Cómo saber si se te ha roto la bolsa y hay pérdida de líquido amniótico durante el embarazo

Salud en el embarazo

Reconocer la rotura de la bolsa es crucial para una actuación lo más rápida posible

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La pérdida de líquido amniótico es un gran riesgo en el embarazo

La pérdida de líquido amniótico es un gran riesgo en el embarazo

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Durante el embarazo, la rotura de la bolsa amniótica, conocida comúnmente como “romper aguas”, es un signo claro de que el nacimiento del bebé está cerca. Sin embargo, no siempre es fácil distinguir este hecho de otras posibles fuentes de humedad, como pérdidas de orina. Es de vital importancia identificar si se ha producido una pérdida de líquido amniótico, para ello nos hacemos eco de la opinión profesional sobre maternidad y salud de referentes como Natalben y iNatal.

Lo primero es entender que la bolsa amniótica es un saco compuesto por dos membranas: el corion y el amnios. Esta estructura protege al feto y contiene el líquido amniótico necesario para su desarrollo. La rotura puede presentarse de forma franca o por fisuras más pequeñas. La rotura franca implica una salida súbita y abundante de líquido que empapa rápidamente la ropa y es fácil de identificar. Este fenómeno se le denomina comúnmente como “romper la fuente”. Por otro lado, las fisuras de bolsa se manifiestan como pequeñas pérdidas que pueden confundirse con flujo vaginal o escapes de orina.

Signos y protocolos en caso de rotura

Es aconsejable prestar especial atención al color del líquido. Si es transparente y la embarazada ya está cerca de dar a luz, se puede acudir a urgencias sin mucha prisa, ya que lo más probable es que el parto inicie en las próximas horas. Sin embargo, si el líquido es amarillo, verdoso o oscuro, se debe buscar atención médica de inmediato, ya que podría indicar la presencia de meconio, una sustancia que podría poner en riesgo al bebé. También la madre debe acudir al médico si presenta síntomas como fiebre o taquicardia después de una pérdida de líquido.

En muchos casos, las contracciones comienzan tras la rotura de la bolsa, pero no siempre es así. Si la mujer no experimenta contracciones tras 12 a 24 horas de haber roto aguas, el equipo médico puede optar por inducir el parto para minimizar riesgos de infección. Ya que la rotura de la bolsa interrumpe la barrera protectora entre el útero y el entorno externo, por lo que, en algunos casos, se administra antibiótico profiláctico a las 12 horas si no se inicia el parto.

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Una rotura de la bolsa antes de las 37 semanas se considera prematura y requiere una atención médica especial. Cuando la rotura ocurre después de la semana 34, generalmente no se busca frenar el parto, ya que los riesgos de continuar el embarazo superan los posibles beneficios. No obstante, una rotura antes de esta etapa puede acarrear complicaciones tanto para la madre como para el bebé, por lo que la decisión sobre el tratamiento dependerá del estado específico de la paciente y la viabilidad del feto.

El conocimiento sobre los signos y los protocolos de actuación puede marcar la diferencia en la experiencia del parto. Acudir a un profesional para confirmar la rotura de la bolsa y recibir orientación personalizada es esencial para la seguridad tanto de la madre como del bebé.

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