¿Qué se ha dicho?
Que las mamografías se han prohibido en Suiza y restringido en Canadá, Italia, Escocia y Australia. Que el 50-60% de casos detectados son falsos positivos y que la radiación radiactiva de la prueba aumenta el riesgo de cáncer y otras enfermedades. Que el cáncer es una enfermedad metabólica que puede prevenirse con cambios del estilo de vida, ayunos y vitamina D3.
¿Qué sabemos?
Que las mamografías no se han prohibido en Suiza ni restringido a otros países. Que las tasas de falsos positivos están entre un 7-12%, y que la radiación de la prueba es ionizante a niveles demasiado bajos para causar daño significativo o iniciar el cáncer. Que es una enfermedad multifactorial y se puede reducir (pero no eliminar) el riesgo de sufrirla con un estilo de vida saludable.
En estos últimos días ha circulado mucho en la red social X una publicación que asegura que Suiza es el primer país del mundo en prohibir las mamografías, la prueba que permite detectar señales de cáncer de mama antes de que sean perceptibles. El texto, que acumula más de un millón de vistas y 10.000 interacciones, defiende también que las pruebas tienen un alto porcentaje de falsos positivos y provocan enfermedades. Es FALSO.
Suiza no ha prohibido las mamografías por la detección del cáncer de mama. Tal y como verificó Reuters en febrero de este año, el post se basa en una interpretación errónea de un informe de 2014 del Consejo Médico Suizo (disuelto en 2022) que cuestionaba la eficacia de los programas de cribado mamario. Se trata de un órgano puramente consultivo, y sus informes no son vinculantes. En Suiza, en ningún caso se han prohibido o dejado de realizar. De hecho, es el método de detección de cáncer de mama de referencia, puesto que lo detecta en estadios precoces y reduce la mortalidad.
«Suiza es el primer país del mundo en prohibir las mamografías»
En Suiza, los programas de cribado para la detección precoz de cáncer de mama se dirigen a todas las mujeres mayores de 50 años. Son competencia de los cantones, y están activos en 15 de los 26 estados federados, y en vías de implantación en otros cinco, según Swiss Cancer Screening, la asociación encargada de los programas de cribado de cánceres de mama y colon en Suiza.
La publicación también menciona falsamente a otros países que supuestamente habrían suspendido los servicios de detección de cáncer de mama con mamografías, como Canadá, Italia, o Australia, donde se promueven desde los respectivos ministerios de salud y se aplican a nivel territorial.
La mamografía, la prueba más eficaz para un diagnóstico precoz
La mamografía es una radiografía de alta definición de la mama hecha con rayos X (un tipo específico de radiación ionizante) en dosis muy bajas para obtener imágenes del tejido del pecho y detectar el cáncer de mama en una etapa muy inicial.
El cáncer de mama es el principal tipo de cáncer en mujeres, con 34.735 nuevos casos detectados en 2022 en España, según la Agencia Internacional por la Investigación contra el Cáncer (IARC) de la OMS.
En Catalunya, el programa de detección precoz del cáncer de mama consiste en la realización de una mamografía cada dos años en todas las mujeres de entre 50 y 69 años. “Se trata de un cribado precoz antes de que la mujer se lo note”, explica Miguel Ángel Luna, coordinador de la Unidad Funcional de Mama en el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol – ICO Badalona, en declaraciones a Verificat.
Varios estudios e informes, como este de la Oficina Federal de Protección Radiológica alemana, señalan que la prueba reduce la mortalidad entre un 20 y un 30% en mujeres de entre 50 y 69 años. “Disminuye tanto la mortalidad, porque se detecta en un estadio más precoz, como el tratamiento, porque cuando el tumor es mayor la intervención quirúrgica también es mayor”, detalla Luna.
