El Mediterráneo alberga una sorprendente variedad de tiburones, aunque la presencia del gran tiburón blanco sigue siendo extremadamente rara. Según Claudio Barría, director científico de CatSharks e investigador de la Universidad de Oviedo, “el gran tiburón blanco tiene una distribución cosmopolita y generalmente prefiere aguas templadas, pero en el Mediterráneo está en peligro crítico de extinción.” Barría añade que las zonas más habituales para su avistamiento son el Canal de Sicilia y Túnez, donde se cree que existe una guardería de crías, aunque “los registros en aguas españolas son muy escasos.”
En cuanto a la peligrosidad, el experto desmonta el mito de que los tiburones hayan evolucionado para atacar humanos. “Los tiburones evolucionaron para alimentarse de presas marinas como peces y cefalópodos, no de especies terrestres como nosotros,” explica Barría. “Si realmente fueran depredadores interesados en humanos, los incidentes serían muchísimo más frecuentes.” La mayoría de las interacciones negativas que se han registrado se deben a confusión sensorial, especialmente en aguas turbias, donde “los tiburones exploran con la boca y pueden dar mordiscos accidentales.”
La temporada estival incrementa los avistamientos, no porque los tiburones sean más numerosos, sino porque “hay más vigilancia y presencia humana en el mar.” Además, Barría destaca que en el Mediterráneo existen cerca de 35 especies de rayas, entre ellas la manta Mobula mobular, que ha aparecido con más frecuencia en las costas españolas desde el último año. “Estamos investigando por qué se producen estos varamientos y cambios en su distribución, ya que podría afectar la conservación de estas especies en peligro de extinción.”
Un aspecto clave que resalta Barría es la amenaza real para estas especies, que viene del ser humano y no al revés. “Aunque socialmente se piensa que los tiburones son una amenaza, en realidad ellos temen más a los humanos. España es uno de los principales depredadores de tiburones en el mundo debido a la actividad pesquera,” advierte el biólogo. Esto pone en evidencia la urgencia de replantear nuestra relación con estos animales y fomentar su protección.
Para concluir, Barría subraya la importancia de la educación y la conservación: “Es fundamental cambiar la percepción social sobre los tiburones y protegerlos, ya que son animales clave para el equilibrio marino.” Con este mensaje, invita a reflexionar sobre la coexistencia responsable con estas especies que, pese a su fama infundada, siguen siendo vitales para la salud del Mediterráneo.