“La menopausia me llegó de golpe. No estaba preparada, no sabía lo que le estaba pasando a mi cuerpo, me descolocó por completo porque de dormir como un tronco pasé a no dormir nada. Me despertaba por la noche con sofocos y me empapaba de sudor en reuniones con clientes, me daba mucha vergüenza. No entendía lo que estaba pasando”, así comienza su relato sobre su experiencia con la menopausia Rosana Parra, más conocida como @fit.rosana, coach nutricional y de bienestar y autora del libro ‘En menopausia toma buenas decisiones’ (Oberon).
“Además- continúa Parra, que es un referente en redes sociales- empecé a engordar sobre todo en la zona del abdomen, comía poco y hacía mucho cardio, entonces estaba entrenando para el maratón de Nueva York, pero nada me funcionaba. Mi cuerpo no reaccionaba, me sentía agotada, triste, desmotivada, llegué a tocar fondo, sobre todo emocionalmente. Era una sensación de no reconocerme, de no saber quién era esa persona que estaba ahí dentro”.
Cuando la menopausia se instala en la oficina
Como Rosana Parra, cada vez son más las mujeres que se atreven a visibilizar la menopausia, aunque para muchas otras sigue siendo un tema tabú, y más en el entorno laboral. Y eso pese a que cerca del 80% de las mujeres percibe que la menopausia ha afectado negativamente a su calidad de vida y productividad, tanto a nivel laboral como personal. Así lo demuestra un estudio realizado por el Observatorio de la Menopausia, que impulsa la Fundación de Investigación HM Hospitales.
Esta fase natural de la vida que se presenta en las mujeres entre los 45 y los 55 años puede convertirse en un auténtico reto debido a una serie de cambios hormonales significativos que influyen en diversos aspectos físicos, psicológicos y sociales de la mujer. Sin embargo, aunque cada vez se habla más de su impacto, a menudo se deja en segundo plano que también puede afectar en la vida profesional, lugar en el que se vive muchas veces en silencio porque una cosa es hablar de la menopausia con tu círculo de amigas, y otra bien distinta hacerlo en la oficina.
Cada mujer lo vive de manera diferente y no hay un patrón único. Muchas notan una pérdida de energía, memoria y capacidad de concentración. Otras afirman que pueden mantener su rutina laboral sin problemas. De hecho, otro de los hallazgos más relevantes del Observatorio de la Menopausia es que el insomnio y el cansancio son los síntomas más comunes y extendidos en todas las franjas de edad analizadas en el estudio. Estas alteraciones del sueño no solo afectan negativamente la calidad de vida diaria, sino que también reducen considerablemente la capacidad de atención y el rendimiento laboral. Además generan un impacto negativo significativo en la esfera emocional, acentuando sentimientos como la ansiedad o la irritabilidad.
De ahí que “es fundamental un abordaje integral que permita gestionar adecuadamente los síntomas más incapacitantes como el insomnio y el cansancio”, enfatiza Miguel Ángel Rodríguez Zambrano, jefe del servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario HM Puerta del Sur.
Insomnio y cansancio ¿Por qué?

El insomnio y el cansancio son los síntomas más comunes y extendidos de la menopausia
“La disminución de melatonina que ocurre con la edad está claramente relacionada con esa pérdida de cantidad y calidad de sueño. En la mujer menopáusica, además de ese factor, se une la sintomatología neurovegetativa con la aparición de sofocos nocturnos que despiertan a la paciente”, explica Rodríguez. “Asimismo, también se asocia a esa pérdida de sueño al cambio anímico con la labilidad emocional (inestabilidad emocional) que muchas mujeres presentan en esta etapa”, agrega el ginecólogo.
Y precisamente esa pérdida de cantidad y calidad de sueño influye en el cansancio, que además se genera por otros factores como el bajo estado anímico, la pérdida de masa muscular, pérdida de forma física…todo contribuye, dice el Rodríguez. “La falta de descanso reparador no solo afecta al cuerpo, sino también al ánimo, a la claridad mental y a la capacidad de mantener la energía y el enfoque a lo largo del día laboral”, agrega Clara Selva Olid, profesora de los estudios de psicología y ciencias de la educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Menopausia en el trabajo, ¡ni hablar!