«Muchos países ya han abandonado la mamografía 3D, mortal y perjudicial, y en su sitio utilizan la ecografía y la termografía QT seguras […] para pruebas de detección preventivas»
La publicación también aseguraba que muchos países han sustituido «la mamografía 3D, mortal y perjudicial» por otras técnicas. «No es cierto que algunos países hayan abandonado la mamografía y utilicen la ecografía o la termografía como prueba principal de cribado poblacional», explica Rodrigo Sánchez-Bayona, secretario científico de Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y médico oncólogo del Hospital 12 de Octubre de Madrid. «La mamografía sigue siendo el método de detección de referencia a nivel mundial debido a su eficacia demostrada en la reducción de la mortalidad», añade.
Por un lado, la termografía -una prueba por imagen que mide temperaturas exactas a distancia- no es un sustituto de la mamografía y los principales organismos médicos no la apoyan como herramienta de cribado, ya que sus resultados se basan sólo en una medida fisiológica (el calor) y es limitada. Es decir, la imagen resultante de la prueba es mucho menos detallada que la mamografía y no permitiría identificar un tumor con tanta precisión.
Por otra parte, según explican Sánchez-Bayona y Luna, la ecografía mamaria es una herramienta diagnóstica complementaria a la mamografía. Se utiliza como primera técnica en pacientes jóvenes o embarazadas con síntomas (por la ausencia de radiación) y para estudiar lesiones palpables en el período de lactancia, donde la mama es más densa.
Sin embargo, la ecografía no sustituye tampoco a la mamografía en el cribado poblacional general por varias razones. “La ecografía es más dependiente del operador, tiene una mayor tasa de falsos positivos cuando se usa de forma rutinaria como cribado, y lo más importante, no ha demostrado reducir la mortalidad por cáncer de mama en el cribado general como sí lo ha hecho la mamografía”, explica Sánchez-Bayona.
¿Pueden dar falsos positivos las mamografías?
Otra de las afirmaciones que dice la publicación es que entre un 50 y un 60% de los casos de cáncer de mama que se detectan en el cribado acaban siendo falsos positivos, y que hay mujeres a quienes se las trata innecesariamente. Esto también es FALSO. Miguel Ángel Luna explica que sí que existen sobrediagnósticos porque, como también ocurre con otras pruebas de cribado, las mamografías pueden detectar positivos que después se acaben descartando. «Quiere decir que se ven cosas que después no son, pero la tasa de falsos positivos es aproximadamente de entre un 7 y un 12%», detalla, como también evidencian revisiones de estudios como el de la British Journal of Cancer.
«El 50-60% de casos detectados son falsos positivos»
Según se explica la web de la Generalitat sobre el programa de cribado, por cada 1.000 mujeres que participan en el programa de detección precoz, la mayoría (940) tendrán un resultado negativo en la mamografía y sólo 60 obtendrán un resultado dudoso. Después de someterse a otra mamografía, una ecografía o, menos frecuentemente, una biopsia, de entre los dudosos resultados sólo se diagnosticarán 5 casos de cáncer. Esto significa que aproximadamente un 5,5% de las mujeres testadas habrán tenido un primer falso positivo.
«Es importante destacar que un falso positivo, aunque genera ansiedad y puede requerir pruebas adicionales, no significa un riesgo inminente de cáncer, sino la detección de un área que parece anómala, pero resulta benigna», aclara Sánchez-Bayona.
La publicación viral, además, afirma que el 2,5% de las mujeres que reciban el cribado se les diagnosticará incorrectamente un cáncer de mama y se someterá a tratamientos médicos invasivos sin que sea necesario. Esta afirmación es también FALSA: la mamografía es sólo la primera prueba, pero no es la única que recibe una paciente que ha recibido un positivo.
«[Por cada 2.000 mujeres que se sometan a mamografías] 50 mujeres serán tratadas innecesariamente con cirugía, quimioterapia y radioterapia»
Luna explica que, cuando se realiza una mamografía y se detecta un nódulo posiblemente cancerígeno, los médicos requerirán una biopsia. «Si sale negativa, esta mujer ya no se la trata», desmiente. “Si no lo hicieras, tendrías un mayor número de cánceres en un estadio mucho más avanzado”. Por tanto, aunque la primera mamografía pueda señalar personas perfectamente sanas, una segunda prueba permitirá descartar estas sospechas y asegurará que las mujeres que necesitan tratamiento puedan recibirlo lo antes posible.
