Después de que la pandemia nos metiera a todos el miedo en el cuerpo e hiciera que algunas personas adoptaran hábitos alimentarios propios de algunas de las pautas alimentarias que forman el universo de veggie -flexitarianos, vegetarianos y veganos-, este aguanta el tirón y se consolida en el 11,1% de la población española adulta, según un estudio hecho público hoy por la consultora Lantern. Este porcentaje representa que, en España, hay 4,6 millones de personas que siguen una de estas dietas que, en conjunto, son 50.000 menos que en 2023, fecha en la que los veggies eran el 11,4% de la población. Hay que recordar que veníamos de cifras del 13% en 2021, cuando la preocupación por la salud era máxima, y del 11,4 en 2023. Entre 2021 y 2023, una vez desaparecido el temor pandémico, las dietas veggie disminuyeron en 600.000 personas.
Para Jaime Martín, director ejecutivo de Lantern la realidad “es que estamos muy lejos respecto a otros países del entorno como Alemania, Francia, Italia o Reino Unido que tienen entre 6% y 10% de veganos y vegetarianos. Esto se debe a una mezcla de fuerte cultura gastronómica donde la carne y sus derivados juegan un papel protagonista; una mentalidad donde la identidad se construye desde otros pilares distintos al tema del medioambiente y animalista; y un consumidor claramente con renta media menor que otros países. Ser veggie es caro a menos que te alimentes a base de lentejas y huevos.
Los 'flexi' sostienen la tendencia
Los flexitarianos ganan 300.000 adeptos los dos últimos años, lo que eleva el total de 'veggies' en España hasta los 4,6 millones
De todas formas, esta consolidación no es igual para cada una de las pautas basadas en los productos de origen vegetal. Mientras los flexitarianos han aumentado en 300.000 personas y ya son 3,8 millones (9,1%), los vegetarianos (1,5%) pierden 50.000 adeptos y los veganos (0,5%) 80.000 respecto a 2023. El porcentaje de vegetarianos y veganos vuelve a niveles de 2019 y pierden un 0,2% y un 0,3%, respectivamente, en comparación con 2023. De hecho, en España hay tantos piscitarianos (2%) -los que siguen una dieta vegetal, pero incluyen pescado y marisco- como la suma de vegetarianos y veganos.
Para entendernos, hay que recordar que los flexitarianos son aquellos que siguen una pauta que incluye alimentos de origen vegetal, de origen animal -lácteos, huevos, miel- y solo ocasionalmente comen carne y pescado. Por su parte, los vegetarianos, excluyen los cárnicos y el pescado, pero sí comen otros productos de origen animal. Por último, los veganos son aquellos que excluyen todos los alimentos de origen animal.
Principios con menos peso
Veganos y vegetarianos valoran menos aspectos antes fundamentales como el bienestar animal y la sostenibilidad
Vistos los datos, parece que el mundo veggie, y todos en general, hemos llegado a una posición más matizada sobre el consumo de productos de origen animal y sobre el impacto negativo que el consumo de productos procedentes de animales tiene sobre su bienestar, el medio ambiente y salud. Esta idea se ve reforzada cuando se examinan las motivaciones que impulsan a las personas a adoptar alguna de estas dietas. Incluso entre los veganos y los vegetarianos, aunque sigue siendo importante, la preocupación por los animales ha pasado del 74%, en 2023, al 67% ahora para inclinarse por estas pautas. La disminución es mayor entre los flexitarianos, donde el bienestar animal preocupa al 23%, mientras que hace dos años eran el 35%.
Entre veganos y vegetarianos, también disminuye la importancia de la salud para adoptar una de estas pautas alimentarias, ya que se ha desplomado del 44% al 19% en dos años. No sucede lo mismo en los flexitarianos, que se mantienen estables en el 62%. Por lo que hace referencia a la sostenibilidad, el último de los tres argumentos que habitualmente sostienen la adherencia a las dietas vegetales, también sufre una caída importante, ya que pasa del 62% al 29% para vegetarianos y veganos, y de 34% al 33% para los flexitarianos.
Acción informativa del grupo ecologista Greenpeace sobre las macrogranjas en la Gran Vía de Madrid, en 2022. EFE/Rodrigo Jiménez
Concretamente, en referencia al bienestar animal, Martín dice que “muchos de estos temas se originan en el norte de Europa, y ahora mismo el retailer español tiene ya el check en estos temas... y el legislador tampoco va a empujar más. Los consumidores en general no se hacen demasiadas preguntas en estos momentos”.
