Todo lo que debes saber sobre los espasmos del sollozo en bebés

Salud

Una caída o un susto puede provocar estos episodios y es importante que los padres mantengan la calma en todo momento

Cuándo hay que dejar llorar a los bebés

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Los espasmos del sollozo son más frecuentes en niños de dos años.

CC0

En torno al 5% de los niños sanos puede sufrir un espasmo del sollozo, según los datos de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria. Se trata de episodios que se desencadenan a causa de una emoción fuerte, como pueden ser un susto o un enfado. Lo que sucede a continuación es que el niño deja de respirar de manera repentina, esto incluso puede provocar el desmayo en algunos casos. El espasmo del sollozo suele ocurrir entre los seis meses y los cinco años, aunque los expertos destacan los dos años de edad como la etapa más frecuente para que esto suceda. A menudo se asocia a cuando el bebé no para de llorar, pero también se da en otras circunstancias.

Si se habla sobre el espasmo del sollozo, hay que diferenciar entre dos tipos. El primero de ellos acontece después de un golpe o caída o de una rabieta o llanto, tras el cual, el niño realiza una espiración forzada y, seguidamente, deja de respirar. Algunos niños pueden sufrir convulsiones o perder la consciencia, a este se le conoce como el espasmo del sollozo cianótico. En cambio, cuando el suceso es algo doloroso, un susto o un sobresalto que provoca el desmayo en los niños, se trata de un espasmo del sollozo pálido, menos frecuente que el anterior.

¿Qué hacer ante los espasmos del sollozo y cómo prevenirlos?

La primera reacción de los padres ante esta situación resulta clave, ya que hay que tratar por todos los medios de mantener la calma y no dejarse llevar por la agitación o el nerviosismo. La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria asegura que los espasmos del sollozo en niños se resuelven por sí solos en tan solo unos pocos segundos y sin que exista una repercusión posterior. Y, sobre todo, no hay que zarandear ni gritar al niño, así no se va a resolver el espasmo y, además, este comportamiento sí podría tener consecuencias en el menor. “Tampoco es necesario realizar maniobras de reanimación”, según puntualizan los especialistas.

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¿Esto significa que no hay que preocuparse por los espasmos del sollozo? Normalmente, no. Sin embargo, existen ciertas situaciones en las que sí habría que intervenir y consultar a un profesional médico. Por ejemplo, si el niño es menor de seis meses o si tarda en recuperarse más de cinco minutos. También en el caso de que el episodio tenga lugar sin una causa clara o si el menor no termina de estar recuperado del todo tras el espasmo.

Estos espasmos del sollozo no se pueden prevenir, dado que su origen es involuntario. No obstante, algunos niños podrían comenzar a usarlos en su beneficio si perciben que son recompensados, por ejemplo, como método para evitar las reprimendas de sus padres. “Es importante, a pesar de lo angustioso del cuadro, continuar corrigiendo su comportamiento y no ceder ante las rabietas”, zanja la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.

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