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“Tuve un año de depresión tras jubilarme, me decía ‘¿y ahora qué hago?’, así que tuve que reinventarme”: el auge de la jubilación activa, cobrar la pensión y seguir trabajando

Longevity

La jubilación activa permite compatibilizar el cobro de la pensión con una actividad profesional, una alternativa que gana terreno en un sistema que busca ser sostenible

Matilde Hervella. 

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Chema Lapuente tiene 66 años. Ha sido autónomo buena parte de su vida y, aunque tiene años de sobras cotizados, al llegar a los 65 y ver lo que le quedaba de jubilación, lo tuvo claro: “Vi la miseria económica que me esperaba y como me encuentro bien y tenía un trabajo que me gusta, decidí solicitar la pensión y continuar con mi empresa”. Se acogió a lo que se llama jubilación activa. Y, en su caso, implica cobrar de momento un 50% de lo que le corresponde y poder mantener los ingresos que genera con su actividad.

Es una posibilidad que existe en España desde 2013, pero el 1 abril de este año, entraron en vigor nuevas medidas y requisitos del gobierno para compatibilizar el cobro de la pensión con un trabajo, ya sea por cuenta ajena, a tiempo completo, parcial o bien por cuenta propia. El objetivo es doble: fomentar el envejecimiento activo e intentar garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones. Un sistema sobre el cual ya alertó hace unas semanas la Autoridad Independiente y de Responsabilidad Fiscal, indicando que el gasto crecerá por encima de lo previsto (3,4 puntos del PIB hasta 2025, frente a los 3 puntos estimados hace dos años). De momento, el gobierno ha decidido encargar un informe adicional que tendrá que estar listo el 1 de junio de 2026 para evaluar de nuevo la situación.

Así funciona la jubilación activa

Chema ha sido periodista toda su vida, dirigió un programa en una emisora estatal durante 10 años y ha colaborado con muchos medios sobre el mundo digital. En 2006, junto al periodista David Readman, abrieron el portal tuexperto.com. Y llegó el día que cumplió 65. “Pensé que había trabajado mucho durante toda la vida, pero me parecía aburrido no hacer nada y me gustaba mi día a día. Así que decidí seguir mi carrera como empresario”. Se informó, hizo cálculos y estudió cuál era la mejor opción.

“Cuando alguien se acerca a la edad de jubilación es conveniente que acuda al Instituto de Seguridad Social para informarse de cuántos años tiene cotizados y cuánto le quedará de pensión –nos avisa José Miguel Mestre Vázquez, abogado laboralista y socio de Sagardoy–. Y con toda la información, tomar la decisión de qué se quiere hacer. La administración ofrece las fórmulas de jubilación parcial, activa y flexible para permitir mantenerse activo laboralmente a quien lo desee según su situación y ayudar también a mantener el sistema de pensiones”.

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Ahora mismo, en España para el año 2025, la edad legal de jubilación ordinaria es de 66 años y 8 meses en caso de contar con menos de 38 años y 3 meses cotizados. Para los que superen este tiempo de cotización, se pueden jubilar con 65 años con la Ley anterior a la Ley 27/2011. “La novedad –nos explica el abogado– es que, ya no es necesario alcanzar el 100% de la base reguladora. En caso de querer acceder a la jubilación activa, se podrá realizar cumpliendo el periodo mínimo de cotización necesario de 15 años cotizados, eso sí, debiendo estar 2 de ellos dentro de los últimos 15 años. Esto tiene una especial incidencia desde la perspectiva de género, ya que favorece a colectivos que durante años no han cotizado o han tenido una carrera laboral más corta o intermitente. Ahora se pueden adherir también a esta posibilidad de mantenerse activos y tener más ingresos”.