En opinión de Martín, la bajada en el interés por todas las cuestiones que, tradicionalmente, sustentan este tipo de dietas se debe a que “la gente tiene muchas preocupaciones para llegar a fin de mes y que esto hace que temas de mayor orden moral o ético pasen a ser menos prioritarios”.
Perfil demográfico
Los más jóvenes y las mujeres -con estudios universitarios y que viven solas- son los grupos con más adherencia a estas dietas
Por edades, el 15% de la población entre 18 y 24 años sigue una dieta veggie, pero a partir de los 25 años la adherencia baja hasta el 8% en las dos cohortes de población siguientes, y se vuelve a recuperar en las de 45 a 54 años, cuando se sitúa en el 13%. Por sexos, las mujeres siempre han sido las más proclives a las dietas veggie. Una de cada siete mujeres adultas es veggie. Por su parte, un estudio realizado por el hospital Clínic-IDIBAPS y CAPSBE específica que las mujeres que siguen patrones vegetarianos o veganos son mayoritariamente jóvenes, con estudios universitarios y que no conviven con otra persona. El análisis muestra, además, que, en comparación con personas de perfil sociodemográfico similar que no siguen una dieta vegetariana, estas tienen una alimentación más saludable. Sin embargo, no se observan diferencias en otros aspectos del estilo de vida ni en las enfermedades que padecen.
Del total de la población femenina mayor de edad, un 12,3% se declara flexitariana, un 1,9% vegetariana y un 0,4% vegana. Mientras que los hombres veggies se reducen: de 9,7% de hombres en 2023 a 7,5% en 2025. En los veganos es en la única dieta en la que hay más hombres (0,6%) que mujeres.
Pinchos morunos veganos
En cuanto a qué tipo de alimentos concretos ingieren los veggies, el estudio pone de relieve que la satisfacción con los productos alternativos basados en vegetales, los llamados plant-based, decrece significativamente en términos generales. Una parte importante de los veggies (49%) ha reducido el consumo de productos plant-based y ha pasado a aumentar el consumo de vegetales y legumbres. En este sentido, el 36% de los veggies consideran que son productos muy artificiales y con ingredientes que no conocen muy bien con listas largas de ingredientes.
Por eso no es de extrañar que, en 2025, solo las alternativas a la leche (+5,2%) y yogur (+18,3%) experimentan crecimientos significativos en volumen y en negocio, y han alcanzado los 526,62 millones de euros en conjunto. Por contra, las alternativas a la carne solo vieron un aumento en volumen de 0,03%, mientras que el negocio representó un total de 118 millones de euros.
Parálisis plant-based
El precio y un sabor no muy convincente estancan el crecimiento de los productos vegetales alternativos a la carne
“Las alternativas vegetales a la carne tienen un claro freno en precio. España tiene uno de los mayores precios euro/kilo en estos análogos de toda Europa y además el sabor no muy convincente”, explica Martín. “Si el mercado sigue plano, van a quedar muy pocas marcas. La categoría atraviesa un periodo estable, pero sin grandes noticias felices. Y en España, además, Mercadona ya no apuesta por estos productos de proteína vegetal, como tampoco lo hace con los productos ecológicos”, añade Martín.
Por otro lado, la buena acogida de las alternativas vegetales a las leches y los yogures se debe a que “muchos omnívoros toman leche o yogur vegetal, porque les gusta el sabor o les sienta mejor que la leche. El beneficio es muy racional, medible”.
Natalia Echiburu, médica del CAP Casanova (CAPSBE) y una de las autoras del estudio del Clínic explica que “los resultados refuerzan la idea de que la alimentación no es solo una cuestión de nutrientes: refleja valores, contexto vital y bienestar emocional. El análisis pone de manifiesto que la capacidad de seguir una dieta determinada, como el vegetarianismo, no depende exclusivamente de la voluntad personal, sino que está profundamente condicionada por factores como la situación laboral, el nivel educativo o la disponibilidad de una red de apoyo familiar. Además, deben considerarse los condicionantes económicos, como el acceso a alimentos frescos o el coste de los productos sustitutivos, especialmente en dietas que excluyen la carne y los derivados animales.
Estudio IDIBAPS
Los factores emocionales y de salud mental también influyen en nuestras decisiones alimentarias, según un estudio del Cínic
Según la doctora Echiburu, “también es fundamental tener en cuenta los factores emocionales y de salud mental que pueden influir en las elecciones alimentarias. La alimentación puede reflejar el sentido de control, la identidad personal o el bienestar emocional de una persona, y estos aspectos son especialmente relevantes cuando se habla de cambios o restricciones en la dieta”.
