias predicciones. “Los modelos tienen mucha desviación, hay algunos que dicen que no pasará nada y otros que se ralentizará mucho. Ninguno de ellos es totalmente cierto, y algunos estarán muy equivocados. Todos hablan de una probabilidad y no de una certeza”, concluye.


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