No hay evidencia de que la radiación de las mamografías provoque cáncer
Por otra parte, la publicación viral en X también asegura que la “radiación radioactiva” de las mamografías estimula los crecimientos de los tumores, aumentando los riesgos de sufrir diversas enfermedades.
«[La mamografía] estimula el crecimiento del tumor y la propagación de metástasis. […] La exposición repetida a la radiación causa muertes por enfermedades cardíacas, cáncer de pulmón y otros tipos de cáncer»
Luna explica a Verificado que la radiación ionizante de las mamografías es de 0,4 mSv (microsieverts, la unidad de medida para las dosis absorbidas por el cuerpo), sólo cuatro veces más alta que una placa de tórax y es aproximadamente la cantidad de radiación natural que recibe una persona en siete semanas, según la Sociedad Americana del Cáncer. «Se hace con unos equipos regulados, cada vez la radiación es menor», detalla.
Rodrigo Sánchez-Bayona explica que las mamografías «exponen la mama a una cantidad de radiación muy pequeña, considerada demasiado baja para causar daño significativo o iniciar el cáncer. El consenso médico es que los beneficios de la detección temprana superan con creces los riesgos insignificantes de la exposición a esta baja dosis de radiación».
Y reitera: “no hay evidencia científica que apoye la afirmación de que la radiación de las mamografías pueda estimular el crecimiento tumoral, la metástasis o que incremente el riesgo de otros cánceres o enfermedades cardiovasculares.”
El cáncer es una enfermedad multifactorial
Tras negar la evidencia científica, que demuestra que los sistemas de cribado sirven para detectar rápidamente y reducir la mortalidad del cáncer de mama, la publicación viral afirma que la enfermedad puede prevenirse con “cambios de estilo de vida”.
Cáncer es un término amplio que hace referencia a un conjunto de enfermedades que se pueden originar en casi cualquier órgano o tejido del cuerpo cuando células anormales crecen de forma descontrolada, sobrepasan sus límites habituales e invaden partes adyacentes del cuerpo o se propagan a otros órganos (metástasis).
«El cáncer es una enfermedad metabólica y se puede prevenir con cambios al estilo de vida y la dieta»
«No es una enfermedad sólo metabólica; es multifactorial», aclara Luna. Tal y como explica la Organización Mundial de la Salud, las alteraciones en las células y la aparición de tumores es el resultado de la interacción entre factores genéticos de la persona afectada y tres categorías de agentes externos:
- Carcinógenos físicos, como la exposición repetida y elevada a radiaciones ultravioleta e ionizantes (en dosis mucho más altas que las que propaga una mamografía)
- Carcinógenos químicos, como el amianto, sustancias contenidas en el humo de tabaco, las aflatoxinas (un contaminante presente en los alimentos) y el arsénico (un contaminante presente en el agua de bebida)
- Carcinógenos biológicos, tales como determinados virus, bacterias y parásitos.
Por otra parte, sí es cierto que hay ciertos cambios en el estilo de vida, como una dieta sana, el ejercicio o reducir el consumo de alcohol y tabaco, pueden reducir el riesgo de padecer cáncer, pero en ningún caso eliminan totalmente la opción de acabar desarrollándolos.
«Actualmente, no hay evidencia científica rigurosa que apoye el uso de la dieta cetogénica y el ayuno como método de prevención o sustituto del cribado o del tratamiento convencional para el cáncer de mama en la población general», destaca Sánchez-Bayona.
Como ya hemos desmentido en otras ocasiones, el cáncer no puede curarse con el consumo de ciertos alimentos, y “los riesgos de promover recomendaciones dietéticas como sustituto del cribado o del tratamiento son graves”, asegura el secretario científico de Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). «Alentar a las mujeres a reemplazar las pruebas de detección o las terapias médicas probadas con enfoques dietéticos no validados puede llevar al retraso en el diagnóstico de un cáncer existente, un diagnóstico en una etapa más avanzada con peor pronóstico, y una menor probabilidad de supervivencia», concluye.