“El porcentaje de la pensión en jubilación activa se flexibiliza pasando de un porcentaje fijo (50%) a una escala gradual en función de los años de demora en acceder a la pensión. Por cada año que se trabaje después de la edad a la que corresponde jubilarse, se cobra un mayor porcentaje de esta pensión si se demora el acceso a la jubilación. Con un año de demora se cobrará el 45% más lo que se ingrese de salario, con dos años, el 55%, y así sucesivamente hasta llegar al 100% el quinto año”, explica Mestre Vázquez. Otra de las novedades es que se permite compatibilizar este acceso a la jubilación activa con la percepción del complemento por demora de la edad legal de jubilación, “por lo que mientras se esté activo, se genera un pequeño porcentaje adicional cada año que se sumará a la pensión final”.

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José Miguel Mestre Vázquez,Abogado laboralista
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En el caso de los autónomos, si tienen un trabajador contratado de modo indefinido, los beneficios son mayores. No es la situación de Chema, que, si bien es cierto que cuenta con cuatro empleados, están contratados por la empresa. Se queja este periodista de cómo el estado ha tratado precisamente a los autónomos. “Históricamente, se nos ha tratado muy mal. Durante años he pagado entre 400 y 500 euros de autónomos y ahora me tocan poco más de 1.000 de pensión. Hay gente que no ha cotizado y el importe de la compensatoria se acerca a lo que me corresponde a mí. No tiene lógica”. Ahora cobra una pensión y sigue pagando autónomos para poder trabajar, además de tributar por lo que ingresa.

Los datos indican que los autónomos perciben una pensión media de jubilación un 39,4% inferior que la de los asalariados. Según cálculos que recoge la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos, este colectivo puede ingresar unos 1006,23 euros al mes de media por jubilación, mientras que los trabajadores del Régimen General cobran 654,86 euros más.

Pese a las quejas, Chema Lapuente dice que le compensa. Y está muy contento con su día a día: “Voy a trabajar cada mañana, pero hace tiempo que no me pongo el despertador. ¡Soy el jefe, y muy viejo! Si llego a las 10, pues llego a las 10. Siempre he trabajado mucho más de 8 horas, y ahora trabajo mucho, pero a mi ritmo”. 

Chema Lapuente, periodista. 

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Profesor universitario a los 81

Según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Pensiones, en el mes de junio había algo más de 70.000 personas de alta en alguna de las distintas modalidades de jubilación activa. Otro de los casos es el de José Luis García Delgado, actualmente catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Nebrija. Trabajó durante 50 años en la Complutense y se jubiló a los 70, que es la edad de jubilación forzosa de cualquier profesor de cuerpos docentes universitarios. Fue emérito durante 3 años y después, la universidad pública ya no podía ofrecer la posibilidad de continuar. Tuvo que pasar al sector privado y encontró una posibilidad de seguir ejerciendo en la Universidad de Nebrija. 

Tiene 81 años y asegura que “a los 70 hay muchos profesores que están en una plenitud de recursos intelectuales y con fuerza física para seguir aportando conocimientos y criterio. Y esto no se puede perder. En las universidades norteamericanas lo tienen clarísimo. Mientras haya profesores en buenas condiciones para seguir aportando, hay que aprovecharlo”. Desde hace ocho años, cobra el 50% de la pensión que le corresponde para poder seguir ejerciendo. Y asegura que no tiene intención de dejarlo: “Mientras me encuentre con ganas y con fuerzas, y quienes reciben mis servicios lo consideren adecuados, seguiré. Es un trabajo que me gusta, es creativo y me exige continuar aprendiendo constantemente”.

A los 70 hay muchos profesores que están en una plenitud de recursos intelectuales y con fuerza física para seguir aportando conocimientos

José Luis García DelgadoCatedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Nebrija

José Luis García Delgado.

