Cómo viven las mujeres el sexo tras la llegada de la maternidad: “La presión mata el deseo”

Sexualidad

Muchas madres vuelven al sexo coital con la pareja antes de recuperar su espacio para el descanso y su propio placer

Con la llegada de un recién nacido, el deseo no desaparece, pero se esconde entre noches sin dormir, agotamiento físico y mental, y un cóctel hormonal que lo revoluciona todo

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Pretender tener ganas de sexo con tu pareja, pasada la cuarentena, es “empezar la casa por el tejado”, según la sexóloga Sonia Encinas.

Ana Jiménez / Propias

“Muchas madres tienen sexo genital coital con su pareja antes que masturbarse o incluso tomarse un café con una amiga. Esto es muy simbólico”, dice Sonia Encinas, sexóloga y terapeuta con años de experiencia acompañando a mujeres y parejas. Con la llegada de la maternidad, el deseo no desaparece, pero se esconde entre noches sin dormir, agotamiento físico y mental, y un cóctel hormonal que lo revoluciona todo. No solo es habitual que las mujeres no tengan ganas de mantener relaciones sexuales durante un tiempo, también responde a una función fisiológica.

Pretender tener ganas de sexo con tu pareja, pasada la cuarentena, es “empezar la casa por el tejado”, así lo resume Encinas, que recientemente ha publicado El sexo de las madres (Roca Editorial). Las expectativas de que todo va a ser como antes y que el sexo “tiene que pasar” juegan malas pasadas. “El proceso de la maternidad en sí es tan intenso a nivel corporal que es absolutamente natural que antes de compartirte con otro cuerpo, lo que necesites sea recuperar el espacio propio”.

La experta anima a las mujeres a liberarse de la culpa y la presión, y les recuerda que si no han tenido tiempo a “conectar con su placer, con su ocio o con su descanso, ¿para qué se piden tener sexo con su pareja?”. 

El impacto de las hormonas

Para comprender cómo se ve afectado el deseo sexual de las madres, es importante explicar los cambios fisiológicos que ocurren en el cuerpo de la mujer. Los niveles de estrógeno desempeñan un papel central en la libido, siendo durante la ovulación –la fase del ciclo menstrual en la que alcanzan su punto más alto– cuando este deseo suele intensificarse. “En el embarazo puede llegar a ser diez veces superior a lo habitual, pero con variaciones durante todo el proceso”, explica Laia Vidal, obstetra y ginecóloga, quien lleva a cabo divulgación médica en Instagram (@tuinstagine).

En el primer trimestre, predomina la progesterona, la hormona encargada de sostener el embarazo. “Es la misma que lidera la fase premenstrual, una etapa en la que muchas mujeres se sienten más introspectivas y con menor deseo sexual”, detalla. A este periodo se le suma el miedo a una posible pérdida o sangrado. 

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Muchas mujeres descubren una mayor conexión con la autoexploración y relatan haberse masturbado más que nunca durante el embarazo.

Ana Jiménez / Propias

“A partir de las 12 semanas, la progesterona empieza a bajar, mientras que el estrógeno sigue subiendo, produciéndose una 'explosión sexual' y, en el tercer trimestre, pese a que el estrógeno está también muy alto, aparecen en escena otros factores como el tamaño de la barriga, la posición del bebé y cierta incomodidad”.

De hecho, muchas mujeres descubren una mayor conexión con la autoexploración y relatan haberse masturbado más que nunca durante el embarazo. “Hay quienes experimentan sus primeros orgasmos en esta etapa, en parte por darse el permiso de explorar su placer y también por la mayor sensibilidad corporal”, cuenta la sexóloga Sonia Encinas.

Hay mujeres que experimentan sus primeros orgasmos durante el embarazo

Sonia EncinasSexóloga y terapeuta sexual y de pareja

No obstante, persisten tabúes en torno a la masturbación y al sexo en el embarazo, muchas veces motivados por miedos sobre si puede afectar al bebé. Salvo que exista una contraindicación médica específica, el placer sexual no solo es seguro, sino beneficioso. “El orgasmo liberta oxitocina, una hormona que también llega al bebé a través de la placenta, generándole bienestar”.

Pero, ¿qué ocurre tras el parto? El cuerpo entra en una especie de “menopausia” transitoria, debido a una caída brusca de hormonas, que provoca una sensación de tristeza conocida como baby blues durante dos o tres semanas. Después el equilibrio hormonal comienza a estabilizarse, pero varía mucho dependiendo de si se da lactancia materna o no. “Si hacemos lactancia artificial recuperaremos rápido el estrógeno. En cambio, en la fisiológica, los niveles permanecerán bajos y, teniendo implicaciones a nivel emocional y de libido”, detalla Vidal, quien explica que proliferará la prolactina. 