El impacto de la llegada de la menopausia en la vida profesional a menudo se deja en segundo plano
No cabe duda que el insomnio y el cansancio son dos de los síntomas más frecuentes y de gran impacto durante el climaterio, especialmente en la etapa de la perimenopausia, reconoce Clara Selva. “Estamos ante un proceso complejo y multifactorial, en el que pueden confluir más de 20 síntomas físicos y emocionales y, no menos importante, una carga simbólica y cultural. Por eso la mirada debe ser integral”, sostiene la psicóloga.
Además, el silencio que rodea a esta etapa puede amplificar su malestar, fomentar el aislamiento social y contribuir a que muchas personas la vivan desde la inseguridad o la autoinvalidación, detalla la experta.
¿Qué pueden hacer las empresas?
Lo primero que deben asumir es que la menopausia no es un asunto privado, sino una realidad que atraviesan muchas personas en un momento clave de su trayectoria vital y profesional. Por tanto, acompañarla no puede entenderse como un gesto voluntarista, sino como una responsabilidad ética y organizacional en favor de la salud, la equidad y la sostenibilidad laboral, enfatiza Olid. La psicóloga propone cuatro líneas de acción:
- Impulsar un cambio cultural: romper el tabú, hablar abiertamente del climaterio, fomentar la escucha activa y habilitar redes de apoyo. Contar con referentes visibles o incluir explícitamente la menopausia en la agenda institucional contribuye a desestigmatizarla.
- Revisar las políticas organizacionales: valorar y adaptar tareas, cargas y horarios; permitir pausas o flexibilización horaria; autorizar el teletrabajo (siempre que sea posible) y contemplar permisos específicos. Todo ello permite ajustar las condiciones laborales sin penalizar a quienes transitan esta etapa.
- Informar, formar y acompañar: sensibilizar al conjunto de la organización, desde mandos hasta operativos; crear puntos de información y espacios de diálogo compartido; ofrecer formación específica y, cuando sea necesario, asistencia psicológica.
- Adaptar los espacios de trabajo: revisar la ventilación, habilitar estancias tranquilas, disponer de puntos de agua potable, ofrecer productos sanitarios esenciales o ropa de recambio. Pequeñas mejoras en el entorno físico pueden marcar una gran diferencia en el día a día.
Selva Olid pone la mirada en el tabú que aún sigue siendo la menopausia en el entorno laboral, y no solo por falta de información, “sino porque- según la experta- el silencio en torno a esta etapa forma parte de una construcción cultural más amplia que erróneamente asocia el climaterio con el declive, la pérdida de valor o la retirada del mundo productivo”.
De hecho, Olid lideró el estudio ‘El tabú de la menopausia’, donde comprobó que a día de hoy muchas trabajadoras atraviesan esta etapa en silencio, sin comunicar sus síntomas ni pedir apoyo o adaptaciones. “Y en muchos casos porque temen ser estigmatizadas, cuestionadas o directamente invisibilizadas. Otras mujeres que sí se atrevieron a hablar relatan haber sido tratadas con condescendencia o haber recibido comentarios despectivos o burlescos al respecto”, cuenta la psicóloga. “Todo ello sigue ocurriendo, en parte, porque el cuerpo de la mujer continúa siendo valorado y juzgado en clave de juventud, rendimiento y deseo. Y socialmente la menopausia entra en colisión con esos tres mandatos”, añade.
Los expertos coinciden y recuerdan la necesidad de un abordaje integral que permita mejorar la calidad de vida personal y laboral de las mujeres durante esta etapa. Y apuntan algunas claves para que el cansancio e insomnio- y otros síntomas de la menopausia- no hagan mella a la hora de trabajar:
Estrategias contra el cansancio e insomnio 1