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Laura Arnaiz, psicóloga:“Decirle a un hijo ‘puedes hacerlo’ no significa garantizarle el éxito”

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 La profesional especializada en infancia y juventud, Laura Arnaiz, advierte del riesgo de educar  bajo la presión del éxito y la comparación constante

La psicóloga Laura Arnaiz está especializada en infancia y juventud

Cedida

Prestando atención a las respuestas de la madrileña Laura Arnaiz (1996), psicóloga especializada en población infanto-juvenil y en terapia familiar sistémica, directora del centro de psicología, Ikigai desde AMAE (Móstoles), es evidente que ama lo que hace y que el proyecto de sacar adelante su centro, en el se ha volcado desde hace años, la llena por completo y es por lo que desea trabajar y mejorar a diario.

Arnaiz considera que en una época donde se le da mucha importancia a los triunfos y la notoriedad, y socialmente se mide con frecuencia lo que cada uno consigue, puede incluso resultar comprensible que los padres den más valor a los logros académicos de sus hijos. No obstante, sostiene la idoneidad de ser honestos. “Ayuda que los padres hablen a sus hijos de sus propios fracasos”, añade con convicción. Para la experta, una de las claves está en compartir para ayudarlos: “Si nunca compartimos estas experiencias con ellos, lo que interpretan es que mamá y papá nunca fallan, por lo que, para buscar la aprobación, el amor, ellos tampoco deben equivocarse”, resalta.

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Con experiencia en el ámbito de la psicoterapia, ha trabajado con personas de todas las edades -pese a como dice represente un desgaste emocional y físico por estar expuesta constantemente al dolor- ayudándolas a comprender que poner palabras a lo que duele es un paso decisivo para no quedarse atrapado en el malestar.

¿Por el bienestar mental de los niños y jóvenes, habría que dar más valor al proceso que a los resultados?

Desde luego que sí. El procedimiento acertado tiene más que ver con lo que eres, con cómo enfrentas las cosas, con el esfuerzo, la constancia y el aprendizaje, entre otros aspectos. Si nuestro foco de atención está más en eso que en las victorias, favorecemos en los niños la motivación intrínseca y, en consecuencia, un autoconcepto más realista y una autoestima más saludable.

¿Piensa que en general los menores saben que pueden fallar o pueden tener miedo a defraudar a sus padres?

Crianza hijos

Getty Images

La mayoría de los niños no saben que pueden errar, o al menos, no lo sienten así emocionalmente. Por mucho que se lo repitamos, la sensibilidad que existe hacia el vínculo con las figuras de referencia hace que estén muy pendientes de si la atención o el cariño varían según lo que hacen o dicen. Además, existe una idealización hacia los padres que hace que busquen siempre su aprobación y amor incondicional.

¿De qué modo se puede ayudar a los hijos a que adquieran más autoestima?

Si hay algo que repito mucho en terapia es que los niños se construyen a través de nuestra mirada. Diría que lo más importante es la forma en que los vemos (por ejemplo, si son capaces de hacer algo o nosotros mismos dudamos de su capacidad), los escuchamos (dedicándoles tiempo real y de calidad) y los validamos (reforzando que lo que sienten es auténtico).

Se suele decir bastante a los hijos eso de “tú puedes” o “lograrás lo que te propongas”. ¿Eso puede suponer una carga difícil de afrontar para ellos si finalmente no sale bien?

Decirle a un hijo “puedes hacerlo” no significa garantizarle el éxito, por lo que es importante matizar este tipo de afirmaciones para evitar frustración y culpa si las cosas no salen como esperamos. Dar permiso para equivocarse y ser objetivos nos va a permitir acompañar a nuestros hijos desde un lugar mucho más empático y respetuoso, con frases como “confío en ti y te acompaño pase lo que pase”.

La mayoría de los niños no saben que pueden errar, o al menos, no lo sienten así emocionalmente

Laura Arnaiz

¿Cómo afectan las expectativas demasiado altas en el hijo?

Cuando las expectativas que ponemos en los menores no se ajustan a la realidad, la probabilidad de fracaso es mucho mayor. Si este patrón se repite a lo largo del tiempo, puede darse el fenómeno conocido como “indefensión aprendida”, en el cual una persona deja de intentar algo al aprender que, haga lo que haga, no sirve para nada. Esto genera desmotivación, pasividad, culpa y baja amor propio.

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¿De qué manera pueden los padres trabajar la aceptación cuando lo que alcanzan sus hijos no coincide con lo que imaginaban o ha ido mal?

La respuesta a esto es bastante compleja, así que me centraré en las dos cosas que más suelo trabajar en terapia. Por un lado, la importancia de revisar la propia expectativa, si es realista o no y si es nuestra o de nuestro hijo (a veces esperamos triunfos para evitar que se expongan al fracaso y, por lo tanto, al dolor). Y relacionado con esto, la propia tolerancia al malestar y al sufrimiento de nuestro hijo, que en ocasiones hace que nos centremos en “solucionar” y no en “acompañar”.

¿Cree que preparar a hijos desde pequeños para los fracasos puede ayudarlos a angustiarse menos?

Partiendo de la base de que es imposible evitar el dolor, normalizar el error, el fracaso, el fallo y la imperfección, ayuda a que el sufrimiento de los niños y jóvenes sea más conveniente. Si desde pequeños aprendemos que el hecho de que las cosas salgan de una manera diferente a lo que esperamos es solo una opción más del proceso, llegaremos a disfrutar más del camino.

Es importante que los niños y niñas sepan que se pueden equivocar

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¿Es un error comparar a los hijos con otros a los que les ha ido algo mejor?

Aunque en ocasiones no se hace de forma malintencionada, hacerlo genera presión, sentimientos de inseguridad y emociones como la rabia o la vergüenza, entre otros. Es importante recalcar que cualquier tipo de comparación (y a cualquier edad) siempre invalidará la propia realidad, identidad y desarrollo.

Las redes sociales pueden ser un medio donde los críos se comparen y sufran. ¿Qué habría que contarles sobre lo que suele publicar u omitir la gente?

Si durante la infancia fomentamos el pensamiento crítico, reflexivo y emocional, el inicio y manejo de las redes sociales será un poquito más adaptativo. Aun así, es importante incidir en que no todo lo que ven en redes es cierto, que la gente decide lo que quiere mostrar y lo que no, que es importante cuidarnos si las redes nos hacen sentir mal y que la verdadera validación viene de la vida real.