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Actualmente, es profesor de monográficos, da conferencias, y hace también presentaciones. “Madrugo mucho y siempre hago una buena caminata, alrededor de una hora, que es estupenda porque es saludable. En soledad, además, se le ocurren a uno muchas cosas”, nos dice. “Y trabajo cada día entre 7 y 8 horas”. Es director, además, del Observatorio Nebrija del Español, titular de la Cátedra Fundación ‘la Caixa’ Economía y Sociedad, y el año pasado recibió el premio ‘Valor Añadido’ de la Fundación Transforma, que reconocen el talento senior. Hace solo unos meses fue también el encargado de preparar el discurso de elogio a Pablo Hernández de Cos, exgobernador del Banco de España y director, desde el 1 de julio, del Banco Pagos Internacionales, que recibió la distinción de doctor honoris causa por la Universidad Nebrija.

Aprovechando que José Luis García Delgado es catedrático de economía, le preguntamos también sobre su visión del sistema de pensiones español. “Es un sistema generoso que necesita retoques, pero con consenso, no se puede actuar de manera partidista. Cada vez habrá más personas que serán acreedoras de pensión. Personas que han dedicado mucho tiempo de su vida a aportar trabajo, y tienen derecho a percibir luego estos ingresos”. García Delgado tiene claro, también, que hay que empezar a subir la edad de jubilación, sobre todo en casos como el que él conoce, el del mundo universitario. “En la generación de mis padres, a los 60 eran ancianos. Afortunadamente, en mi generación, somos mayores y no ancianos”. 

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“Una vez jubilada, haces lo que realmente te gusta”

Matilde Hervella tiene 70 años y admite que es “un caso atípico”. “En mi entorno –explica– quien no tiene un mal, tiene otro. Pero yo me encuentro bien, siempre me han echado diez años menos y ahora, mientras la gente de mi edad habla de dolencias, nietos o según que problemas, yo voy bastante por libre”. Ella ha sido periodista y funcionaria. Pero antes de entrar en la administración, en el año 1979, estudió artes y oficios en la Llotja de Barcelona. “Siempre me habían gustado las manualidades, pero entré en un trabajo de oficina sabiendo que ese no era mi lugar. Era cómodo y es lo que me tocó”. Pidió la jubilación a los 60, porque ya llevaba 42 años cotizados. 

La pidió porque quería, pero dejar de trabajar, al principio, no le sentó demasiado bien. “Tuve un año de depresión, de decir ¿y ahora qué hago? ¿Cómo ocupo mi tiempo? Siempre había sido muy activa y me tuve que reinventar”. Pero la pandemia lo cambió todo. “Descubrí unos trabajos que se hacían con resina y tuve curiosidad para aprender. Contacté con la chica que lo llevaba, pero solo hacía cursos en Madrid. Un día vino a Barcelona y me apunté. Las otras compañeras tenían toda la intención de profesionalizarse, pero en mi caso no lo contemplaba en ese momento”. Pero pasó el tiempo, Matilde mejoró su técnica y empezó a recibir encargos: primero de su entorno y luego ya de futuros clientes.

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“Cuando me di cuenta de que la gente pagaría por mis encargos tuve claro que había que dar un paso adelante. Hablé con mi gestor y me asesoré sobre todo lo que había que hacer”. Matilde Hervella pinta con resina escenas marinas y tiene cuenta en Instagram bajo el nombre de ResinArt. Nos explica que vende en ferias, sobre todo en verano y en la costa catalana, así que es un trabajo muy estacional. Y aunque lo hace por placer, sí que se tiene que organizar para entregar en plazo todos los encargos.

Cuando tiene tiempo, Matilde viaja. “Normalmente sola, y nunca con viajes organizados, ni tampoco cruceros. He estado en muchos sitios y me encanta meterme por todos los lugares, así descubro muchas más cosas. Siempre digo que, si me tienen que echar, ya me echaran”. El profesor José Luis García Delgado aprovecha siempre que puede para caminar. Antes hacía atletismo, pero los médicos ahora se lo desaconsejan. Mientras tanto, Chema Lapuente trabaja en sus ratos libres en la grabación de un disco. Dice que sabe que será malo, pero que lo pondrá en Spotify. “Aquello de decir ‘me jubilo y no hago nada’… ¿Pero qué vida es esa?”.

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