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Esta hormona es la encargada de producir leche e inhibe la ovulación y, por tanto, también la menstruación. Este mecanismo tiene un sentido fisiológico para evitar un nuevo embarazo antes de que la madre no esté plenamente recuperada.

El deseo más allá del acto sexual

Cuando hablamos del deseo sexual en el postparto también debemos cuestionarnos qué entendemos por deseo. “Muchas veces lo asociamos exclusivamente con el acto sexual coital y compartido, estrechando muchísimo la mirada hacia lo que es el deseo”, expresa Encinas. En esta línea, Montse Angulo, vocal matrona y vicetesorera del Consejo General de Enfermería (CGE), recuerda que “la sexualidad también incluye la emoción, el afecto, el vínculo, el placer que puede surgir de una caricia, de la presencia, del acompañamiento”.

Las matronas son las encargadas de hacer el seguimiento a las mujeres tras el parto. “Una semana después se hace una primera valoración para valorar el estado de su perineo, si tiene escapes de orina o heces... Además de revisar la lactancia y otros aspectos. En función de su estado, se programa una nueva cita sobre las cinco o seis semanas, momento en el que, si todo evoluciona favorablemente, se podría dar el alta”, detalla Angulo. En esta revisión, también se informa de métodos anticonceptivos para evitar un nuevo embarazo.

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La corresponsabilidad es el punto de partida mínimo para hablar del deseo.

Ana Jiménez / Propias

“En la cabeza de muchas mujeres suena Poker Face, de Lady Gaga, cuando les hablan de métodos anticonceptivos o de que 'ya pueden tener relaciones sexuales'”, dice Encinas. Ese comentario genera una “exigencia” porque pone el contador a cero. Y añade: “Pero nadie les pregunta: ¿te has mirado los genitales después del parto?, ¿quieres que los veamos juntas? ¿te has tocado?”

La matrona Montse Angulo considera que este tema “no debería abordarse únicamente en el postparto”, sino también durante el embarazo, como parte de una educación maternal que contemple, dice, también la crianza. La especialista reconoce que las profesionales deberían disponer de “más tiempo” para acompañar mejor a las mujeres en su dimensión sexual tras el parto, tanto en consultas individuales como grupales. Lo cierto es que España es el cuarto país con la tasa más baja de matronas por cada 10.000 mujeres en Europa.

Advierte también de que las unidades de suelo pélvico “no están funcionando” y que, en general, solo atienden “casos graves”, con listas de espera “muy largas”.

Sienten la presión de cumplir con una expectativa para la que no se sienten preparadas ni física ni emocionalmente

Desde esa última visita con la matrona, Encinas asegura que “ellas sienten la presión de cumplir con una expectativa para la que no se sienten preparadas ni física ni emocionalmente” y recuerda que muchas no están preparadas hasta los ocho meses, el año o incluso dos antes de volver a tener relaciones sexuales. En este sentido, Laia Vidal recuerda que el posparto no acaba en la cuarentena: “Nos gusta mucho la expresión 'nueve meses dentro, nueve meses fuera', porque refleja que el bebé seguirá necesitando grandes cuidados, apego y alimentación durante sus primeros nueve meses de vida”.

“La sociedad nos ha construido como garantes del placer masculino, bajo la idea de que si ellos están satisfechos, se quedarán. Hemos aprendido un guion sexual en el que el sexo es un deber para nosotras y un derecho para ellos”, expresa la sexóloga.

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En consulta, se encuentra con muchos hombres que creen que, si no insisten, las relaciones sexuales no sucederán. Pero nada más lejos de la realidad: “la presión mata el deseo”. “Cuando das espacio, quizás no ocurra cuando tú quieres ni con la frecuencia que tú deseas, y ahí tienes que hacer tu propio trabajo: soltar expectativas, dejar la exigencia y aprender a sostener la frustración. Pero si os cuidáis, os gustáis y existe corresponsabilidad, el sexo sucede”.

Muchas mujeres no sienten deseo sexual hacia sus parejas tras la maternidad, y una de las razones es la desigualdad en el reparto de las tareas del hogar y los cuidados. La falta de corresponsabilidad genera un desgaste que impacta directamente en la libido. “Si ya partimos de un déficit de deseo por cuestiones hormonales y vivimos en un sistema que nos agota, imagina llegar a casa, exhaustas, y encontrarte con una pareja que no asume su parte. Muchas mujeres sienten que conviven con un hijo más al que también tienen que cuidar”, expresa Encinas.

En cambio, cuando cada parte asume su rol con responsabilidad “te sientes equipo” y, automáticamente, se genera una admiración que puede hacer florecer ese deseo de forma genuina.

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